Las mutuas, al descubierto
Las “Mutuas Patronales de Accidentes y
Enfermedades Laborales de la Seguridad Social” han cambiado de nombre,
con la nueva Ley de Mutuas 35/2014 de 26 de diciembre pasan a llamarse
“Mutuas Colaboradoras de la Seguridad Social”. ¿Por qué este
cambio de nombre?, pues porque además de las competencias relativas a
los accidentes y enfermedades profesionales ahora tendrán algunas competencias en las enfermedades comunes. También
se produce un cambio en la definición, hasta ahora eran “asociaciones
constituidas por empresarios” y con la nueva ley pasan a ser
“asociaciones privadas de empresarios”. Una manera de remarcar más
todavía más el carácter privado de las mutuas.
Las mutuas se financian básicamente con las
cotizaciones por accidentes de trabajo y con una fracción de las
cotizaciones por contingencias comunes. Todas las empresas, así
como los autónomos y autónomas han de contratar los servicios de una
mutua al constituirse y deben de ingresar a la Tesorería de la Seguridad
Social un porcentaje del salario de cada persona trabajadora, ese
porcentaje dependerá del tipo de actividad. Por ejemplo para el personal
que trabaje en oficinas el porcentaje es del 1% y para el de minas del
7,15%. Posteriormente la Tesorería de la SS ingresará todo ese dinero a
la mutua. Aunque las aportaciones sean empresariales no debemos
olvidar que son rentas del trabajo, de nuestro trabajo y por tanto
nuestro dinero. Bien, a cambio de ese dinero, cuando tenemos un
accidente laboral o enfermedad profesional la mutua se hace cargo de
los gastos, por tanto cuanto menos tiempo estemos de baja, menos
pruebas nos realicen, menos muertes por enfermedades profesionales
existan, más beneficio le queda a la mutua.
Teniendo en cuenta lo anterior los intereses económicos de las mutuas entran en clara confrontación con nuestra salud. Tanto
es así que cuando tenemos un accidente laboral las mutuas intentan que
nos demos de alta lo antes posible y a toda costa, si aun así a los
pocos días volvemos a recaer desvinculan la dolencia del accidente
laboral y te desvían a la Seguridad Social para que sea el erario
público el que corran con los gastos. España se encuentra en una
situación única dentro de los países de la OCDE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos), según los datos de las mutuas desde el año 2000 al 2004, en nuestro país no se produjo ninguna muerte por enfermedad profesional, en el año 2005 ya hubo 3 muertes. En cambio, según
el Grupo de Investigación de Salud Laboral de la Universidad Pompeu y
Fabra, en España mueren 14.000 hombres y más de 2.000 mujeres por
enfermedades contraídas en el lugar de trabajo, cada año hay
9.400 personas muertas por cáncer, 3.600 por enfermedades
cardiovasculares y 1.700 por enfermedades respiratorias contraídas en el
lugar de trabajo y ninguna de estas muertes aparece en los registros de
las mutuas. Esto implica que las mutuas no pagan las compensaciones
correspondientes a los familiares de las trabajadoras y trabajadores
fallecidos por enfermedad profesional.
Pues bien, además de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales, ahora con la nueva legislación las mutuas también tendrán competencias en las enfermedades comunes (las no relacionadas con el trabajo).
La ley 35/2014 permite a las mutuas proponer a la Inspección Médica de
los Servicios Públicos de Salud el alta de una trabajadora o trabajador
que esté de baja por enfermedad común. Para realizar esas propuestas de
alta las mutuas podrán disponer de nuestro historial clínico y si así lo
consideran, podrán someternos a reconocimientos y exámenes médicos. Una
vez hecha la propuesta de alta, la Inspección Médica de los SPS deberá
responder a la mutua en un plazo de 5 días. Si estima la petición
emitirá el alta y si la deniega deberá realizar un informe médico que
justifique la continuidad de la baja. La Inspección Médica también podrá
citar a la persona que esté de baja para hacerle una revisión médica,
pero dentro de esos mismos 5 días.
Cuando se legisla de esta manera se da a entender que
las trabajadoras y trabajadores nos dedicamos a estafar a la Seguridad
Social, con ansias desmesuradas por convertir el absentismo
laboral en tendencia. Por otra parte se transmite una desconfianza total
hacia las y los profesionales del Sistema Público de Salud, ya que
desde el primer día de la baja el personal médico de las mutuas puede
realizar el seguimiento de dicha baja, o lo que es lo mismo, cuestionar
su diagnóstico. Unos profesionales que acceden a su puesto de
trabajo sin ningún tipo de prueba u oposición objetiva, los de las
mutuas, cuestionando de manera sistemática el trabajo de profesionales
sanitarios que han conseguido su plaza mediante una oposición.
Pero salgamos de lo abstracto, pongámosle nombres, las mutuas,
al igual que los mercados no funcionan solas, sino que hay un grupo de
personas que las dirigen. Tomemos como ejemplo la Muta Asepeyo,
cuyo órgano de gobierno está compuesto, entre otras personas por: José
Mª Juncadella Salisachs (de Arena Media Communications España, SA), José
Luís Martínez Olivares (El Corte Inglés, SA), Luis Planas Martínez
(Hoteles Valle de Arán, SA), José Abargues Morán (Ford España, SL),
Antonio Alastuey González (Renault España, SA), F. Xavier Amorós
Corbella (Sociedad General Aguas de Barcelona, SA), Joaquín
Folch-Rusiñol Faixat (Industrias Titán, SA), Cécile Virginie Hesse
(Danone, SA), María Soledad Luca de Tena y García-Conde (Diario ABC, SL)
Resulta extraño que directivos pertenecientes a empresas como Danone, Ford, Renault, Aguas de Barcelona, El Corte Inglés, ABC, entre otras, sean las que dirijan una entidad que se dedique a la sanidad, pero más extraño resulta que desde el poder político se les transfieran competencias que son de la Sanidad Pública. No
consideramos de recibo que estas personas sean las que miren con lupa
nuestras bajas e historiales médicos, estableciendo estrategias de
persecución y presión tratándonos de delincuentes.
Alguien debería dar una explicación de este atropello y desde la CGT de
Murcia aprovechamos estas líneas para exigirla. Si no hay recursos para
que la sanidad sea universal, si las Urgencias de los hospitales están
desbordadas, si las personas afectadas por la Hepatitis C no reciben el
tratamiento necesario, ¿cómo es posible que se inviertan tantos recursos médicos para el seguimiento de las bajas médicas?.
El médico de cabecera, el de la mutua y el de la inspección médica;
repetición de las mismas pruebas y/o análisis en un espacio muy reducido
de tiempo, expedientes y solicitudes que van y vienen de un
departamento a otro y que deben de ser tramitadas y respondidas. ¿Cuánto dinero cuesta esto?, ¿Por qué tanta inversión en perseguirnos?.
Para la CGT esta
Ley da un paso más en esa “carrera a ninguna parte” que los gobiernos
liberales han emprendido de privatización de todo lo público, violando
los principios de equidad, universalidad y eficiencia para todas y
todos.
CGT de Murcia
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