Victoria de Syriza, pero ¿qué gobierno?. Charles-André Udry
A l‘encontre-La Breche
 Tras la victoria de 
Syriza en las elecciones del 25 de enero de 2015, los titulares de la 
prensa europea el día 26 han sido los siguientes: "La victoria de Syriza
 anuncia un período de agitación en Europa" (El País); "Triunfo de 
Tsipras, terremoto en la UE, todo va a cambiar" (La Republica); "La 
victoria de los izquierdistas griegos plantea un desafío al 
establishment europeo" (The Financial Times). La prensa griega es menos 
categórica. Así, el titular de Kathimerini es: "Syriza se dirige hacia 
un victoria histórica, pero sin mayoría absoluta". Poniendo el acento en
 no haber logrado alcanzar la mayoría absoluta, la prensa griega subraya
 los límites institucionales de la victoria y lo que puede derivarse en 
función de la opción que tome el "comité presidencial" de Alexis 
Tsipras. Y hablando de victoria histórica, subraya un hecho importante: 
la importancia del voto a favor de Syriza no solo en los grandes barrios
 de Atenas o Salónica sino también en las regiones del país, en las que 
históricamente dominaba la derecha a través de sus diversas expresiones 
de una partidocracia familiar y clientelar. 
 Como ha anunciado
 toda la prensa, son 7 los partidos que acceden al parlamento. Los 
resultados (aún no oficiales y definitivos) son los siguientes: 
 
•Syriza: 36,5% – 149 escaños (para la mayoría eran precisos 151. Hay que
 tener en cuenta que el primer partido obtiene 50 escaños de prima) 
 •Nueva Democracia: 27,7% – 76 escaños 
 •Amanecer Dorado: 6,3% – 17 escaños 
 •To Potami (El Rio): 5,9% – 16 escaños 
 •KKE (Partido Comunista): 5,6% – 15 escaños 
 •Pasok: 4,8% – 13 escaños 
 •Griegos independientes (ANEL): 4,7% – 13 escaños 
 El partido Movimiento de los socialistas demócratas, creado 
recientemente por Georges Papandreu, obtiene el 2,4% de votos y, al no 
superar el umbral del 3%, queda fuera del parlamento. 
 Este 
resultado electoral modifica la escena política griega. La campaña de 
Samaras tratando de amedrentar al electorado ha fracasado. Algunos 
sectores burgueses ya habían comenzado a criticarla abiertamente a 
partir del 19-20 de enero. El desplazamiento de la coalición reunida 
alrededor de Samaras hacia la extrema derecha, no solo para captar los 
votos de Amanecer Dorado sino como expresión de las fuerzas que actúan 
en el "Estado profundo" (una fórmula utilizada por la prensa griega para
 caracterizar el régimen de Mubarak) se tradujo en una polarización que 
no ha dado los resultados esperados a la derecha. El editorial del 
diario Kathiremini no duda en utilizar a este respecto la fórmula de 
"politicastros con un ADN del pasado y sucedáneos de clase dominante". 
Para la derecha, la cuestión fundamental ahora es cómo recomponer una 
fuerza política de derecha cuyo núcleo dirigente tenga un perfil de 
"hombres de Estado". 
 Más allá de las consideraciones en torno a 
la campaña de Tsipras y sus respuestas ante los ataques provenientes de 
Nueva Democracia, los resultados de Syriza se pueden definir de forma 
condensada en este fórmula: "el pueblo ha derribado a Samaras". Esta 
dimensión, que expresa el sentimiento de amplias capas populares, es en 
general dejada de lado por los comentaristas políticos, como quedó 
patente en los debates de la noche electoral. Sin embargo, se trata de 
una dimensión que es central y constituye un elemento clave para las 
corrientes de Syriza que, durante la campaña, más trabajaron en los 
ámbitos populares para la victoria de Syriza y los más firmes en exigir 
que los elementos claves del programa de Salónica se apliquen para 
satisfacer las necesidades inmediatas y responder a ese sentimiento de 
haber derrotado al gobierno anterior. Incluso cuando todo ello se ha 
dado en el terreno electoral, debido a que la fatiga de las 
movilizaciones sociales alimentó una forma de delegación 
político-electoral. En la medida en que se tome en cuenta esta realidad -
 o, dicho de otro modo, en la medida que se tome en cuenta el conjunto 
de quienes han luchado para hacer frente a la austeridad y que 
constituyen la columna vertebral del voto a favor de Syriza-, la 
formación del gobierno debería tenerlo en cuenta de la forma socialmente
 más leal, ya que constituye la precondición para avanzar en la 
aplicación de las reivindicaciones de Salónica. 
 Esto plantea la 
cuestión en torno a qué gobierno de coalición. Al no obtener la mayoría 
absoluta, Alexis Tsipras ha comenzado rápidamente, el lunes a la mañana,
 a negociar con los Griegos Independientes, To Potami, etc. La verdad es
 que la cuestión de qué centro de gravedad tendría el gobierno de 
Tsipras también se hubiera planteado en caso de haber obtenido una 
mayoría absoluta. Pero actualmente, la formación de un gobierno de 
coalición traduce de forma más visible la coalición de clases que 
subyace en el terreno político. Con razón, durante un debate en la 
cadena de TVAntena a las 22h del día 25, Antonis Ntavanellos -miembro 
del Comité Ejecutivo de Syriza y de la dirección de DEA (izquierda 
anticapitalista), que ha obtenido dos diputados- ponía el acento en la 
necesidad de formar un gobierno "digno de la dinámica social de origen".
 En esta perspectiva, se dirigía a los miembros del KKE para remarcar la
 responsabilidad que tenían en el caso de que Syriza tuviera necesidad 
de contar con el apoyo de dos o tres diputados. Para él no se trataba de
 alimentar ilusiones en torno a la dirección del KKE [que rechaza 
cualquier acuerdo con Syriza] sino de plantear el problema de la base 
social y de clase de un gobierno efectivamente de izquierda. 
 Los
 dirigentes del KKE, por su parte, no paran de denunciar, de forma 
caricaturesca y poco creíble, la similitud de las posiciones ante la 
austeridad de Nueva Democracia, de To Potami y de Syriza. Esas diatribas
 van de la mano con la satisfacción de haber conservado, a pesar de la 
polarización política en el período electoral, su base electoral 
militante. 
 La orientación desarrollada por Ntavanellos también 
integra un elemento en el que, a veces, se pone poco de relieve: el 
tercer puesto de Amanecer Dorado. En las encuestas a la salida de urnas,
 tomando en cuenta la edad de las y los electores, los resultados eran 
los siguientes: entre 18 y 50 años, el índice de voto a favor de Syriza,
 del 37,9% y de 7% para Amanecer Dorado. Entre las y los estudiantes, el
 30,8% a favor por Syriza y el 5,5% por Amanecer Dorado. Entre la gente 
en desempleo, el 45,3% por Syriza y el 8,8% por Amanecer Dorado. 
 
Por el momento vamos a limitarnos a estas consideraciones en el análisis
 de las elecciones del 25 de enero de 2015 en Grecia. En breve, Syriza y
 sus componentes van a verse confrontados a nuevas pruebas políticas y 
organizativas (relación partido-gobierno). Al igual que lo estarán el 
resto de fuerzas políticas, incluso aquellas absolutamente marginales 
como Antarsya.
Fuente original: http://alencontre.org/
Fuente original: http://alencontre.org/
 Traducción de Viento Sur 
 
 
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