El Proceso Constituyente a debate
Periódico En lucha / Diari En lluita
En este artículo hablamos con varias personas de base sobre el proceso constituyente y su visión sobre por qué se tiene que construir y quiénes deben ser los agentes políticos que lo impulsen |
Si hay un debate que
hoy en día está en boca de casi todos los movimientos sociales y
políticos, éste es sin duda el debate sobre el proceso destituyente y,
al mismo tiempo, constituyente. La irrupción del movimiento del 15M,
junto con la crisis del bipartidismo, cada vez más pronunciada, ha
dejado a la vista de todo el mundo el parche que supuso la imposición de
la Constitución del 78. Pero ¿por qué es necesario un proceso
constituyente (PC) y en qué consistirá hoy en día? Para Carolina Pulido,
de la PAH Madrid, el proceso constituyente de 1978 está falto de
legitimidad, “fue una constitución que respondió sólo a intereses
partidistas y que no fue refrendada por una amplia mayoría”. Sam Robson,
profesor y miembro de En lucha y la CGT, cree que el neoliberalismo
está aceptado “por todos los principales agentes políticos” y por eso es
necesario un PC.
Raul Robles, activista de Alternativa Unidad Popular Asamblearia de Alcorcón, afirma que el sistema capitalista ha llegado a su techo y “debería transformarse en otra cosa, por el bien del 99%”. Para este activista la economía de la península debe acometer “una transformación de fondo y cambiar de paradigma”. En este sentido Lluís Ravell, presidente de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB), cree que en pocos años puede quedar definida “una correlación de fuerzas fundamental entre las clases sociales, capaz de perdurar durante décadas”. Por lo tanto, para el presidente de la FAVB de esta crisis saldremos “dando un salto adelante en la democracia y la justicia social” o bien sufriendo “un retroceso secular en las condiciones del pueblo”.
El rol que deben jugar las candidaturas y partidos políticos también es motivo de debate. Para Luis Ravell, el PC debe permitir y fundamentar “la articulación de una izquierda bastante amplia y plural como para convertirse en hegemónica”. Pero Ravell tiene una cosa muy clara: el programa del cambio no surgirá de un debate académico, “no será el resultado de la elucubración de una vanguardia ilustrada”, sino que será indispensable “que miles y miles de hombres y mujeres sean auténticos sujetos políticos”.
Federico Noriega, activista en diferentes movimientos sociales y en el grupo por un Proceso Constituyente en Sevilla, cree que es necesario cambiar la Constitución española de principio a fin, “más cuando cualquier cambio está absolutamente blindado por los partidos mayoritarios-gobernantes, que además nos han traído hasta esta situación”. Para Patricia Ruiz Pérez, profesora de secundaria y activista en la Redverde, un proceso constituyente se hace necesario e imprescindible “para reapropiarnos del concepto de democracia en toda su dimensión”. Dadas las circunstancias actuales, “es necesario un empoderamiento para hacer real el sentido originario”. Marta Castillo, de En lucha y el SAT, cree que es necesario un PC como primer paso para garantizar una legitimidad democrática de las instituciones, “que en este momento no existe en el Estado español”. Consistiría, según la activista sevillana, en crear una nueva Constitución “que responda a las necesidades actuales”.
Impulsar el proceso Seguramente una de las preguntas que traerá más debate durante el proceso será la manera como se debe llevar a cabo y qué agentes sociales y políticos lo deben impulsar. Jose Ignacio Aguilar, activista por un vivienda digna en Sevilla, imagina una combinación abierta y en la medida de lo posible coordinada “de acciones de resistencia, de sabotaje, de desobediencia, de construcción de espacios vitales autónomos, de movilización masiva, de transformación cultural y de formalización de la legitimación democrática”.
Para Marta Castillo es esencial que esté impulsado y liderado desde abajo y buscar los medios para garantizar la mayor participación del pueblo a lo largo de todo el proceso constituyente. Las personas que participen deben ser “gente a pie de calle, trabajadores y trabajadoras de distintos sectores, estudiantes, inmigrantes, personas de distintas edades y colectivos, etc.”. Carolina Pulido cree que para desarrollar el PC debemos tener en mente referentes que pueden servir de modelo, “como es el caso de Venezuela”. Pero para ella lo principal es iniciar “un referéndum consultivo donde la ciudadanía se pronuncie sobre la convocatoria de una Asamblea constituyente”.
Alex Pérez Santiago, miembro de En Construcción, colectivo de la Comunidad de Madrid que trabaja dentro de IU, cree que el acuerdo debería cerrar algunos puntos inasumibles para el sistema: “Impago de la deuda, referéndum de la monarquía, derechos de los pueblos, etc.”. A partir de ahí, el resto del programa, metodología, pasos y tiempos están a debate. Así como con los participantes: “Todos los sujetos y actores deben asumir en qué nos hemos puesto de acuerdo y en qué no” y la presencia de algunos “no puede ser motivo de veto para otros. Es necesario conciencia del momento, generosidad y ambición”. Pérez Santiago comenta que ya hay amplios sectores movilizados y organizados de la sociedad “mostrando que no tenemos nada que ver con la clase política actual”. Afirma que trabajan, tanto fuera como dentro de IU, para impulsar una alianza de izquierdas y movimientos sociales con su vertiente electoral, apoyada en una “movilización sostenida, creando red y movimientos populares”, para impulsar lo que llama un “cambio inevitable”.
Anna Royo, activista en Hospitalet y miembro de En lluita, también piensa que el PC debe estar impulsado desde la base. Las personas que lo lleven a cabo no pueden ser “meramente ejecutoras o consumidoras”. Por ello son necesarios durante todo el proceso espacios críticos de reflexión y debate “en donde llegar a extraer consensos de mínimos”. Por su parte, Raul Robles cree que una coalición de candidaturas al parlamento estatal de Unidad Popular, que incluya la izquierda transformadora y la izquierda transformadora independentista, si “obtiene un gran apoyo electoral “al tiempo hay una fuerte resistencia a la calle, podría convertirse en el comienzo de un Proceso Constituyente. Pero para que esto suceda Robles cree que se debe conseguir que “el 99% se sienta identificado con estas propuestas de cambio”.
Federico Noriega ha sido testigo de como durante estos últimos meses se han adelantado debates muy interesantes en las plazas, calles, foros, revistas, etc. Los debates han girado en torno a qué democracia se quiere llegar y sobre todo “la que no queremos”, dice Noriega. “Sin darnos cuenta hemos avanzado mucho desde el 15M”. Las ágoras populares se han convertido “en ágoras constituyentes”. Noriega cree que se han de unir en un proceso de ruptura democrática todos los movimientos sociales y partidos en una alianza “más allá del debate izquierda-derecha”. El Proceso debe ser lo más abierto posible y se deben sumar también “unas medidas antineoliberales de mínimos”. Con una mayoría en los parlamentos Noriega cree que se podría convocar “una Asamblea Constituyente, disolver Las Cortes y realizar un referéndum para empoderar al pueblo”.
Sam Robson, por su parte, ve un problema cuando se habla de este tema y es que “a veces se plantea un proceso constituyente como un atajo, una alternativa fácil para llegar a un cambio profundo, como si fuera posible hacerlo en un vacío político”. Robson cree que se debe dejar claro que un proceso constituyente no será posible sin un aumento muy importante de las luchas fuera de las instituciones. “Está bien hablar de estas cosas porque es importante analizar dónde estamos y a dónde queremos llegar, pero a corto y medio plazo tenemos una tarea muy urgente”. Esa tarea no es otra que la de “forjar la unidad y las herramientas necesarias para defendernos como clase frente los ataques constantes que estamos sufriendo”.
El Proceso Constituyente en Catalunya En Catalunya, si hay un proyecto de PC que está llevando debate, éste es el que han impulsado Arcadi Oliveres, profesor de Economía en la UAB de Barcelona, y Teresa Forcades, médica, teóloga y monja benedictina. A través de estas dos personas, muy destacadas dentro de los movimientos sociales catalanes, se está desarrollando un amplio movimiento que está llamando la atención de miles de persones con actos públicos y presentaciones por toda Catalunya.
Este Procés Constituent concretamente se basa en diez puntos muy concretos que incluyen entre otras propuestas la expropiación de la banca privada y que se convierta en pública, democracia participativa y radical y contra los recortes y las privatizaciones, entre otros.
Para Xavier Domenech, profesor de Historia en la UAB, la propuesta de Forcades y Oliveres tiene dos potencialidades. Por un lado anima desde una nueva latitud el debate sobre la necesidad de articular un frente de izquierdas. Y la segunda, la constitución de un movimiento político que si se despliega “espero que traiga muchas sorpresas más allá de los espacios políticos tradicionales”. Domenech es taxativo cuando dice que estamos en un momento de aprendizaje y que no cree que “nadie esté en condiciones de dar lecciones a nadie en este sentido y, por lo tanto, no nos queda sino abrirnos, confluir y aprender”.
Anna Gabriel, miembro de la CUP, no tiene muy claro si lo que se está proponiendo es un PC en sí mismo o la voluntad de que lo sea, pero coincide en creer también “que no es todavía una fórmula cerrada”. En este sentido para Gabriel es un motivo de celebración el hecho de que crezca la perspectiva de la construcción “de la unidad popular como motor de cambio”. Regina Martínez, activista social y de En lluita, considera por su parte que es una propuesta muy necesaria y que “abre una gran oportunidad”, pero para no desaprovecharla debe hacerse “con toda la amplitud y cuidado que se merece”. Para ello cree que se deben tener dos puntos muy claros: evitar el sectarismo hacia la propuesta por la ideología (religiosa o política) de las personas que lo impulsan: “Será un frente amplio y diverso, o no será”; y que nadie debe predominar ni erigirse como la punta de lanza del proceso: “O hay un liderazgo colectivo y plural, o será una oportunidad perdida”. Lo que tiene claro es que sin la fuerza orgánica de las y los activistas que llevan tiempo construyendo resistencias desde diferentes visiones y ámbitos “será un esqueleto débil” que como mucho se podría sostener “con un proceso electoral que en sí mismo no cambiará nada”.
Jesús Manuel Granado, activista social en Palma nos aporta la visión desde los Països Catalans: “Parece una iniciativa interesante que intenta implicar al máximo de organizaciones”. El activista de Palma cree que permite la participación individual “sin pertenencia a ningún grupo”. A Granado le gusta que se eviten esquemas pasados y que por encima de todo priorice “las personas antes que el capital. Si no seguimos características como éstas volveremos a caer en el mismo problema que tenemos ahora con la constitución vigente”.
Manel Ros (@manelrosalvador) es militante de En lluita / En lucha
Fuente: http://www.enlucha.org/site/? q=node/18773
Raul Robles, activista de Alternativa Unidad Popular Asamblearia de Alcorcón, afirma que el sistema capitalista ha llegado a su techo y “debería transformarse en otra cosa, por el bien del 99%”. Para este activista la economía de la península debe acometer “una transformación de fondo y cambiar de paradigma”. En este sentido Lluís Ravell, presidente de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB), cree que en pocos años puede quedar definida “una correlación de fuerzas fundamental entre las clases sociales, capaz de perdurar durante décadas”. Por lo tanto, para el presidente de la FAVB de esta crisis saldremos “dando un salto adelante en la democracia y la justicia social” o bien sufriendo “un retroceso secular en las condiciones del pueblo”.
El rol que deben jugar las candidaturas y partidos políticos también es motivo de debate. Para Luis Ravell, el PC debe permitir y fundamentar “la articulación de una izquierda bastante amplia y plural como para convertirse en hegemónica”. Pero Ravell tiene una cosa muy clara: el programa del cambio no surgirá de un debate académico, “no será el resultado de la elucubración de una vanguardia ilustrada”, sino que será indispensable “que miles y miles de hombres y mujeres sean auténticos sujetos políticos”.
Federico Noriega, activista en diferentes movimientos sociales y en el grupo por un Proceso Constituyente en Sevilla, cree que es necesario cambiar la Constitución española de principio a fin, “más cuando cualquier cambio está absolutamente blindado por los partidos mayoritarios-gobernantes, que además nos han traído hasta esta situación”. Para Patricia Ruiz Pérez, profesora de secundaria y activista en la Redverde, un proceso constituyente se hace necesario e imprescindible “para reapropiarnos del concepto de democracia en toda su dimensión”. Dadas las circunstancias actuales, “es necesario un empoderamiento para hacer real el sentido originario”. Marta Castillo, de En lucha y el SAT, cree que es necesario un PC como primer paso para garantizar una legitimidad democrática de las instituciones, “que en este momento no existe en el Estado español”. Consistiría, según la activista sevillana, en crear una nueva Constitución “que responda a las necesidades actuales”.
Impulsar el proceso Seguramente una de las preguntas que traerá más debate durante el proceso será la manera como se debe llevar a cabo y qué agentes sociales y políticos lo deben impulsar. Jose Ignacio Aguilar, activista por un vivienda digna en Sevilla, imagina una combinación abierta y en la medida de lo posible coordinada “de acciones de resistencia, de sabotaje, de desobediencia, de construcción de espacios vitales autónomos, de movilización masiva, de transformación cultural y de formalización de la legitimación democrática”.
Para Marta Castillo es esencial que esté impulsado y liderado desde abajo y buscar los medios para garantizar la mayor participación del pueblo a lo largo de todo el proceso constituyente. Las personas que participen deben ser “gente a pie de calle, trabajadores y trabajadoras de distintos sectores, estudiantes, inmigrantes, personas de distintas edades y colectivos, etc.”. Carolina Pulido cree que para desarrollar el PC debemos tener en mente referentes que pueden servir de modelo, “como es el caso de Venezuela”. Pero para ella lo principal es iniciar “un referéndum consultivo donde la ciudadanía se pronuncie sobre la convocatoria de una Asamblea constituyente”.
Alex Pérez Santiago, miembro de En Construcción, colectivo de la Comunidad de Madrid que trabaja dentro de IU, cree que el acuerdo debería cerrar algunos puntos inasumibles para el sistema: “Impago de la deuda, referéndum de la monarquía, derechos de los pueblos, etc.”. A partir de ahí, el resto del programa, metodología, pasos y tiempos están a debate. Así como con los participantes: “Todos los sujetos y actores deben asumir en qué nos hemos puesto de acuerdo y en qué no” y la presencia de algunos “no puede ser motivo de veto para otros. Es necesario conciencia del momento, generosidad y ambición”. Pérez Santiago comenta que ya hay amplios sectores movilizados y organizados de la sociedad “mostrando que no tenemos nada que ver con la clase política actual”. Afirma que trabajan, tanto fuera como dentro de IU, para impulsar una alianza de izquierdas y movimientos sociales con su vertiente electoral, apoyada en una “movilización sostenida, creando red y movimientos populares”, para impulsar lo que llama un “cambio inevitable”.
Anna Royo, activista en Hospitalet y miembro de En lluita, también piensa que el PC debe estar impulsado desde la base. Las personas que lo lleven a cabo no pueden ser “meramente ejecutoras o consumidoras”. Por ello son necesarios durante todo el proceso espacios críticos de reflexión y debate “en donde llegar a extraer consensos de mínimos”. Por su parte, Raul Robles cree que una coalición de candidaturas al parlamento estatal de Unidad Popular, que incluya la izquierda transformadora y la izquierda transformadora independentista, si “obtiene un gran apoyo electoral “al tiempo hay una fuerte resistencia a la calle, podría convertirse en el comienzo de un Proceso Constituyente. Pero para que esto suceda Robles cree que se debe conseguir que “el 99% se sienta identificado con estas propuestas de cambio”.
Federico Noriega ha sido testigo de como durante estos últimos meses se han adelantado debates muy interesantes en las plazas, calles, foros, revistas, etc. Los debates han girado en torno a qué democracia se quiere llegar y sobre todo “la que no queremos”, dice Noriega. “Sin darnos cuenta hemos avanzado mucho desde el 15M”. Las ágoras populares se han convertido “en ágoras constituyentes”. Noriega cree que se han de unir en un proceso de ruptura democrática todos los movimientos sociales y partidos en una alianza “más allá del debate izquierda-derecha”. El Proceso debe ser lo más abierto posible y se deben sumar también “unas medidas antineoliberales de mínimos”. Con una mayoría en los parlamentos Noriega cree que se podría convocar “una Asamblea Constituyente, disolver Las Cortes y realizar un referéndum para empoderar al pueblo”.
Sam Robson, por su parte, ve un problema cuando se habla de este tema y es que “a veces se plantea un proceso constituyente como un atajo, una alternativa fácil para llegar a un cambio profundo, como si fuera posible hacerlo en un vacío político”. Robson cree que se debe dejar claro que un proceso constituyente no será posible sin un aumento muy importante de las luchas fuera de las instituciones. “Está bien hablar de estas cosas porque es importante analizar dónde estamos y a dónde queremos llegar, pero a corto y medio plazo tenemos una tarea muy urgente”. Esa tarea no es otra que la de “forjar la unidad y las herramientas necesarias para defendernos como clase frente los ataques constantes que estamos sufriendo”.
El Proceso Constituyente en Catalunya En Catalunya, si hay un proyecto de PC que está llevando debate, éste es el que han impulsado Arcadi Oliveres, profesor de Economía en la UAB de Barcelona, y Teresa Forcades, médica, teóloga y monja benedictina. A través de estas dos personas, muy destacadas dentro de los movimientos sociales catalanes, se está desarrollando un amplio movimiento que está llamando la atención de miles de persones con actos públicos y presentaciones por toda Catalunya.
Este Procés Constituent concretamente se basa en diez puntos muy concretos que incluyen entre otras propuestas la expropiación de la banca privada y que se convierta en pública, democracia participativa y radical y contra los recortes y las privatizaciones, entre otros.
Para Xavier Domenech, profesor de Historia en la UAB, la propuesta de Forcades y Oliveres tiene dos potencialidades. Por un lado anima desde una nueva latitud el debate sobre la necesidad de articular un frente de izquierdas. Y la segunda, la constitución de un movimiento político que si se despliega “espero que traiga muchas sorpresas más allá de los espacios políticos tradicionales”. Domenech es taxativo cuando dice que estamos en un momento de aprendizaje y que no cree que “nadie esté en condiciones de dar lecciones a nadie en este sentido y, por lo tanto, no nos queda sino abrirnos, confluir y aprender”.
Anna Gabriel, miembro de la CUP, no tiene muy claro si lo que se está proponiendo es un PC en sí mismo o la voluntad de que lo sea, pero coincide en creer también “que no es todavía una fórmula cerrada”. En este sentido para Gabriel es un motivo de celebración el hecho de que crezca la perspectiva de la construcción “de la unidad popular como motor de cambio”. Regina Martínez, activista social y de En lluita, considera por su parte que es una propuesta muy necesaria y que “abre una gran oportunidad”, pero para no desaprovecharla debe hacerse “con toda la amplitud y cuidado que se merece”. Para ello cree que se deben tener dos puntos muy claros: evitar el sectarismo hacia la propuesta por la ideología (religiosa o política) de las personas que lo impulsan: “Será un frente amplio y diverso, o no será”; y que nadie debe predominar ni erigirse como la punta de lanza del proceso: “O hay un liderazgo colectivo y plural, o será una oportunidad perdida”. Lo que tiene claro es que sin la fuerza orgánica de las y los activistas que llevan tiempo construyendo resistencias desde diferentes visiones y ámbitos “será un esqueleto débil” que como mucho se podría sostener “con un proceso electoral que en sí mismo no cambiará nada”.
Jesús Manuel Granado, activista social en Palma nos aporta la visión desde los Països Catalans: “Parece una iniciativa interesante que intenta implicar al máximo de organizaciones”. El activista de Palma cree que permite la participación individual “sin pertenencia a ningún grupo”. A Granado le gusta que se eviten esquemas pasados y que por encima de todo priorice “las personas antes que el capital. Si no seguimos características como éstas volveremos a caer en el mismo problema que tenemos ahora con la constitución vigente”.
Manel Ros (@manelrosalvador) es militante de En lluita / En lucha
Fuente: http://www.enlucha.org/site/?
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