El supuesto hijo biológico de Juan Carlos de Borbón amplía su demanda de paternidad
Julia Pérez | Público | 20/06/2014
Cuando a Albert Solá (Barcelona, 1956)
le subieron a un jeep y lo sacaron a toda prisa de unas maniobras con
fuego real en Los Monegros aquello le pareció muy extraño. Corría el mes
de febrero de 1978, era un soldado raso cumpliendo el servicio militar
en el regimiento de Saboya de Leganés, pero le explicaron que su padre
había tenido un accidente, le dieron ocho días de permiso y “hasta se
ofrecieron a llevarme hasta Girona”. Viajó a su pueblo, custodiado por
otro vehículo. “Cuando llegué, mi padre estaba trabajando en el campo.
No había ocurrido ningún accidente grave”. Se alegró: era joven, y ocho
días de permiso en la mili eran ocho días libres.
Aquella anécdota se sumaba a unos
comienzos chocantes de su servicio militar, en 1977: se incorporó al
campamento con 17 días de retraso respecto del resto de sus compañeros a
cuenta de unas interminables pruebas médicas que el Ejército de Tierra se empeñó en realizarle. “Fue el chequeo médico más completo de mi vida”.
Otro hecho extraño más en su cambiante
vida. Vino al mundo en Barcelona, hijo de madre soltera, y quince días
después pasó a ser custodiado por la Maternidad de Barcelona. Tres meses
más tarde, fue entregado a una familia de Ibiza para ser criado:
“alguien pagaba 900 pesetas trimestrales por la lactancia”. Cuando tenía
casi ocho años fue dado en adopción al matrimonio de agricultores
formado por Salvador Solá y Antonia Jiménez.
Ahora sabe que fue arrancado de brazos de su madre, a quien dijeron que había dado a luz a un niño muy enfermo que necesitaba cuidados especiales y la trasladaron a Suiza para evitar el escándalo en la sociedad barcelonesa de 1956. Hoy sabe que cinco años después de su nacimiento, a su madre biológica le entregaron el cadáver de un niño de su misma edad que había muerto en el hospicio: “le dijeron que era yo, su hijo Alberto. Ella lo enterró y descansó en su tristeza”.
“Yo nunca busqué al rey”, sentencia Albert Solá Jiménez, quien sostiene ser hijo natural de Juan Carlos de Borbón. “Vinieron a buscarme” cuando vivía en México porque su madre biológica supo que estaba vivo y
quería conocerlo. Y, aunque ese encuentro no llegó a producirse, Solá
empezó a hacerse preguntas y a indagar sobre sus orígenes. Solicitó por
vía judicial acceder a su expediente de adopción. Su sorpresa fue
mayúscula cuando un juez de Barcelona les recibió, a él y a su abogada,
para hacer efectivo el acceso a la documentación y dijo en la sala,
siempre según relata Solá: “¿Ya saben quién es el padre del señor? Juan
Carlos de Borbón, rey de España”.
Se quedó pasmado. De repente, empezó a
cuadrar los entresijos de su vida “y pude poner cara a esa sensación que
tenía siempre de que alguien mandaba sobre mi destino y que no podía
identificar, pero que siempre percibía de una forma poderosa e
indefinida”. A su juicio,ese poder que dirigió su vida fue “la
mano de Francisco Franco”, ya que la familia de su madre biológica
estaba muy relacionada con el franquismo, y, después, el conocimiento
“de determinados poderes” de que podría ser hijo de Juan Carlos de Borbón. Es lo que afirma, y esa es su convicción.
Este viernes se hace efectiva la
abdicación del rey Juan Carlos I, tras la publicación en el Boletín
Oficial del Estado de la ley orgánica con la sucesión de Felipe VI. Y este
viernes finaliza su inviolabilidad como jefe del Estado. El lunes, el
abogado de Solá presentará un escrito de ampliación para que se tenga en
cuenta esta nueva circunstancia.
La legislación no contempla cómo
proceder ante la demanda de paternidad que presentó Solá en un juzgado
de Madrid respecto al jefe del Estado, porque no existe tal regulación.
Por ello, la jueza archivó el caso al mismo tiempo que fundó el archivo
en la inviolabilidad del monarca.
Ahora, la reforma ‘exprés’ que emprende
el Gobierno ha creado el cauce para posibles demandas civiles que se
presenten contra Juan Carlos de Borbón, el rey abdicado, quien estará aforado ante el Tribunal Supremo.
Solá recurrió el archivo de su demanda de paternidad presentada en octubre. La deliberación del recurso está prevista para el próximo 9 de septiembre por parte de la sección 24 de la Sala de lo Civil de la Audiencia de Madrid.
Por ello, el próximo lunes, 23 de junio, presentará un escrito de ampliación. Argumentará que ha ocurrido un hecho nuevo o noticia que afecta al pleito. En este caso, la abdicación.
El artículo 286 de la Ley de Enjuiciamiento Civil permite presentar
este escrito si se produce un hecho de relevancia antes de dictar
sentencia.
Su abogado, Francisco Bueno Celdrán
incide en que el derecho a la identidad forma parte de los derechos
fundamentales de la persona. En caso de que persista la inviolabilidad
porque la demanda se presentó cuando Juan Carlos de Borbón era jefe del
Estado, solicitan exhumar el cadáver de su padre, Juan de Borbón, para practicar las pruebas de ADNpertinentes,
ya que nunca reinó. Insiste, además, en que existe jurisprudencia de
que la inviolabilidad no se extiende a la actuación privada del rey,
sino al ejercicio de la jefatura del Estado y defiende que el caso no es “cosa juzgada” porque la jueza de primera instancia no entró en el fondo del asunto. Todos estos extremos deberán ser resueltos por la Audiencia.
“Yo sé cómo acabará todo: con un ‘sí’ de
él”, concluye Solá en referencia a su supuesto padre biológico. De ser
cierto, ese ‘sí’ reconocería que él, Alberto Fernando Augusto,
registrado como expósito en el Registro Civil en 1956 e inscrito en la
Maternidad como hijo de Anna María Bach Ramón, es el primogénito de Juan
Carlos de Borbón.
‘Siempre bajo presiones’
Albert Solá relata su vida con una
mezcla de acento payés y deje mexicano. Porque, ya adulto, se trasladó a
vivir a México donde residen sus dos hijas.
En un viaje a España, en 1988,
acudió a la Casa de Maternidad de Barcelona, para conocer su expediente
de adopción: quería saber quiénes eran sus padres. Se negaron a dárselo, porque tenía que solicitarlo por vía judicial. Un año después, le llamaron de la Maternidad: su madre había aparecido. Se ilusionó y comenzó a escribirla. Dos años después, su mujer recibió una llamada anónima: le dijeron que estaban siendo engañados, que esa mujer no era la madre biológica de Solá.
En 1998 Albert Solá contrató a una agencia de detectives. Y ahí se entera de que sus apellidos podrían ser Ramón Bach,
porque en la Maternidad fue inscrito como Bach Ramón, pero un hábito de
la época era darle la vuelta a los apellidos en los casos de hijos de
madre soltera.
Regresó a España en el año 2000, citado por Javier U.R., un vecino de Guadalajara que contactó con él en México a través de conocidos. Dijo hablar en representación de su madre y que ella quería conocerlo.
Solá llegó un 8 de agosto, se inscribió en el Hotel Plaza y esperó y
esperó. Él comenzó a darle largas, y ella no contactó con él. En
septiembre, se fue a vivir a casa de su madre adoptiva en Girona, a
esperar noticias. Este señor contactó de nuevo con él y le confesó “que tenía mucha presión”. Le citó en Pastrana y le exigió que fuera prudente. “Yo ni sabía dónde estaba Pastrana”.
Allí llegó, le habló de nuevo de la “mucha presión que mucha gente” estaba ejerciendo sobre el caso,
pero Solá no sacó nada más en limpio. Decidió cortar la relación con
esta persona, porque creía que, nuevamente, estaba siendo engañando.
“Compré un boleto de vuelta a México. Recibí entonces una llamada anónima que me dijo: ‘sabemos que usted quiere abandonar el país. Por su seguridad no lo haga’“. La llamada se cortó.
Decidió quedarse en España y acceder por vía judicial a su expediente de adopción. Está formado por 42 documentos.
Cuando se destapó la posible paternidad,
recibió un nuevo mensaje y sintió que su madre biológica corría
peligro. “Me pidieron: ‘no le hagas daño, ella está de tu lado’… Sé que algún día la conoceré”.
En el año 2012 una ciudadana belga, Ingrid Sartiau, contactó con él a través de Internet. También sostiene que es hija de Juan Carlos de Borbón, fruto de la relación del monarca con Liliane Sartiau en 1966.
Ambos se hicieron estudios de ADN con el genetista de la Universidad de Lovaina Jean-Jacques Cassiman. El resultado es que comparten un progenitor en una elevada probabilidad. [Se adjunta parte de la documentación del nacimiento de Albert Solá ]
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