Solidaridad y despojo en tiempos de pandemia. Por Iroel Sánchezpor La pupila insomne |
El último abrazo que di previo
a estos días de pandemia y aislamiento lo tengo bien guardado. Buscaba
cómo pagar piñas y frutabombas en un mercado cuando una voz me dice "es
aquí" y al mirar lo reconocí, él también me reconoció.
Era el enfermero de mi Grupo Táctico en el sur de Angola mientras el
ejército sudafricano se rompía los dientes en Cuito Cuanavale, y
fracasaba en el intento de poner a disposición de su régimen racista
las riquezas del suelo angolano.
Realmente yo tenía muchos más
motivos para reconocer a Miguel que él a mi, era él quien me
suministraba los medicamentos cuando enfermé de paludismo y también era
el mismo al que vi atender niños angolanos de la aldea de Longa con
las medicinas de nuestra tropa. Nada nuevo, si nuestra "pipa" abastecía
de agua a la aldea y a su escuela íbamos a llevar los juguetes que
hacíamos con latas de conserva y cajas de balas vacías para aquellos
niños que nunca antes habían tenido ni médico ni
juguetes pero que gracias a que el colonialismo ya no mandaba allí
tenían escuela y maestro.
Cuba no da lo que le sobra,
comparte lo que tiene, se ha repetido mucho, y algunos lo interpretan
como propaganda o conveniencia política, pero algo que se ha convertido
en cultura popular no puede ser propaganda o aprovechamiento
político. Si el gobierno cubano rapiñara mascarillas, ventiladores de
emergencia y medios de protección, como han hecho impunemente entre sí
durante esta crisis universal por el Coronavirus los líderes de Europa y
Estados Unidos, secuestrando aviones cargados
de insumos médicos y robando transportaciones destinadas a otros
países, el primero que lo condenaría sería su pueblo y den por seguro
que, diferencia de las "democracias" occidentales, la "dictadura" cubana
no podría sostenerse en el poder.
Es la filosofía de la
solidaridad frente a la filosofía del despojo que denunció Fidel Castro
en la ONU cuando en 1960 se iniciaba la década de oro de la
descolonización en el Tercer Mundo: "Cese la filosofía del despojo y
cesará
la filosofía de la guerra". Del mismo modo en que las metrópolis
coloniales y el imperialismo estadounidense despojaron a países de
África Asia y América de sus recursos naturales, exterminaron naciones
enteras y pelearon entre sí por ese control, ahora se
enfrentan por recursos para enfrentar la pandemia. El sangrante ejemplo
de Palestina llega hasta el presente como testimonio de ese abuso e
injusticia occidental, como también las invasiones,casi siempre con la
OTAN la cabeza, en Afganistán, Libia e Irak,
como también los sucesivos intentos de reapoderarse del petróleo
venezolano, encubriéndolos como esfuerzos por la democracia y los
derechos humanos.
Sin embargo, la hipocresía
occidental ha quedado al desnudo cuando en una antigua metrópoli
colonial se habló destempladamente de utilizar a los africanos como
cobayas humanas para acelerar las pruebas de una vacuna, o se ha
abierto
espacio a inmigrantes, antes rechazados, para que asuman peligrosas
labores abandonadas en Europa por quienes ahora permanecen en sus casas.
Para Occidente el problema de
Hitler es que trató a los europeos como pueblos coloniales, escuché
decir a un destacado intelectual latinoamericano alguna vez. La pandemia
del Coronavirus trae de regreso esa filosofía del despojo
entre países del Occidente "culto y civilizado" pero no por ello los
históricamente más despojados -fuera y dentro de Estados Unidos y
Europa- dejaran de serlo. La filosofía del despojo es la naturaleza del
sistema.
(Al Mayadeen)
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