La represión policial a las protestas contra
el golpe de estado en Bolivia ha causado ya 33 muertes. 83 personas han
fallecido en Haití, 25 en Chile, 7 en Ecuador y 3 en Colombia en las
movilizaciones contra las políticas neoliberales
(1). Hay miles de personas heridas y detenidas y cientos de denuncias
por violación y tortura (2).
Pero la prensa corporativa prefiere llenar
sus páginas con el caso de la detención del “disidente” cubano José
Daniel Ferrer y las denuncias del Departamento de Estado (3) y la OEA
(4).
Ferrer es el líder de UNPACU (5),
grupo financiado desde la Fundación Nacional Cubano Americana, entidad
creada en Miami, en 1981, por Ronald Reagan (6). Algo que reconocía en
un debate televisivo (7):
“¿A Vd. quién lo financia?”, le preguntaba la presentadora. “(Tenemos) varias fuentes
–respondía Ferrer-. Una, una organización de acá (Miami), llamada Fundación Nacional Cubano Americana”. “La Fundación Nacional Cubano Americana
–aclaraba su contertulio, el periodista Edmundo García- recibe
dinero del Gobierno de EEUU y así lo canaliza a Vds. Por tanto es dinero
del Gobierno de EEUU, algo totalmente ilegítimo. Si eso que Vd. recibe
allá, en Cuba, que le envía el Gobierno de
EEUU, fuera al revés, si alguien mandara dinero para acá, a través de
una organización, siendo procedente de un gobierno cualquiera, el ruso,
el chino o el cubano, iría a la cárcel. E iría a cumplir la prisión
completa por 30, 40 o 50 años. Porque eso se llama
delito de mercenarismo”.
Louise Tillotson, representante de
Amnistía Internacional, hacía una curiosa defensa de Ferrer, al
reconocer que su “activismo” es en “apoyo a las medidas emprendidas por
el presidente Trump” contra Cuba (8). Medidas
–recordemos- que, hoy, están provocando en la Isla desabastecimiento de
productos y restricciones eléctricas y de transporte (9).
Apoyar la guerra económica de una potencia extranjera, en cualquier país del mundo, es un delito duramente penado
(10).
Pero no. José Daniel Ferrer no fue detenido por esa razón. Lo fue por el secuestro y las lesiones causadas por una paliza, el 20 de septiembre, al ciudadano cubano Sergio García, denunciante de los hechos (11).
La prensa corporativa repite las mentiras de
la Embajada de EEUU y de los grupos “disidentes” que apadrina y
financia: que Ferrer estuvo “desaparecido” (12), que fue “torturado”,
que el “régimen” introdujo un sicario con arma blanca
para asesinarlo, que no se le facilitan medicamentos... Toda la
dramaturgia del horror de las “mazmorras” del “castrismo”… (13)
Mientras, en Miami, los “democráticos” seguidores de Ferrer apoyaban el golpe de estado y la dictadura impuesta en Bolivia y anticipaban –por enésima vez- "un efecto dominó" sobre Cuba (14).
Desde el Parlamento Europeo, su
vicepresidenta para América Latina, Dita Charanzová, lanzaba viejas
amenazas: el recién firmado “Acuerdo (europeo de Cooperación) con Cuba”
debe ser –decía- un “instrumento de presión” para la liberación
de un “hombre admirable” (15).
Un “hombre admirable" cuyo historial de violencia es completamente silenciado por la prensa.
Así legitimaba el propio Ferrer una de tantas agresiones cometidas contra supuestos “compañeros de filas”:
“Enfrenté al difamador y calumniador Roberto Ayala,
y como no me gusta -ni quiero- ser político a lo tradicional, lo saqué
de aquí a puñetazos.
Me tomé el problema para mí y lo saqué de aquí a puñetazos” (16).
En cualquier caso, su principal delito es
otro. Porque… ¿tendría en otro país espacio público –en las calles y en
los medios- alguien que legitima y apoya el bloqueo económico de una
potencia, y lo hace con el dinero que esta le
entrega (17)? La respuesta es clara: en cualquier otro lugar del mundo,
hace años que el mercenario José Daniel Ferrer estaría ya condenado… y
en la cárcel.
José Manzaneda, coordinador de
Cubainformación.
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