Democracia contra la tiranía financiera
Grecia regresa a los titulares de las 
noticias. Habrá elecciones anticipadas y es probable un triunfo de 
Syriza, el partido de izquierda que ha prometido una renegociación del 
cruel paquete económico impuesto por la troika, Banco Central 
Europeo, Comisión Europea (Bruselas) y el Fondo Monetario Internacional.
 Banqueros y financieros vuelven a temblar de pánico.
El regreso de la pesadilla de la crisis 
en Grecia, con la amenaza de una posible salida del euro, parece 
sorprender a muchos. La razón es que desde hace un año, por lo menos, la
 maquinaria global de propaganda y engaño ha estado machacando el 
mensaje de que la crisis terminó en ese país y que la recuperación ha 
comenzado.
La farsa de la recuperación oculta una 
tragedia y como toda buena tragedia abrió con una mentira. En abril de 
este año la Comisión Europea en Bruselas aprobó un informe de Atenas 
sobre la buena marcha del programa de ajuste impuesto sobre el pueblo 
griego desde 2010. El objetivo era mostrar que la austeridad neoliberal 
por fin estaba rindiendo frutos.
La Comisión señaló que por primera vez en
 10 años Grecia había generado un superávit primario en 2013: es decir, 
los ingresos del gobierno habían sido superiores a los gastos (sin 
contar pagos de intereses o cargas financieras). El superávit primario, 
según las cifras oficiales de Atenas avaladas por la Comisión habría 
sido de 1.5 mil millones de euros o algo así como 0.8 por ciento del PIB
 griego.
Un vocero de la Comisión afirmó jubiloso 
que este resultado demostraba el enorme progreso logrado por Grecia 
desde que se había iniciado el programa de ajuste. El pueblo griego 
podría regresar satisfecho a sus puestos en las galeras para continuar 
remando y generando pagos de intereses como buenos esclavos del capital 
financiero.
¿Realmente se produjo un superávit 
primario en Grecia para 2013? La verdad es que las cifras de Eurostat, 
la oficina europea de estadísticas, muestran un déficit presupuestal en 
2013 de 23 mil millones de euros. Como el pago de intereses alcanzó los 
7.2 mil millones de euros, eso significa que el balance primario arrojó 
no un superávit, sino un déficit de 16 mil millones de euros (o algo así
 como el 8.7 por ciento del PIB).
Las autoridades en Bruselas (con la 
complacencia de funcionarios del Banco Central Europeo y de ministros de
 finanzas de varios países europeos) alteraron la definición común de 
superávit primario. Para alcanzar la cifra positiva de este famoso superávit primario los funcionarios en Bruselas excluyeron varios rubros de gastos del gobierno en el balance primario y, en especial, el gigantesco costo del programa de recapitalización de los bancos. ¡Este programa alcanzó en 2013 el 10.8 por ciento del PIB!
En otras palabras, Bruselas cocinó los 
números para llegar a una cifra falsa. El superávit primario al que se 
llega en 2013 con la manipulación de la Comisión Europea no tiene nada 
que ver con la definición estándar que utiliza la Eurostat.
La troika está empecinada en 
mostrar que el ajuste y la austeridad han funcionado. Pero la realidad 
es otra. Grecia lleva siete años hundida en la depresión. La deuda ha 
seguido aumentando como porcentaje del PIB y es claramente insostenible.
 Ni 20 años de superávit primario permitirán pagar el tributo que ahora 
exigen los bancos. El desempleo se mantiene por arriba de 25 por ciento y
 entre los jóvenes supera 60 por ciento. El tormento del pueblo griego 
no tiene paralelo en la historia de Europa. El fracaso de la austeridad 
neoliberal es absoluto.
El colapso económico y el despiadado 
ajuste impuesto por las autoridades económicas en Europa han conducido a
 una crisis humanitaria en Grecia. Más de la mitad de la población ha 
sido empujada a vivir por debajo de la línea de pobreza. El frío y el 
hambre han regresado como un azote que afecta al pueblo griego como en 
los malos años de la posguerra. Apenas el uno por ciento de los dineros 
del ‘rescate’ han entrado a la economía real del país; el 96 por ciento 
sirvió para rescatar bancos franceses y alemanes y el resto fue para 
apuntalar el sistema bancario y financiero, es decir, para los agentes 
que provocaron la crisis.
Las elecciones en febrero podrían cambiar
 esto al abrir paso a una renegociación basada en el perdón de la deuda y
 en un programa innovador de recuperación del ámbito social. Alexis 
Tsipras y sus asesores económicos ya han anunciado que dejarán de 
aplicar las crueles condiciones de la austeridad neoliberal desde el 
primer día de gobierno. Los pueblos no pueden ser concebidos como 
simples espacios de rentabilidad del capital, ni financiero ni de ningún
 otro tipo.
Las encuestas anuncian una probable victoria de Syriza. Frente a esa perspectiva los ataques de la troika y de la prensa internacional de negocios no se harán esperar para atemorizar al electorado.
 Ellos quieren que el sacrificio del pueblo griego continúe y prefieren 
destruir las instituciones de la libertad y la democracia. Después de 
todo, los vándalos y piratas siempre prefirieron la tiranía por encima 
de la república.
Fuente : jornada.unam.mx
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