Sábado 7 de diciembre
Después del inicio histórico de la huelga general contra la reforma de las pensiones, los "chalecos amarillos" realizan su 56ª jornada de movilización este sábado.
La convergencia entre los chalecos amarillos y el movimiento obrero organizado se vuelve más y más efectiva en algunas ciudades. Frente a ello, los sindicatos de la CGT, con la excepción de París, llaman a converger en las calles.
La jornada número 56 de los chalecos amarillos cae en un contexto profundamente trastornado por el comienzo histórico de la movilización contra la reforma previsional del Gobierno de Emmanuel Macron.
Con casi 1,5 millones de manifestantes, sectores enteros de la economía paralizaron sus actividades, incluido el transporte y la educación, el mundo del trabajo, los chalecos amarillos y, en menor medida, la juventud, realizaron una importante demostración de fuerza contra el gobierno.
Se trata de la más importante huelga en décadas en Francia, que refleja el descontento con la reforma del sistema de pensiones que quiere aplicar el presidente Macron. Este comienzo de movilización no se veía desde 1995 y cambia cualitativamente el equilibrio de poder contra Macron.
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Muchos de los sindicatos ya han asegurado que continuarán la huelga hasta el lunes, mientras que otros como los de la refinerías y ferroviarios discutirán este mismo viernes la continuidad de la huelga.
El paro de transportes se sentirá también durante el fin de semana. Solo circularán entre el 10 y el 15 % de los trenes y, a falta aún de datos precisos para el lunes, la portavoz de la SNCF reconoció que el lunes la situación seguirá "muy perturbada".
Lo mismo ocurrirá en la RATP, donde esta semana terminará igualmente con muy pocas líneas de metro, tranvía y autobús en servicio, y las que sí lo están haciendo a media máquina.
La peligrosa confluencia del movimiento obrero organizado con los chalecos amarillos
El problema que enfrenta Macron es que la huelga es indefinida y podrían prolongarse semanas, quizá hasta las vacaciones navideñas.
El gobierno y los empresarios temen que los trabajadores tomen el ejemplo de los chalecos amarillos, no solo por la radicalización de las formas de lucha, también por la posibilidad de que se supere los estrechos márgenes de acción impuestos por las direcciones sindicales. Además comienzan a surgir ejemplos de coordinación y organización que también desafían los límites que han venido imponiendo las conducciones en los últimos años.
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Frente a este panorama, el Gobierno francés apuesta a ofrecer mínimas concesiones para intentar frenar las protestas y prometió la aplicación progresiva de su proyecto de reforma de las pensiones. con la esperanza de fracturar la oposición, que se manifestará de nuevo el martes.
El primer ministro, Édouard Philippe, aclaró que no va a renunciar a la reforma que unificará los 42 regímenes de pensiones actuales en un "sistema universal" por puntos y con el que los ciudadanos tendrán que trabajar "un poco más", como ya ocurre en otros países. Agregó que esos cambios no hay que hacerlos "brutalmente, con urgencia", sino que su voluntad es que se apliquen "razonablemente, de forma progresiva".
Hizo una mención particular para los beneficiarios de los regímenes especiales de la SNCF y la RATP, que pueden jubilarse a partir de los 52 años en lugar de los 62, que es la edad de jubilación voluntaria en el régimen general. Además, reiteró una promesa de suba salarial a los profesores para compensar la rebaja de las pensiones que resultaría de su paso a un sistema por puntos.
Philippe no quiso dar cifras ni precisiones sobre sus concesiones con el argumento de que todavía habrá una última jornada de concertación con los sindicatos y con la patronal el lunes.
Los anuncios los hará el miércoles a mediodía, tras la segunda jornada de manifestaciones y huelgas intersectoriales que las centrales que se oponen a la reforma convocaron este viernes para el martes.
Un duro ataque, una dura respuesta
La reforma que propone el Gobierno es un nuevo intento de recortar derechos sociales y ajustar las cuentas públicas a costa de los trabajadores. La modificación en el sistema de pensiones propone establecer un “sistema universal” atacando a los 42 sistemas distintos que existen actualmente, que incluyen los llamados “regímenes especiales”. Existen regímenes especiales para la compañía de ferrocarriles públicos (SNCF) y para los transportes públicos de la región parisina (RATP), núcleo duro de las movilizaciones.
Además de los transportes, siete de las ocho refinerías francesas seguían en huelga este viernes y los diarios no pudieron publicar sus ediciones impresas.
Recordemos que el jueves la huelga paralizó sectores estratégicos como el transportes y las refinerías, sino cientos de establecimientos educativos, hospitales, dependencias estatales e industrias. Hubo más de 250 manifestaciones organizadas por los sindicatos, que movilizaron más de 1,5 millones de personas, según el sindicato CGT.
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