miércoles, 23 de marzo de 2016

Los terroristas no son solo los que se inmolan. Por el Teniente, Luis Gonzalo Segura 23 mar 2016.

Lamentablemente, se ha vuelto a repetir la tragedia y Europa quedó conmocionada por un nuevo atentado. Sin embargo, nada hemos hecho por evitarlo y, peor aún, estamos expulsando y dejando morir a los más de dos millones de refugiados que huyen del mismo terror que nos golpea. Inhumano.
El origen
Todo comenzó con dos guerras colonialistas: Irak y Afganistán. Dos conflictos que convirtieron dos países en estados fallidos, ese gran negocio del neocolonialismo. Entramos en Irak para encontrar las armas de destrucción masiva, democratizar el país y terminar con el supuesto apoyo que se prestaba a Al Qaeda. Mentira. Nuestros propios servicios de inteligencia negaron tanto los apoyos como la existencia de armas de destrucción masiva. Aznar no fue engañado, Aznar nos engaño: todo fue una guerra colonial.
No conseguimos ninguno de los objetivos: no encontramos las armas de destrucción masiva, no democratizamos el país y no solo no conseguimos que Irak dejase de ser un estado que apoyase al terrorismo, sino que lo convertimos en un estado terrorista en el norte. Imposible hacerlo peor.
Entramos en Afganistán para matar a Osama Bin Laden, democratizar el país y terminar con un estado terrorista.
A Osama Bin Laden le matamos en Pakistán. Esos pequeños fallos, ya se sabe.
Eliminamos toda estructura de gobierno y creamos un estado nuevo apoyado en los Señores de la Guerra, algo así como terminar con toda organización en Nápoles y construir un nuevo estado apoyándose en los capos de la mafia. Por ello, los niveles de corrupción, inseguridad y falta de legitimidad son elevadísimos. No es nuevo, Ronald Reagan ya recibió a los luchadores de la libertad afganos, que era como se llamaba entonces a los terroristas que combatían a los soviéticos. ¡Hasta Rambo estaba con ellos!
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No solo no conseguimos terminar con el terrorismo, que por cierto había alimentado Occidente, sino que terminamos con uno de los pocos éxitos de los talibanes, marginalizar el cultivo de opio. En pocos años, con tropas internacionales ocupando todo el país, Afganistán recuperó los niveles de producción y exportación de opio anteriores a la guerra (con aumentos del 1.400% anual) y se comenzaron a registrar niveles de récord año tras año (6.400 toneladas de opio en 2014 frente a las menos de 70 toneladas en 2001). Para hacernos una idea, en el año 2000 había 82.000 hectáreas cultivadas y los talibanes las redujeron en un 91% hasta las 7.000 en 2001, pero en 2002 con la tropas internacionales ocupando el país ya había entre 45.000 y 65.000 hectáreas).
Por tanto, fracasamos de forma estrepitosa en todos los objetivos marcados.
El EI, ISIS o DAESH surge debido a las nuevas guerras colonialistas que generan estados fallidos, cuyo negocio es innegable, y motivado también por la gran partida de ajedrez que juegan los poderosos usando el planeta como tablero (Ucrania, Yemen, Siria, Magreb, etc.). Todo ello con más de dos millones de muertos, dos millones de refugiados, veinte millones de desplazados en Oriente Próximo y más de cincuenta en todo el mundo y casi veinte billones de euros gastados de forma directa o indirecta en la guerra.
Juzgar a los criminales
Lo primero que tendríamos que admitir es que somos responsables en un altísimo porcentaje de los muertos en Bélgica, Francia, Reino Unido, España, Estados Unidos y en esos otros países en los que nos importa un pimiento que mueran personas en atentados.
Deberíamos haber juzgado a Aznar, Bush, Blair y otra serie de gobernantes por crímenes de guerra, sin olvidarnos del inventor de la alianza de las civilizaciones,Zapatero (que con Bono y Chacón multiplicaron por seis la fabricación y venta de armas).
bush aznar y blair
Terminar con el gran negocio de los estados fallidos y no participar de la partida de ajedrez
Nuestras industrias farmacéuticas y nuestros traficantes, los cuales invitan a sus yates a nuestros políticos, se aprovechan del opio de Afganistán. Por desgracia, hay más puntos de unión (los paraísos fiscales, la financiación, el blanqueo de dinero y los delitos) entre nuestros partidos políticos y los narcotraficantes que los que puedan tener con los ciudadanos.

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