José
Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El gobierno de EEUU basa la
llamada Ley Helms-Burton, que sanciona a empresas inversoras en Cuba, en
que, en los primeros años 60, la Revolución realizó confiscaciones
y nacionalizaciones (1).
Pero son dos conceptos muy distintos, que en la prensa se mezclan y confunden (2).
Las
“confiscaciones” fueron ejecutadas por el Ministerio de Recuperación de
Bienes Malversados, que incautó, sin ninguna indemnización, propiedades
procedentes del robo y la corrupción (3). Por ejemplo, los de
José López Vilaboy, cuyos familiares hoy, desde Miami, reclaman la propiedad de Cubana de Aviación o del Aeropuerto Internacional de La Habana (4). A López Vilaboy,
testaferro del dictador Fulgencio Batista, se le abrieron hasta 27 expedientes por enriquecimiento ilícito (5). Como tantos otros, huyó del país y fue protegido por EEUU.
Otro proceso muy distinto fueron
las “nacionalizaciones”, que sí incluían un fondo para indemnizaciones, a partir de bonos amortizables en 20 o 30 años (6) (7). Cuba llegó
a Acuerdos Globales de Compensación con empresas de Suiza, España, Francia y Reino Unido (8). Pero
el gobierno de EEUU se negó a negociar y apostó por la guerra: rompió relaciones, impuso el bloqueo económico e intentó, incluso, una intervención armada en
la Isla.
Washington prohibió cualquier diálogo con La Habana a sus empresas. A grandes compañías como la Esso Standard Oil -hoy Exxon Mobil- que, tras rechazar la indemnización en aquel momento, reclama
ahora bienes al amparo de la Ley Helms-Burton (9).
En
diarios como “El País”, leemos que “la nacionalización sin compensación
(…) detonó el embargo norteamericano a Cuba”. Sin explicar por qué no se
materializó dicha compensación (10).
Aquel proceso de intervenciones atajó la gigantesca brecha social que existía en Cuba. Por ejemplo,
la Ley de Reforma Agraria, que afectó a empresas como la
United Fruit Company, mejoró, de manera radical, las condiciones de vida
de las familias campesinas, aproximadamente un tercio de la
población del país (11). El 90% carecía de electricidad,
el 60% vivía en barracones sin agua corriente, y el 43% eran personas
analfabetas (12). Es el relato de la miseria de una Cuba que ahora
tratan de reescribir desde no pocos medios de comunicación. Y no solo de
Miami (13) (14).
Tras rechazar el proceso negociador,
la Casa Blanca trató de derrotar militarmente al gobierno de
Cuba. Como al de Irán, en 1953, tras la nacionalización del petróleo; al de Guatemala, en 1954, tras la aprobación de la reforma agraria; o al de Chile, en 1973, tras la nacionalización
del cobre (15).
Una
historia criminal que sigue siendo actualidad en Cuba, a pesar de que
sus consecuencias sean silenciadas o minimizadas por los medios. Que
callan, también, que
el proceso negociador sobre las indemnizaciones podría reabrirse hoy, en cualquier momento.
Incluyendo en él, como es lógico, los daños económicos provocados por
60 años de bloqueo al país (16). Sería el comienzo de un verdadero
proceso de paz
para Cuba. Duradero y justo. ¿No les parece?
Edición: Esther Jávega.
Edición: Esther Jávega.
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