ONU: fracasa espectáculo anticubano. Por Ángel Guerra Cabrera.
Estados
Unidos fracasó estrepitosamente esta semana en su intento de montar un
espectáculo anticubano en el salón de sesiones del Consejo Económico y
Social de la ONU, ECOSOC por sus siglas en inglés. Allí presentó una
nueva campaña contra Cuba con el nombre de jailed for what(preso
por qué) cuyo objetivo es apoyar a los presuntos presos políticos en la
isla, solo existentes en la pobre imaginación de sus organizadores. El
público consistía principalmente de periodistas, pues las misiones
acreditadas ante la ONU y los invitados, casi sin excepción, optaron por
no acudir. Quienes sí estuvieron , presentes fueron todas y todos los
integrantes de la Misión de Cuba ante la ONU en Nueva York, quienes al
grito de ¡Cuba sí, bloqueo no!, impidieron que fueran escuchados los
discursos anticubanos. Días antes, la embajadora Anayansi Rodriguez,
jefa de esa misión, envió una carta de protesta a Antonio Guterres,
secretario general de la organización en la que denunciaba la
convocatoria como parte de la escalada de Washington para justificar la
política genocida del bloqueo. La representante cubana también hizo la
denuncia en una reunión de urgencia del Movimiento de Países no
Alineados, en la que 17 Estados se opusieron a la maniobra yanqui.
También la realizó ante la Comisión de Asuntos Socio-Humanitarios de la
Asamblea General, donde 11 países la rechazaron explícitamente.
La sesión
convocada por Washington comenzó casi una hora después de lo
programado. Acudieron al panel Kelley E. Currie, representante de
Estados Unidos ante el ECOSOC, como orador principal Michael Kozak, jefe
de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del
Departamento de Estado, viejo conocido en las lides anticubanas y,
particularmente familiarizado con los mercenarios de Estados Unidos en
la isla, que constituían buena parte del escuálido público. Aquellos
reciben cuantiosos fondos en dólares de esa, entre otras muchas
dependencias y organizaciones fachada de la CIA, que los financian
generosamente. Fue también uno de los oradores el despreciable Luis
Almagro, secretario general de la desprestigiada OEA, a quien no le
alcanza el tiempo para calumniar a Venezuela y conspirar contra su
gobierno legítimo, a menos que se trate de hacerlo también contra Cuba o
Nicaragua. Como es conocido, Cuba ha dicho que nunca volverá a la OEA.
La rabia
de Estados Unidos ante la próxima condena abrumadora en la ONU del
bloqueo contra Cuba, es de tal magnitud, que no atina a hacer nada
razonable. Sus personeros han hecho últimamente una serie de
declaraciones crecientemente hostiles hacia la isla y su Revolución. El
problema es que Washington sabe que llueva, truene o relampaguee, el día
31 de octubre una mayoría casi absoluta de naciones se pronunciará
enérgicamente una vez más contra esa medida unilateral e ilegal y pedirá
su levantamiento. Como no puede impedir la reiterada humillación que
recibirá, como todas sus mentiras contra Cuba quedan en evidencia, es
cada vez menos original y más alocado en sus intentos de desviar la
atención de esas realidades.
El último
gran fiasco fue el de los supuestos ataques sónicos contra su personal
diplomático en Cuba, que terminaron siendo objeto de burla por
científicos de varios países, incluyendo estadounidenses. Tan obvia fue
la mentira sobre las ondas sónicas que hasta en el diario español El
País, nada amistoso con Cuba, apareció una columna que atribuía su
autoría intelectual a Mike Pompeo desde su cargo anterior de director de
la CIA, en unión del senador por Florida Marco Rubio, al que muy
acertadamente califica de “una suerte de asesor palaciego en asuntos
cubanos”. El autor de la columna atribuye la idea de los supuestos
ataques al propósito de la administración de Trump de reducir a la
mínima expresión los avances en las relaciones bilaterales, que durante
el período de Obama llegaron al restablecimiento de relaciones
diplomáticas y a un buen número de acuerdos y proyectos bilaterales.
El
cinismo de Estados Unidos no conoce límites. Apelar al tema de los
derechos humanos en su obsesión anticubana es el colmo del descaro. Cuba
es un miembro activo y respetado de la ONU, signatario de la mayoría de
los instrumentos internacionales de derechos humanos. Washington,
enfrascado hasta hoy en sangrientas guerras de agresión, no ha firmado
la mayoría de esos instrumentos, ni siquiera el de los derechos de la
niñez y se retiró del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El genocida
de Hiroshima y Nagasaki tiene más de 50 millones de pobres, su policía
asesina más negros cada año, encarcela niños migrantes, posee el mayor
presupuesto de guerra, discrimina salarialmente a las mujeres, fomenta
ideas fascistas, como el odio, la xenofobia y superioridad de ese país y
él sí tiene presos políticos. Entre otros lugares en Guantánamo,
centro de tortura, en territorio ilegalmente ocupado de Cuba.
Twitter:@aguerraguerra