Gaza: las bombas que pagamos, las bombas que callamos
Rebelión/Ecologistas en Acción
Ecologistas en 
Acción condena el comercio de armas con Israel y la complicidad del 
Gobierno español ante la ofensiva militar contra la población civil de 
Gaza.
La ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza 
amenaza con batir récords de impunidad pese a la muerte de civiles, el 
bombardeo de instalaciones protegidas por el derecho internacional y uso
 de material bélico de efectos devastadores. Ecologistas en Acción, como
 organización antimilitarista, condena el comercio de armas que el 
Ejecutivo español mantiene con Israel y repudia la falta de acciones 
efectivas por parte de ese mismo Gobierno para detener la ofensiva. El 
silencio también es cómplice.
El número de muertos y heridos en 
Gaza no para de aumentar. No es de extrañar cuando las bombas caen sin 
cesar en un terreno de apenas 360 kilómetros cuadrados en el que viven 
más de 1,8 millones de personas sin ninguna posibilidad de huida. No hay
 lugar seguro cuando los blancos de bombardeos también son hospitales, 
ambulancias y escuelas de la ONU en las que se refugian ya más de 
170.000 personas. El castigo colectivo al que se ven enfrentados los 
habitantes de Gaza supera cualquier límite marcado por la legalidad 
internacional y por la ética más básica.
La defensa de la vida de 
la población civil de ambos bandos debe estar siempre por encima de todo
 conflicto u ofensiva. También en este caso, en el que la desproporción 
de fuerzas es tan evidente como la superioridad armamentística de 
Israel.
En 2013 España exportó a Israel 4,9 millones de euros en 
material de defensa, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio.
 A pesar de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asegura que 
esos materiales no se emplean contra la población de Gaza, resulta obvio
 que cualquier equipamiento destinado al Ejército contribuye en una 
ofensiva de las dimensiones de "Pilar Defensivo".
Lo que también 
tiene una relación directa con lo que ocurre en Gaza en la actualidad, 
es la exportación de las armas que Israel vende con la marca "Tested in 
Combat" (probado en combate). La eficacia de sus drones y misiles está 
verificada en el trabajo diario de un ejército que mantiene una 
ocupación militar de los territorios palestinos y lanza ofensivas 
periódicas. La ocupación se convierte en negocio.
En el periodo 
comprendido entre 2003 y 2012, España compró equipamiento militar a 
Israel por valor de 115 millones de euros. El año que viene 
probablemente todos los contribuyentes pagaremos las bombas que ahora se
 lanzan sobre Gaza.
Las mismas autoridades españolas que autorizan
 las importaciones ante lo que ocurre estos días guardan un silencio 
ante lo que ocurre en la franja, que solo ha sido interrumpido por 
tímidas condenas y comunicados en los que se busca una equidistancia que
 llega a resultar obscena.
El Gobierno español se alinea junto a 
la gran mayoría de Ejecutivos occidentales en una inacción que se 
convierte en cómplice. Las peticiones de alto el fuego resultan 
insuficientes. Los gobiernos se separan cada vez más de una sociedad 
civil que reclama en las calles la vuelta del sentido de la humanidad.
Ante
 la falta de acciones por parte de la clase dirigente, la gente debe 
tomar la iniciativa siguiendo la llamada al Boicot Desinversiones y 
Sanciones (BDS) lanzada por organizaciones de la sociedad civil 
palestina con el apoyo de cientos de grupos en todo el mundo. Asimismo, 
Ecologistas en Acción reclama la suspensión del Acuerdo de Asociación 
entre la Unión Europea e Israel, que además facilita la importación de 
productos fabricados en territorios palestinos ocupados.
 
 
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