Ecuador y México, pueblos hermanos
Algo que hay que tener claridad en la situación de la invasión a la embajada de México por la policía en la ciudad de Quito, el pasado 5 de abril de 2024. Acción punitiva que fue ordenada por el gobierno del presidente Daniel Noboa y su gabinete de secretarios. Para nada intervino y apoyó el pueblo de Ecuador. Muy por el contrario, los amplios sectores de jóvenes, trabajadores, amas de casa, estudiantes, profesionistas, campesinos, profesores, pequeños y medianos comerciantes y empresarios, son los que han repudiado esa acción vandálica que pareciera estar organizada por los choneros (grupo de narcopandilleros y delincuentes que azotan a los ciudadanos ecuatorianos).
Pero más bien la ciudadanía ecuatoriana, mexicana, latinoamericana y mundial, quedó enormemente sorprendida por la acción delincuencial del gobierno de Daniel Noboa. Mandatario nacido en Miami, que recientemente salió de Ecuador para ir a Florida, seguramente para recibir asesoría y órdenes de la llamada Mafia Cubano-Americana, que es el actor principal que dirige a la ultraderecha latinoamericana. Intempestivo abandono de las tierras de su país, en un momento en el que como cascadas diversos gobiernos y organizaciones de nuestra América, Europa y de los propios Estados Unidos, condenaron la agresión contra la embajada de México y el secuestro del ex vicepresidente Jorge Glas Espinel, el cual fue llevado a una prisión de alta seguridad (La Roca), ubicada en la ciudad de Guayaquil. Hay que recordar que Glas en distintas ocasiones ha sido liberado frente a las falsas acusaciones en su contra. No existiendo reales pruebas de supuestos delitos. Sin embargo, ha tenido que pagar el costo de los gobiernos anticorreístas que han llegado al poder, tales como el de Lenin Moreno, Guillermo Lasso y ahora Daniel Noboa. Pero también Glas ha recibido a la par de la represión gubernamental, más de 70 amenazas de muerte. En México nación de acogida de miles de refugiados, exiliados y asilados a lo largo de su historia, les otorgó asilo político a distintos miembros del gobierno del presidente Rafael Correa (2007-2017) y dirigentes en el exilio del Movimiento Revolución Ciudadana como a Ricardo Patiño (excanciller del Presidente Rafael Correa); Carlos Ochoa (ex superintendente de Comunicación de Ecuador); Walter Solís (ex ministro de Transporte y Obras Públicas); Galo Mora (ex secretario particular de Correa); Viviana Bonilla (ex vicepresidenta de la Asamblea Nacional); Fernando Alvarado (ex secretario nacional de Comunicación); Gabriela Rivadeneira (ex presidenta de la Asamblea Nacional); Carlos Viteri; Soledad Buendía, Edwin Jarrín (ex jefe del despacho presidencial de Rafael Correa) y Luis Molina quienes en enero de 2020 partieron de Ecuador junto con sus familias y recibieron asilo político.
Así, el pasado 10 de abril, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo que se ha distinguido por su conservadurismo y con 29 votos a favor, uno en contra (Ecuador) y una abstención (El Salvador), resolvió condenar al gobierno de Noboa por la intervención policiaca de la embajada de México en Quito.
Recordemos que en años recientes el gobierno mexicano otorgó asilo a diversos actores políticos latinoamericanos. Destacan recientemente en el caso de Bolivia, tras el golpe de Estado en esa nación, el expresidente Evo Morales y el actual mandatario Luis Arce Cotacora en 2019, así como a varios funcionarios bolivianos que junto con sus familias México les otorgó asilo y lograron salvoconductos para viajar a la patria de Benito Juárez. De igual manera en 2022 la familia del presidente del Perú, Pedro Castillo (su esposa Lilia Paredes Navarro y sus dos hijos), recibieron asilo y protección de México. Incluso al embajador mexicano en Perú, Pablo Monroy Conesa, el gobierno golpista de Dina Boluarte, lo declaró persona non grata, dándole 72 horas para abandonar suelo peruano. Situación semejante que el gobierno de Daniel Noboa le aplicó a la embajadora de México en Ecuador, la maestra y estimada amiga nuestra en la UNAM, Raquel Serur. Con lo cual en el marco de todos estos hechos de violación a las normas de la diplomacia internacional, fue como el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), correctamente rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de Noboa. Actitud y solidaridad en la que el gobierno de Nicaragua, también canceló sus relaciones con el gobierno ecuatoriano el 6 de abril. Esa acción diplomática sandinista se inserta en un contexto donde Managua ha dado refugio al expresidente panameño Ricardo Martinelli (2009-2014), el cual se encuentra desde hace dos meses refugiado en la embajada de Nicaragua en Panamá. Recordemos que el gobierno nicaragüense había retirado a su embajador en Ecuador, en 2020, cuando en la sede de la embajada de Ecuador, el expresidente Lenin Moreno, eliminó el refugio a Julian Assange en Londres y le entregó a la policía británica al periodista australiano. Política que los gobiernos derechistas de Ecuador hasta nuestros días han seguido desarrollando. De ahí que la postura de México ha sido congruente con la tradición de la política exterior que se ha destacado siempre con la congruencia del derecho de asilo a todo perseguido político. Lo cual se refrenda con la certera afirmación del presidente López Obrador: “…nosotros somos juaristas, nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho. Esto para los hermanos ecuatorianos, que son nuestros hermanos, para que no haya nada que temer. Y como siempre lo decimos: No somos iguales, no somos autoritarios, no somos fachos, no pensamos que los problemas se resuelvan con el uso de la fuerza”.
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