Seis organizaciones
internacionales han condenado al régimen político español un total de 77 veces
por sus reiterados incumplimientos de la legalidad internacional y los derechos
humanos.
El Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (70 veces), la Organización para la Seguridad
y Cooperación Europea (3
veces), Transparencia
Internacional, Access Info, la Agencia Mundial Antidopaje y hasta la Unión
Ciclista Internacional (1
vez cada una) han emitido sentencias, informes, notas y comunicados públicos de
condena que en la mayor parte de las ocasiones la mayoría de la prensa española
ha silenciado, manipulado o desvirtuado. En paralelo, Cruz Roja ha anunciado que este año va a
repartir en España 40 millones de kilos de comida porque los españoles pasan
hambre, entre ellos 2 millones de niños, según precisan Unicef y Cáritas. Y a
ellos les acompañan 6 millones de parados y 2 millones más de exiliados
laborales, una catástrofe humanitaria y diaria que los políticos no ven.
Los
profesores Juan Velázquez, Iñaki Valiente y Juan
Ignacio Ugartemendía (UPV) han
recopilado en un libro las 70 sentencias en contra que acumula España en el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos solamente entre los años 1988 y 2009. No
hay país europeo que haya sido condenado tantas veces y su caso ya es digno de
estudio en el ámbito internacional, pues las élites españolas parecen tenerle
aversión a las leyes y aún más a su cumplimiento.
El “caso
Parot” no es el único.
La prensa ha puesto sordina a otros precedentes: el “caso Bultó”, el
“caso Sanders”, el “caso Castells”, Casado Coca, Díaz Ruano, Ruiz Torija, López
Ostra, Salvador Torres… Los hay también famosos como Gómez de Liaño, Juan Alberto
Perote o Ruiz Mateos. Todos
han tenido que ser indemnizados con el erario público porque sufrieron abusos judiciales y
políticos, que en España se entremezclan hasta el delirio. Son tantos
los que han recurrido a Estrasburgo y tantos los que han ganado que solo se
puede concluir que los 15 ministros de Justicia del régimen político borbónico han
sido unos manifiestos incompetentes y he aquí sus nombres para los libros de
Historia, por si algún día debieran devolver esas indemnizaciones con los
sueldos públicos y pensiones que cobraron tan generosamente:
Landelino Lavilla (UCD), Iñigo Cavero (UCD), Francisco Fernández
Ordóñez (UCD), Pío Cabanillas (UCD), Fernando Ledesma (PSOE), Enrique Múgica
(PSOE), Tomás de la Quadra (PSOE), Juan Alberto Belloch (PSOE), Mariscal de
Gante (PP), Angel Acebes (PP), José María Michavila (PP), López Aguilar (PSOE),
Fernández Bermejo (PSOE), Francisco Caamaño (PSOE) y Ruiz Gallardón (PP).
Los
gobernantes españoles tienen un problema con su inserción internacional. Émulos de Franco, el régimen
de Monarquía borbónica de partidos que continuó a la dictadura se basa en el
control mediático de la opinión pública interna mediante subvenciones
publicitarias directas o concesiones administrativas a sus editores (desde las burdas gasolineras hasta
las recalificaciones urbanísticas, mediaciones para créditos o financiaciones
bancarias etc…).
Especialistas
en adoctrinar en la ignorancia, se hace más difícil emerger a la sociedad civil
cuando desde el Estado se promueven valores como el “chanchullo”, el
“compadreo”, el “enchufe” o el “amiguismo” frente a la meritocracia, la
legalidad, el respeto a la libertad ajena o la división de poderes en un estado
democrático. Esta es la clave del porqué la partitocracia española se revuelve
por el último “varapalo” del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la
“doctrina Parot”, que no es sino la aplicación en España de la irretroactividad
en las leyes, incluidas las del terrorismo. Si
los ciudadanos están indefensos ante los abusos de sus gobernantes, imagínense
los terroristas, que han sufrido desde la “guerra sucia” de varios gobiernos
hasta el quebranto de las leyes que regulan los derechos humanos en el resto
del mundo.
Franco
se refugiaba en sus cómicas pero muy eficaces alertas contra él. “contubernio de Munich” para impedir las
reformas que la comunidad internacional le exigía y la prensa del régimen hacía
el resto. Hoy, la ancestral autarquía de la península española es abonada desde
el poder para mantener a los ciudadanos ajenos al mundo contemporáneo y solo la
sociedad civil más informada, gracias
a la globalización informativa que permiten internet y las redes sociales, percibe el engaño: las élites
políticas españolas están desacreditadas internacionalmente porque han optado
por subyugar a su propio pueblo antes que recortar sus privilegios, que ahogan
además a la propia economía.
Es un egoísta “harakiri” que se basa
en la cada vez menor ceguera e ignorancia interna y que suscita la repulsa internacional
de las organizaciones independientes. Por eso las élites de los partidos y
sindicatos, víctimas de su propia perversión y de su escasa formación laboral y
económica, temen que
cuando el “sistema” los sustituya en las urnas, puedan ser perseguidas,
enjuiciadas y encarceladas, teniendo que devolver sus patrimonios. Ese pavor a la justicia les hace
impedir toda clase de cambio con toda suerte de distracciones: Gibraltar, el
terrorismo (hasta cuando no existe), Cataluña, los vascos… etc.
Las
condenas internacionales de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) junto a las del
COI y UCI contra la permisividad hacia el dopaje deportivo en España fueron
manipuladas por las élites mediáticas y el “caso Contador” o la “Operación
Puerto” se maquillaron como “ataques” a los “éxitos” deportivos o “envidias” de
sus competidores. Lo cierto es que los
deportistas que hicieron trampas y se doparon fueron absueltos o apenas
apercibidos por los tribunales en base a unas leyes, las mismas por cierto que
garantizan la impunidad a los políticos y banqueros corruptos y las mismas que
ahora han desatado la ira de las víctimas del terrorismo.
La
realidad es que diputados y senadores apenas saben legislar ni les preocupa la
calidad legislativa, pues son elegidos por los partidos y no por los
ciudadanos. Un simple repaso a la
Comisión de Justicia de ambas cámaras evidencia que mediocres abogados sin apenas
trayectoria profesional ni prestigio académico componen sus inútiles reuniones
donde lo único que se debate es “lo que sale en la prensa”, según
confiesa uno de sus integrantes y dan fé la lectura de los órdenes del día.
El sistema jurídico español, sin separación de
poderes, hace aguas. Y en este río revuelto, los pescadores más avezados ganan: María del Carmen
Fernández-Montalvo García y José Ramón Aparicio de Lázaro, hija y yerno de Rafael
Fernández Montalvo, presidente de la Sección Segunda del Tribunal
Supremo, han sido nombrados ‘a dedo’ en esta misma institución por un período
de tres años, prorrogables otros tres. Como antes el presidente del CGPJ, Gonzalo Moliner,
firmó la contratación de la hija del
vocal Miguel Collado, felizmente
frustrada cuando se aireó. Si el Consejo General del Poder Judicial se lo
reparten PP, PSOE, CiU y PNV desde su creación, no es de extrañar que los
jueces que lo componen sigan idénticas inercias que quienes los han elegido.
No son las
únicas condenas que ha recibido España. La
Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) condenó también a los actuales políticos
españoles por no respetar
el derecho de reunión y manifestación para los convocantes de la
concentración bajo el lema “Jaque al Rey”. Es la misma organización
internacional que ya ha
emitido tres comunicados internacionales contra España por su sistema electoral
y por su supuesta “ley de Transparencia”, que en opinión de los observadores
extranjeros independientes, pretende todo lo contrario: volver a engañar y ocultar al
ciudadano su derecho a la información pública sobre su dinero y el destino de
sus impuestos. La
respuesta del Gobierno fue expulsar
a los seis diplomáticos que la OSCE había enviado a Madrid como observadores.
Y es que
esta España que asoma al siglo XXI apenas se distingue de la que Valle Inclán describía hace un siglo en su corte de los milagros. La prensa denuncia que ya no se pueden colgar
carteles en las Universidades sin el sello del rectorado, España pasa apuros para aprobar el
examen internacional sobre blanqueo de capitales, 40 millones de kilos de comida
van a repartir este año las ONGs a una España que pasa hambre, se persigue a los chinos
vendedores ambulantes de cerveza, desnudan
a la profesora Mar
Esquembre para asistir a
la tribuna del Congreso, expulsan a los que protestan y acordonan con vallas la
que se supone que era la casa del pueblo, impiden a los manifestantes acudir a
las manifestaciones, expulsan a diplomáticos, apalean a manifestantes… El
Gobierno actúa, la oposición, la prensa y los sindicatos callan. Todos ellos se
enriquecen mientras España agoniza pero la culpa es del “contubernio”
extranjero.
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