LA LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA O EL ESTADO POLICIAL DEL PP
Por Isabel Haro Soler
El consejo de ministros, aprobó, el 
pasado 11 de julio, el proyecto de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, 
más conocida como “Ley Mordaza”. Como ya es costumbre, los poderes del 
régimen utilizan el verano para dar un golpe traicionero a los derechos 
ciudadanos. Esta vez se trata de coaccionar la alta actividad ciudadana 
que se viene desplegando en los múltiples movimientos de protesta 
desarrollados intensamente, día tras día, en todas las calles de las 
principales ciudades españolas.
Se trata de una nueva agresión a la 
ciudadanía. No contentos con prevaricar haciendo un uso perverso de su 
mayoría electoral, y por tanto, instrumentalizando a su electorado, para
 legislar contra los trabajadores/as, contra los desempleados/as, contra
 las mujeres, contra los niño/as, contra los adolescentes, contra los 
estudiantes universitarios, contra los mayores y discapacitados; contra 
todos y todas; y sólo a favor de las grandes oligarquías financieras y 
grandes empresarios. El equipo de gobierno de Rajoy, se convierte en 
servidor y beneficiario de los intereses neoliberales del ciego, sordo y
 voraz sistema económico capitalista.
Este gobierno, después de maltratar a 
toda la población, a base de recortes y precarización, ahora también 
quiere callarnos, reducirnos, acongojarnos con su estrategia del miedo a
 las multas y las sanciones administrativas. Llevan tres años – largos y
 angustiosos años para nosotros, los que nos hemos mantenido en la calle
 incansablemente- desoyendo nuestra voz, impasibles, y, a veces, hasta 
cruelmente sonrientes, ante nuestra enorme indignación y protesta.
Ahora, en un estoque final de su 
legislatura, quieren también imponernos una ley represora, que limita el
 derecho de reunión y manifestación pacífica y espontánea. Sanciona, 
además, con elevadísimas multas el uso de determinados métodos de 
protesta pacíficos que venían siendo muy fructíferos como formas de 
presión ante las instituciones, así como muy eficaces por su vistosidad 
para generar una sensibilidad ciudadana ante problemas que le afectan 
directamente y por los cuales luchan todo tipo de activistas sociales 
(las protestas de Greenpeace, son un buen ejemplo de ello). Además, esta
 ley otorga a la policía unas facultades excesivas para identificar a 
los ciudadanos y ciudadanas, pues los habilita para detenernos a los 
meros efectos de identificación, cuando anteriormente sólo podían 
retenerte mientras comprobaban tus datos. También sanciona como falta 
grave lo siguiente: Las reuniones o manifestaciones no comunicadas o 
prohibidas en instalaciones en las que se presten servicios básicos para
 la comunidad o en sus inmediaciones, así como la intrusión en los 
recintos de éstas, … cuando se haya generado un riesgo para las personas
 o un perjuicio en dicho funcionamiento. En el caso de las reuniones y 
manifestaciones serán responsables los organizadores o promotores. 
Tomado del proyecto de ley. Así mismo, prohíbe la grabación, por 
cualquier medio, de los agentes y fuerzas de seguridad.
No es una ley de seguridad, en realidad 
es una amenaza para la población. Amparada bajo el aspecto de la 
supuesta legitimidad que le otorga un parlamento tomado por un grupo
político que trabaja intensamente con el 
fin único de garantizar el statu quo de la clase dominante, la clase 
empresarial, la casta militar y clerical y la monarquía de este país.
Por todo ello, desde Republicanos de 
Murcia, rechazamos profundamente esta nueva imposición parlamentaria. 
Condenamos este proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana y avisamos desde 
aquí que no conseguirán aplacar nuestra indignación ni nuestra rebeldía 
ante sus continuas políticas castradoras, impositivas, y en definitiva, 
dictatoriales.
Encontraremos nuevos métodos pacíficos de
 seguir luchando hasta conseguir poner los bienes comunes al servicio de
 la mayoría trabajadora, estudiantes, mayores y la ciudadanía general.
UN GOBIERNO QUE TIENE QUE RECURRIR AL USO
 DE LA AMENAZA Y EL MIEDO PARA SEGUIR IMPONIENDO SUS ANIQUILADORAS 
POLÍTICAS HA PERDIDO TODA LEGITIMIDAD Y SI NO DIMITE O SE DISUELVE POR 
COHERENCIA Y HONESTIDAD DEBE SER EMPUJADO PACÍFICAMENTE POR LA 
CIUDADANÍA FUERA DEL PODER.
Es el momento, entonces, para que 
generemos un vínculo de unión y fuerza entre todos los grupos sociales, 
personas a título individual y los partidos rupturistas con del régimen 
del ’78, capaz de ganar para nosotros los bienes comunes que nos 
pertenecen, administrándolos nosotros de un modo más directo y por medio
 de los mecanismos que genera una DEMOCRACIA REAL Y PARTICIPATIVA.
 
 
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