Un plan condor para el siglo XXI
NUEVATRIBUNA.ES13/11/19
Quince muertos, paramilitares persiguiendo a opositores, ministros asilados en embajadas y una presidenta ilegítima. Pero para la OEA, la prensa hegemónica y los primeros mandatarios de la región -guardianes de los intereses de Estados Unidos en su “patio trasero”- no se trata de un golpe de Estado.
No hace falta ser politólogo para entender qué es lo que está sucediendo en América Latina. La segunda entrega del Plan Cóndor tuvo su episodio más saliente ayer en Bolivia con el golpe de Estado que quitó de la presidencia a Evo Morales. Sin embargo, antes de esta acción promovida por el gobierno de los Estados Unidos, la injerencia de Washington en los países gobernados por el progresismo había estado caracterizada por acciones “blandas”, cuya finalidad consistió en erosionar las democracias a través de falsas acusaciones, campañas mediáticas e impeachment. El objetivo perseguido es el mismo, sólo cambia la metodología.
Ayer, biblia en mano, la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta de Bolivia. Trump ya tiene quien proteja sus intereses. Los millones de bolivianos a los que Evo Morales sacó de la pobreza están desamparados y han comenzado a ser asesinados. Estados Unidos lo celebra. El litio ya está en su poder
La también llamada Operación Cóndor fue implementada por Estados Unidos en América Latina entre los años 1970 y 1980. Los gobiernos militares de la región asesinaron, torturaron y desaparecieron a opositores en pos de imponer el modelo económico que beneficia los intereses de las corporaciones norteamericanas.
Para las siempre insatisfechas ansias imperialistas de los Estados Unidos, la primavera progresista que vivió América Latina de la mano de líderes populares tenía que llegar a su fin. Nada que el propio Donald Trump no hubiera expresado ante la prensa: “Un nuevo día se acerca en América Latina. El socialismo tiene los días contados en la región”, dijo Trump, que el pasado domingo aplaudió el golpe de Estado producido en Bolivia.
El 8 de octubre, más de un mes antes de las elecciones presidenciales en Bolivia, el sitio web “Behind Back Door” reveló el plan de Washington para derrocar a Evo Morales. El texto, que ayer fue levantado de la red, explicaba paso a paso lo que finalmente sucedió el pasado domingo. Entre sus párrafos el documento describe el plan pergeñado por Gonzalo Sánchez de Lozada, Manfred Reyes Villa, Mario Cossio y Carlos Sánchez Berzain, agentes políticos bolivianos residentes en Estados Unidos. Estos actores del golpe, según explica el texto “coordinan las acciones en Bolivia con los líderes de la asociación opositora «Coordinadora Nacional Militar» , compuesta por ex oficiales del ejército boliviano; entre ellos, el general Rumberto Siles, los coroneles Julius Maldonado, Oscar Pacello y Carlos Calderón”.
Algunos medios latinoamericanos, como el sitio Conclusión, lograron publicar el texto completo antes de que el original fuese retirado de la web. El informe no sólo revela quiénes serían los actores del golpe, sino que además detalla las acciones tal como ocurrieron. “Además se coordinan con altos líderes de la oposición boliviana, Waldo Albarracín, presidente de la Confederación Democrática Nacional (CONADE), Jaime Antonio Alarcón Daza, presidente del Comité Cívico de La Paz, Jorge Quiroga, ex presidente de Bolivia, Juan Carlos Rivero, Rolando Villena, ex defensor del pueblo y Samuel Doria Medina del Partido de Unidad Nacional, todos son responsables de suministrar los fondos que se envían desde Estados Unidos para esta operación, así como de garantizar acciones para crear un estado de crisis social para convulsionar al país antes de la fecha electoral”.
El siguiente párrafo anuncia que “El plan ya está en curso, y tiene disposiciones para otros emisores, como la creación de la ruptura y la división del ejército boliviano y la policía nacional, logrando que estas fuerzas se rebelen contra el presidente Evo Morales. Además, prevé la manipulación de sectores estratégicos de la sociedad boliviana, como el sector universitario, el sector médico, las personas con discapacidad y los ambientalistas, en términos de desestabilización del país. Gran parte de los fondos ya se encuentran en territorio boliviano, para lo cual han contado con el apoyo de las embajadas acreditadas en el país y la Iglesia Evangélica, que han sido utilizados por el gobierno de los Estados Unidos como una cobertura, ya que no debe verse directamente implicado en estas interferencias. Funcionarios del Departamento de Estado acreditados en el país, como Mariane Scott y Rolf A. Olson, se han reunido con funcionarios diplomáticos de alto nivel de Brasil, Argentina y Paraguay, a fin de organizar y planificar acciones de desestabilización contra el gobierno boliviano, como además de entregar los fondos estadounidenses a la oposición boliviana”.
Ayer, biblia en mano, la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta de Bolivia. Trump ya tiene quien proteja sus intereses. Los millones de bolivianos a los que Evo Morales sacó de la pobreza están desamparados y han comenzado a ser asesinados. Y Estados Unidos lo celebra. El litio ya está en su poder.
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