La Inquisición española
Nadie está
llamándose a engaño. La causa general contra el independentismo es un típico
proceso político, disfrazado de farsa judicial. Judicial porque se quiere
disimular el aspecto político; farsa porque se ha montado con falsedad y
atropello de todos los derechos de los acusados, empezando por el del juez
natural.
Por eso, la
declaración de Turull centra la cuestión: no pedirá
perdón y reivindicará lo que hicieron el 1-O y el 27-O porque
no entiende que fuera un delito, sino un acto político y, como tal debatible en
foro político, no penal. Palinuro coincide. En efecto no solo no se dan los
delitos concretos que se les imputan de rebelión y sedición porque, al faltar
el requisito de la violencia, no pueda hacerse; es que, mirado con
detenimiento, no hay delito en absoluto.
Procurar cualquier
objetivo por medios pacíficos y democráticos es un derecho. También lo es
procurar pacífica y democráticamente la separación de España. Si no lo es, o no
se permite que lo sea, arrastrando a los responsables a una farsa judicial,
evidentemente, no será a causa de los medios, que son los mismos, sino a causa
del fin, esto es, la separación de España. Lo que los jueces quieren castigar
como delito es el ejercicio de un derecho.
El ámbito del
derecho es el de las interpretaciones divergentes. Pero no tanto. Algo no puede
ser un delito y un derecho al mismo tiempo, salvo que lo sea para partes
distintas, como es el caso. Para los indepes, la acción política pacífica y
democrática en pro de la independencia de Cataluña es un derecho irrenunciable.
Para los jueces, el gobierno, los medios, la opinión española, procurar algo
pacífica y democráticamente es un derecho, salvo que se trate de la separación
de España. El "delito" está en el propósito, el objetivo, la idea.
Este juicio es una
farsa porque es un proceso de convicciones, como los de la Inquisición. Lo que
para esta era herejía, para los juzgadores de hoy es un crimen nefando que les
gustaría tratar como delito de alta traición. Al necesitarse aquí una situación
bélica (siempre más difícil de inventar que la existencia de violencia) no se
puede proceder por la vía militar, aunque no será
por falta de ganas.
La justicia de los
jueces españoles se hace en nombre del Estado español, personificado en el
monarca, en resumen, de España. España es la fuente absoluta de derecho. Es una
entidad prejudicial, en cuyo marco tienen sentido los procesos legales. Su
permanencia y unidad, por tanto, son sagradas. Si alguien osa cuestionar la
unidad de España, cuestiona su misma razón de ser, algo que los jueces no
pueden admitir, ya que los cuestiona a ellos, descubriendo su carácter de juez
y parte y aniquilando toda base de la justicia.
Lo que los jueces
quieren juzgar es un viejo conocido de toda tiranía: el "delito" de
opinión. Por eso el proceso es una farsa judicial porque es un proceso por
convicciones. La doctrina que subyace en esta actitud de unos jueces españoles
dispuestos a condenar a unas personas por no querer ser españolas es la muy
esclarecida que soltaba ayer Rosa Díez: las ideas independentistas no son
legítimas y VOX es un
partido político tan legítimo como otros. Ideas no legítimas,
tome nota, Torquemada cuando haya que proceder contra quienes las albergan. Y
VOX, partido legítimo.
Por supuesto,
mientras no delinca, será legitimo. La gente tiene derecho a pensar lo que
quiera y decirlo, según las circunstancias. Tan legítimo es ser independentista
como soñar con ver a todos los independentistas colgados. Con todo, esta
segunda variante no tiene buena fama.
En su visión, los
jueces están animados del espíritu de Díez. Para ellos, negar España, ir contra
su unidad, querer separarse, como para la ex-de UPyD, es ilegítimo, es
delictivo, debe castigarse. A esos apuntan las referencias de algunos al
superior interés de España en su lenguaje judicial . Es el mismo espíritu que
anima a VOX: todo por España. Y tanto en el caso de los magistrados como de los
ultras de Abascal, "todo por España" significa "todo contra
Catalunya".
Los herejes de la
Inquisición de hoy somos los catalanes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario