El coronavirus y la solidaridad. Por Víctor Ángel Fernándezpor La pupila insomne |
Deportistas de todo el mundo se han puesto
de acuerdo para realizar extracciones de sus ganancias y ofrecer
donativos para las personas más necesitadas e incluso para gobiernos, lo
cual, dentro de esta situación compleja en que vivimos,
pueda paliar en algo las necesidades de adquisición desde algún
equipamiento para salas especializadas, hasta las capas de protección
médica o los más sencillos dispositivos para proteger nariz y boca.
Entonces, me surge una pregunta ¿pudieran
los peloteros cubanos en Estados Unidos sumarse a este grupo con
respecto al país que los vio nacer? Esa Cuba y su gobierno que los formó
e hizo que fueran elegibles para la llamada Gran
Carpa.
La variante debería ser sencilla, como para
cualquier otro deportista del mundo, incluidos los latinoamericanos en
la MLB, por los derechos por los que tanto luchara el gran Roberto
Clemente. Yo, Fulano de Tal, tomo parte de mi salario
de un mes, de un año o de un día y lo envío a mi tierra, ya sea en
moneda contante y sonante o habiéndolo convertido en material médico.
¿Fácil, verdad?
Ahora que está de moda la campaña encabezada
por EEUU contra las ayudas médicas cubanas, esos peloteros no deberían
tener ningún problema. Ellos SÍ viven en un mundo libre. Ellos SÍ tienen
democracia. Ellos SÍ, pero nosotros…NO.
Ni ellos tampoco.
Porque su contrato, en la norma de que ellos
han firmado para “probarse en el mejor béisbol del mundo”, dice
explícitamente que no podrán mantener ninguna relación con el gobierno
cubano, ni con ninguna de sus instituciones, aunque
estemos hablando de un momento de pandemia mundial y de un acto
totalmente humanitario.
Imaginemos, por un momento que Neymar en el
PSG, con su compra por 222 millones, que Messi en el Barcelona o que
Cristiano en la Juventus, hayan tomado esa decisión, con independencia
de la tendencia de los gobiernos correspondientes
y alguno de los jeques u otros empresarios dueños de los respectivos
equipos o las federaciones francesa, española e italiana de fútbol,
dijeran: No, no y no. Nosotros decidimos lo que ustedes pueden hacer con
su dinero.
Para “probarse en el mejor béisbol del
mundo” hay que aceptar la cláusula antidemocrática y anti libre
albedrío, bajar la cabeza y no hablar, ni bajo la ducha. Como ya dije en
otro artículo, nunca podrán ser aspirantes al premio
Roberto Clemente, demasiado nombre para un tamaño que no se me ocurre
medir en estatura física o en campeonato de jonrones.
Pero todo no está prohibido. La OFAC, el
Departamento del Tesoro y los directivos de la MLB, tienen una salida:
pueden realizar sus donativos, pero, eso sí, deben entregarlos al
sistema de hospitales, clínicas e instituciones de
salud no gubernamentales de la Isla.
¿Ven que todo tiene solución? ¿Ven que el capitalismo no cierra las puertas?
Un pequeño detalle, que espero esos
deportistas no hayan olvidado: la salud, la medicina, los hospitales y
todo el sistema de salud cubano es GRATUTITO y ABSOLUTAMENTE
subvencionado por el Estado cubano.
Entonces viene el problema: ¡Verdad que
estos comunistas son de ampanga! Se les ocurre dar la salud gratuita, en
lugar de cobrarla, no hacerla particular y discriminativa, como tiene a
bien el “gran país” del norte.
O sea, “la culpa, la maldita culpa”, la tiene el Estado cubano.
Un día, cuando quiera que sea ese día,
estaremos aquí. Cuando quiera que sea ese día y ya no los contraten, o
cuando un presidente como Obama les de permiso para usarlos en su
política. Cuando alguna enfermedad los aqueje, o cuando
quieran cumplir una promesa al viejo Lázaro o a la muy querida Cachita,
vendrán, pero no les exigiremos declaraciones como suelen hacer allá,
exigiendo arrepentimientos y hasta un mea culpa. Y no faltará quien
exija silenciemos cualquier alusión a este asunto
en su conveniente regreso.
Por suerte y para no hacer largo el
comentario, como decimos por aquí, nos vamos bandeando. Producimos una
parte de lo que nos hace falta, compramos otra parte y agradecemos la
ayuda que nos hacen llegar de buena gana, manos amigas
libres, no esclavizadas por contratos contra Cuba.
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