"Buscad y hallaréis" (Mat. 7:7)
"Pedid y se
os dará", dice también el evangelista, y "llamad y se os
abrirá". El mundo es sencillo cuando se va de buena fe. Solo que la buena
fe no abunda. Porque si en verdad se busca una "propuesta política de amplio apoyo", nada es más
fácil: la tienen mañana en el Parlamento, presentada por enésima vez por el
bloque independentista y con un apoyo del 80% de la población.
Si no se trata de
eso, ¿de qué se trata?
Los principales
actores/actrices de este psicodrama del consejillo del virreino han
estado muy bien y han dado una buena imagen de fingida normalidad. Que tres de
los participantes lleven lazo amarillo y tres no, hace visible una línea de
fractura en torno a una realidad disimulada como siempre por una cuestión de
nombres, si presas/os políticas o políticos/as presos. El nominalismo no
disimula nada porque esos presos/as políticos son un elemento central en la
voluntad de la Generalitat de llegar a la independencia, entre otras cosas,
para liberar a unos presos/as políticas de una jurisdicción que el
independentismo no reconoce.
El cuidadoso
documento que han elaborado los participantes, al reconocer que hay un
conflicto España-Catalunya de futuro incierto, da un timidísimo primer paso a
una efectividad del diálogo que no parece vaya a sobrevivir a la primera
tarascada de la derecha, aliada en esto con los socialistas de Roncesvalles.
¡La foto de los dos gobiernos, equaliter, es un ultraje a la
dignidad patria! Ya veo a algún juez de la FAES o del Opus empapelando a los
seis por ultraje a la Nación.
En todo caso, el
ánimo de la normalidad virreinal ha comprometido una segunda reunión en enero
con idea de llegar al "diálogo efectivo", un debate de asuntos
sustanciales como la autodeterminación.
Pero todo esto se
refiere al momento previo al 21-D, comienzo del invierno. El día en que se
retornará a la normalidad en Catalunya, que no es exactamente lo que el
gobierno llamaría "normalidad". Es la normalidad catalana de la
movilización en pro de la República, la independencia y en contra de las
actividades de una administración colonial. Hoy Catalunya y especialmente
Barcelona, van a estar intransitables. Es bueno que los gobernantes vengan a
ver directamente que sus mentiras sobre la división de la sociedad catalana son
eso, mentiras. Y, sobre todo, a comprobar que la independencia de Catalunya es
imparable.
Desde luego lo es
por la vía unilateral.
Si alguna
esperanza queda de impedirla es, precisamente, mediante un referéndum pactado
en el que ganara el "no".
La llamada
"cuestión catalana" (o sea, "cuestión española") no puede
resolverse ya por la tradicional vía militar; tampoco, para sorpresa del
nacionalismo español, por la judicial, que está provocando una insurrección
social pacífica; y ahora están descubriendo que tampoco puede resolverse
mediante el artículo 155. Esta medida está pensada para casos excepcionales en
que una Comunidad Autónoma se salga puntualmente de lo previsto. No para el de
una nación que niega a la otra la legitimidad para aplicarle artículo 155
alguno.
Por la muy
sencilla razón de que ningún gobierno democrático puede basarse en la
imposición y la violencia en contra de la voluntad de los gobernados.
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