Un nuevo informe detalla las brutales políticas israelíes
Amnistía Internacional destaca horrendos testimonios sobre ciudadanos palestinos
Traducido para Rebelión por Germán Leyens |
JERUSALÉN –
La primera bala alcanzó a Samir Awad de 16 años en su pierna izquierda.
Se alejó tambaleando lo más rápido posible, pero fue demasiado lento.
Una segunda bala dio en su espalda izquierda saliendo por el lado
derecho de su pecho. Entonces, instantes más tarde, una tercera bala
penetró la parte trasera de su cráneo y salió por su frente.
Las
balas vivas fueron disparadas por un grupo de soldados israelíes que
protegían una sección de la barrera de separación israelí construida en
tierras de la aldea de Samir en Cisjordania ocupada. El muro ha sido
utilizado por Israel para hacer inaccesibles a los aldeanos grandes
áreas de tierras laborables de la localidad de Budrus.
El
día en que murió en enero de 2013, Samir y sus amigos habían celebrado
el fin del año escolar caminando hacia los cerros a lo largo de un
sendero cercano a la barrera de acero, dijo Ayed Murrar, jefe del comité
de lucha popular de Budrus. Una patrulla del ejército los esperaba
emboscada. A Samir lo atraparon mientras sus amigos huían. Cuando
momentos más tarde logró liberarse, los soldados abrieron fuego.
Un
amigo de Samir, Malik Murrar, quien presenció los disparos, dijo: “¿Qué
distancia puede correr un niño herido? Les hubiera sido fácil
arrestarlo. En su lugar le dispararon por detrás con munición de
guerra”.
La historia de Samir es solo uno de varios
horrendos testimonios de asesinatos de civiles palestinos mencionados en
el informe “Gatillo fácil”, publicado el jueves por Amnistía
Internacional.
La organización internacional de derechos
humanos dijo que la evidencia sugiere que la muerte de Samir fue una
ejecución extrajudicial, lo que constituye un crimen de guerra según el
derecho internacional.
“Cuesta creer que un niño desarmado
pueda ser percibido como un peligro inminente para un soldado bien
equipado”, dijo Philip Luther, director de Amnistía para Medio Oriente y
el Norte de África.
Docenas de muertos, cientos de heridos
El
informe identifica un modelo de conducta de soldados israelíes de
disparar munición de guerra contra palestinos desarmados, a veces cuando
van huyendo. Durante los últimos tres años de estudio de Amnistía,
docenas de palestinos han sido muertos a tiros en Cisjordania y cientos
gravemente heridos. Miles más han sufrido heridas de balas cubiertas de
caucho, y gas lacrimógeno.
La cantidad de víctimas aumentó
dramáticamente el año pasado. 25 palestinos en Cisjordania, cuatro de
ellos niños, fueron muertos por munición viva – más del total en los dos
años anteriores del estudio en conjunto.
Muchos fueron
atacados durante manifestaciones semanales, en su mayoría no violentas,
en más de una docena de aldeas palestinas en Cisjordania contra la
barrera de separación que Israel ha construido sobre sus tierras. El
muro ha significado la confiscación de cientos de hectáreas de tierras
agrícolas de las cuales dependen los habitantes.
Ayed
Murrar atribuyó el aumento de las muertes al temor en el ejército de que
la agitación esté creciendo en los territorios ocupados y que podría
llevar a una nueva intifada, o levantamiento popular, contra la
ocupación.
“Quieren establecer un ejemplo con nosotros
para impedir que otros adopten nuestra forma de protesta masiva contra
la ocupación. Quieren mantenernos sumisos y pasivos.”
El
verano pasado, Nitzan Alon, comandante israelí a cargo de Cisjordania,
advirtió que Israel enfrenta una ola de agitación a menos que las
conversaciones de paz sean reanimadas.
‘Todo tipo de resistencia’
Pero
como las recientes negociaciones mediadas por EE.UU. han fallado, altos
funcionarios palestinos en Cisjordania han llamado a un retorno a “todo
tipo de resistencia” contra Israel, incluyendo protestas populares. El
viernes pasado, se informó que docenas de palestinos fueron heridos por
soldados israelíes disparando balas revestidas de caucho y botes de gas
lacrimógeno contra manifestantes opuestos al muro israelí.
También
han emergido otros tipos de protesta popular durante el año pasado,
incluyendo el establecimiento de campamentos por grupos palestinos para
exigir la devolución de tierras de las que colonos judíos se han
apoderado en partes de Cisjordania controladas por Israel.
En
el último caso de este mes, soldados golpearon y arrestaron a
manifestantes mientras removían un campo llamado Ein Hijleh en el Valle
del Jordán, que había sido establecido para subrayar los esfuerzos
israelíes por anexar el valle como parte de las negociaciones de paz.
Además,
13 palestinos en Hebrón fueron heridos en choques con soldados
israelíes la semana pasada cuando 2.000 manifestantes marcharon por
Shuhada Street, la calle principal de la ciudad, que Israel ha cerrado a
los palestinos durante los últimos 20 años.
El estudio de
Amnistía no incluyó Gaza, donde Israel usualmente afirma que civiles
palestinos muertos por sus fuerzas constituyen “daño colateral” durante
sus operaciones militares. El informe señala que este contexto de
conflicto armado no se aplica a las víctimas en Cisjordania.
En
muchos sitios en Cisjordania, dijo Amnistía, los residentes palestinos
enfrentan “castigo colectivo”, cuando fuerzas israelíes declaran que
algunas áreas son “zonas militares cerradas”, bloqueando rutas de
acceso, lanzando incursiones nocturnas en las que realizan amplios
arrestos, utilizando fuerza excesiva contra manifestantes y transeúntes,
y dañando propiedad de residentes.
Amnistía dice que la
decisión de disparar munición de guerra, balas de caucho y botes de gas
lacrimógeno contra civiles palestinos que representan poca o ninguna
amenaza inmediata para ellos plantea preguntas inquietantes sobre las
reglas de intervención no declaradas del ejército.
Lanzamiento de piedras
El
informe descarta afirmaciones de los militares israelíes justificando
sus duras acciones sobre la base de que palestinos han lanzado piedras a
los soldados. Dice que “el lanzamiento de piedras plantea poco o ningún
riesgo serio para los soldados israelíes”, y sirve sobre todo como
“irritante”. Las piedras son arrojadas desde demasiado lejos para dañar a
los soldados, los que en todo caso están usualmente demasiado bien
protegidos como para sufrir daño.
Grupos israelíes por los
derechos humanos han criticado desde hace tiempo los métodos represivos
del ejército hacia protestas palestinas contra la ocupación. A fines de
los años ochenta, durante el primer levantamiento popular, el ministro
de Defensa de Israel de entonces, Yitzhak Rabin, instó públicamente a
los soldados a “quebrar los huesos” de cualquier palestino que
capturaran.
Durante los primeros días de la segunda
intifada, que comenzó a fines del año 2000, el ejército israelí volvió a
recurrir al masivo uso de la fuerza. En tres semanas durante octubre
del año 2000, antes de que facciones palestinas comenzaran a tomar las
armas, registros militares israelíes muestran que soldados dispararon un
millón de proyectiles de guerra.
Amnistía califica el uso
de la fuerza por el ejército israelí contra los palestinos en su
estudio de tres años de “innecesario, arbitrario y brutal”. Agrega que
en todos los casos que examinó, incluyendo la muerte de Samir, no hubo
evidencia de que vidas de soldados israelíes hayan sido amenazadas.
“La
frecuencia y persistencia del uso arbitrario y abusivo de la fuerza
contra manifestantes pacíficos en Cisjordania por soldados y policías
israelíes –y la impunidad asegurada a los perpetradores– sugiere que es
realizado como parte de una política”, dijo Luther.
Muerto a tiros por la espalda
Aparte
de 45 palestinos desarmados muertos a tiros con munición de guerra
durante los últimos tres años, muchos de ellos en manifestaciones, otros
261 han sido gravemente heridos, incluyendo 67 niños. Varios fueron
muertos por tiros en la espalda, lo que indica que se les disparó
mientras huían.
Muchos civiles más han sido heridos por
otros medios que munición de guerra. Amnistía cita como “sorprendente”
el hecho de que en tres años soldados israelíes hayan herido a 8.500
palestinos con balas de acero revestidas con caucho, y gas lacrimógeno.
Entre ellos había 1.500 niños.
Sarit Michaeli de B'Tselem,
un grupo israelí que monitorea abusos en los territorios ocupados, dijo
que su organización había estado distribuyendo cámaras de vídeo a
palestinos como una manera de documentar el uso de violencia por parte
de soldados y colonos. En diciembre, B’Tselem distribuyó secuencias en
vídeo grabadas por
Muhammad Awad, un palestino en la aldea de
Beit Ummar, que muestra a un soldado disparando un bote de gas
lacrimógeno hacia su pecho. Tuvo que ser tratado en un hospital.
Amnistía
critica la ausencia de investigaciones adecuadas del ejército de los
numerosos incidentes que registra, calificando la reacción de
“tristemente inadecuada” y carente de “independencia e imparcialidad”.
El grupo de derechos humanos dice que no puede identificar un solo caso
de un miembro de las fuerzas de seguridad israelíes que haya sido
declarado culpable de “matar intencionalmente” a un palestino en los
territorios ocupados durante los últimos 25 años.
Informe: ejército israelí usa fuerza excesiva
Según
las cifras compiladas por Yesh Din, otro grupo de derechos humanos
israelí, solo cuatro soldados han sido declarados culpables de homicidio
involuntario por negligencia y otro de negligencia en los últimos 13
años. Ninguno fue dado de baja del ejército o recibió una sentencia de
prisión de más de unos pocos meses.
La propia Michaeli fue
herida en julio pasado cuando un agente de la policía le disparó una
bala revestida de caucho a quemarropa mientras filmaba una manifestación
en Nabi Saleh.
“Es obvio que existe una política según la
cual los comandantes hacen caso omiso cuando se violan las regulaciones
de hacer fuego. Cuando hablé recientemente con el oficial que
investigaba mi caso, dijo: que no ha habido nada nuevo – eso fue seis
meses después de los eventos. Cuando los servicios de seguridad saben
que la política es no hacer nada, no hay disuasión.
Solicitudes
de Amnistía de encontrar a funcionarios del ejército para discutir los
casos en el informe fueron rechazadas. El ministerio de defensa israelí
no quiso comentar cuando fue contactado por Al Jazeera.
Una
declaración del ejército israelí dijo: “Las FDI [Fuerzas de Defensa
Israelíes] (ejército israelí) adhiere a los máximos estándares
profesionales y se entrena y equipa correspondientemente. Cuando hay
alguna sospecha de infracciones, o de indisciplina, las FDI revisan,
investigan y actúan cuando es apropiado.”
¿Insensibilizados ante la agresión?
Un
reciente estudio académico de testimonios de soldados israelíes sugirió
que sus rutinas operativas los insensibilizan rápidamente hasta que
consideran que el acoso y la agresión hacia palestinos son normales. Los
jóvenes soldados llegan a poseer un sentido de poder y de su capacidad
de imponer “castigo correctivo”.
Avner Gvarayahu de
Rompiendo el Silencio, un grupo de ex soldados que compila testimonios
de abusos realizados por soldados, dijo que las reglas de enfrentamiento
emitidas por los comandantes son “flexibles” y permiten que los
soldados abran fuego contra civiles.
“Los soldados son
educados por el ejército para que vean el conflicto como un juego de
suma cero: Se trata de nosotros o ellos. Entonces cada palestino llega a
ser visto como una amenaza, un terrorista en potencia, sea joven o
viejo, hombre o mujer, físicamente capaz o discapacitado. Todos son el
enemigo.”
Gvarayahu, quien otrora comandó una unidad de
operaciones especiales, dijo que el comando del ejército también
aprobaba lo que calificó de “ataques vengativos”, incursiones contra
comunidades palestinas elegidas al azar como represalias por las muertes
de israelíes. “No hay modo de que ese tipo de ataque pueda ser
realizado por soldados comunes y corrientes sin autorización de la
máxima autoridad. Pienso que la decisión incluso proviene del nivel
político.”
Dijo que dirigentes políticos y militares establecen las normas de conducta dentro del ejército.
“Recordad
que el actual ministro de defensa, Moshe Yaalon, cuando era jefe del
estado mayor (en 2002), dijo que la tarea del ejército es ‘grabar en la
consciencia’ de los palestinos su derrota. El único objetivo que se
puede deducir de eso es que el papel del ejército es utilizar la fuerza
para hacer que los palestinos sean débiles y dóciles.”
Jonathan Cook es un periodista galardonado residente en Nazaret, Israel, desde 2001. Es autor de tres libros sobre el conflicto israelí-palestino: Blood and Religion: The Unmasking of the Jewish State (2006); Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (2008) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair (2008) Su nuevo sitio en la web es www.jonathan-cook.net.
Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/features/2014/02/new-report-details-brutal-israeli-policies-2014226121639588738.html