TOPOEXPRESS
Ucrania: neonazismo y rusofobia
Uno. Densa historia política de Europa y sus inescrutables conflictos de identidad nacional. Dígale español
a un vasco, y verá lo que pasa. Dígale inglés
a un escocés, y verá lo que pasa. Y mientras esperamos que en Ucrania nórdicos
y eslavos
terminen
su guerra con besos, veremos que Hitler fue algo más que un accidente
en el alambicado cacumen europeo. Y después dicen que en América Latina
somos nacionalistas
. ¡Já!
Dos. Los partidos alemanes acaban de acordar la creación de un fondo
especial de… ¡100 mil millones de dólares! Para gastos de Defensa,
claro. Annalena Baerbock (verde que te quiero verde y ministra del
Exterior del socialdemócrata
Olaf Scholz), declaró: Es un buen compromiso con el que nos aseguramos que la OTAN pueda confiar en nosotros
(agencias). Como si la OTAN, corazón, no se hubiera acostado día tras día desde 1945, haciendo de tu culto y racional
país, un protectorado de Washington (con o sin muro
).
Tres. Las derechas europeas vuelven a ensayar sus ejercicios aeróbicos preferidos: marchar a paso redoblado. Aunque no de ganso
…
por ahora. En tanto, los neonazis pescan en río revuelto, y las
izquierdas, entumecidas, se aferran a los maderos flotantes del navío
que transportaba el contrato social
de Jean Jacques Roussseau.
Cuatro. En comparación con los locos años 20
, el cuadro
muestra peligrosas semejanzas, antes que diferencias. Con el añadido de
la loquísima paradoja en curso: si entonces Rusia era socialista,
acontece que hoy, cuando es capitalista, el casus belli permanece inalterable: la rusofobia.
Cinco. Rusofobia: legendaria obsesión de la Mitteleuropa
que
el abuelo de los Bush (Prescott Bush, 1895-1972), destacado activista
del movimiento eugenésico, retomó el día que los bolcheviques acabaron
con la dinastía Romanov (1613-1917). Y en el decenio de 1930, junto con
otros de la casta divina (Rockefeller, Ford, Krupp, Thyseen),
contribuyó a financiar el rearme alemán (expresamente prohibido en el
Tratado de Versalles), a través de la Union Banking Corporation,
controlada por Averrel Harriman (1891-1986), hijo de Edward, el magnate
de los ferrocarriles gringos.
Seis. ¿Que el sicoanálisis puede auscultar la rusofobia? Ignórolo. A
los iniciados, sugiero consultar al inglés Arnold Toynbee, autor de un
monumental Estudio de la historia, donde plantea que desde la época del zar Pedro I, El Grande, todos los imperios intentaron apoderarse de los ingentes recursos naturales de Rusia (Edades heroicas: relaciones entre civilizaciones y espacio
, tomo VIII, 1954). Y a los no iniciados, recordar las palabras de Victoria Nuland: A la mierda la Unión Europea
(UE).
Siete. Representante de su país en la OTAN (2005-08), espada de
Hillary Clinton y asesora del secretario de Estado Antony Blinken, la
sionista Nuland fue enviada especial en Ucrania, representando al
Departamento de Estado. Y manifestó lo dicho mientras discutía la
estrategia a seguir para la transición
(leáse golpe de Estado),
con el embajador de Washington en Kiev (agencias 7/2/14). Junto con la
CIA, Nuland promovió la creación del temible batallón neonazi Azov. Y en
casa, intercambiaba las novedades del exótico país eslavo con su
esposo, el ultraconservador belicista Robert Kagan.
Ocho. Con o sin los Romanov, con o sin Lenin y Stalin, europeos y anglosajones supremacistas le endosan a Vladimir Putin: y tú también
. Sin embargo (y fuera de si Suecia ingresará a la OTAN), el dicho hacerse el sueco
cierra con los dirigentes de la UE: Hay tres cosas que recordar: reclamar todo, no explicar nada y negarlo todo
(Prescott Bush).
Nueve. A la vuelta de la historia, parecería que el galimatías del filósofo filonazi Martin Heidegger guarda algo de razón: La
lógica profunda de la historia occidental es el nihilismo, que empieza
con Platón y se consuma en la esencia de la técnica moderna, es decir,
en la decadencia contemporánea
(Franco Volpi, Sobre Heidegeer: cinco voces judías, Ed. Manantial, Buenos Aires, 2008, p. 13).
Diez. La obra de Toynbee (sí, ya sé que no era marxista), cayó en desgracia entre los historiadores del mainstream. Le reprochaban que su reconocimiento a los mitos, alegorías y religiones de los pueblos, subestimaba los datos reales
.
Asuntos que para asombro de los izquierdistas del mundo entero, fueron
seriamente debatidos en la primera reunión de los países no alineados
(Bandung, 1955).
Once. La guerra de Ucrania y el nuevo rearme alemán, enviaron al cajón de sastre las grandes ideas de liberales, conservadores, socialistas, democristianos, socialdemócratas, eurocomunistas, ecologistas, neomarxistas, etnomarxistas, posmarxistas, et al. Algunos continúan dando batalla. Pero obligados, como en el decenio de 1920, a forjar alianzas y coaliciones con las extremas derechas.
Doce. Aguas con el futuro. Junto con el virus del mono, el alza exponencial en el precio de los alimentos viene en camino. No se preocupe: habrá nuevas aplicaciones.
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