Fidel, bolivariano y martiano(II). Por Ángel Guerra Cabrera
Primero el sabio escritor y político dominicano Juan Bosch nos dijo: América
latina ha dado tres genios políticos: “Toussaint Louverture, Simón
Bolívar y Fidel Castro; y debo decir que es mucho dar… Humboldt había
previsto parte de eso cuando… después de un recorrido por América,
comentó que los dos lugares más politizados eran Caracas y La Habana, es
decir Venezuela y Cuba”.
Louverture,
ninguneado o disminuido en su grandeza por la cultura hegemónica, que
nos ofrece a Bolívar como un soñador cuyas ideas son muy hermosas pero
inalcanzables. Fidel, a quien ya casi nadie se atreve a negarle un
sitial en la historia con mayúscula, pero la misma izquierda, que lo ha
reconocido explícitamente como el gran estratega de la Revolución Cubana
y guía de pueblos, con frecuencia no se da cuenta de lo obvio: su
condición de relevante teórico de la revolución y de la reforma social
en los países de América Latina y el Tercer Mundo.
Separo
revolución de reforma deliberadamente porque en el pensamiento de Fidel
la reforma puede conducir a la revolución social en su momento,
mediante la solución de importantes tareas anticoloniales relativas a la
independencia, la soberanía, la liberación nacional, el desarrollo y la
unidad e integración regionales, imprescindibles en América Latina y el
Caribe y, en muchos países en África y Asia, sin que forzosamente haya
que plantearse de entrada el asalto del cielo.
El
hecho de que Cuba atravesara sin solución de continuidad de impulsar
aquellas tareas al socialismo, no significa que en todos los casos deba
ser así. No debemos perder nunca de vista el objetivo socialista pero
tampoco desaprovechar toda posibilidad de avanzar hacia la liberación
nacional y la descolonización.
Fidel,
por solo poner otro ejemplo trascendental y muy vigente, aportó a la
teoría revolucionaria universal, como lo expone al hacer la definición
de pueblo en La historia me absolverá(1953), luego complementada en la Segunda Declaración de la Habana(1962),
la concepción de un sujeto muy diverso de la revolución y el cambio
social de resonancias martianas. Reconoce las cualidades revolucionarias
de los minoritarios destacamentos obreros de nuestra región, pero al
mismo tiempo otorga un papel fundamental a las luchas de indígenas,
negros y campesinos. Como a los intelectuales revolucionarios y su papel
orientador.
Ya
no es solo el proletariado como lo concibieron Marx y Engels en la
Europa del siglo XIX; se extiende a todas y todos los explotados y
excluidos -incluyendo a los desempleados y, de modo enfático, a las
mujeres-, así como a los militares patriotas, a sectores de las clases
medias, que por razones patrióticas y morales pueden tornarse sujetos
transformadores, en una región donde la explotación capitalista no
puede liquidarse sin suprimir casi simultánea, o sucesivamente, el
humillante yugo imperialista. En La historia… es donde por primera vez el líder cubano argumenta por qué Martí es el autor intelectual del ataque al Moncada.
Años
después de la valoración sobre Fidel escrita por Juan Bosch, el gran
latino-caribeño Hugo Chávez, auténtico Bolívar redivivo, cuya misma
trayectoria, junto a otros importantes acontecimientos en nuestra
América, estaban contribuyendo ya de modo superlativo a demostrar la
certeza de muy tempranos vaticinios del guía de la Revolución Cubana,
recordaría: ”Fidel decía -terminando
los 80- que una nueva oleada revolucionaria, de cambios, una nueva
oleada de pueblos, se desataría en el continente cuando parecía -como
algunos ilusos lo señalaban- que habíamos llegado al fin de la historia,
que la historia estaba petrificada y que ya no habría más caminos ni
alternativas…
Unos
meses después de la desaparición física de quien había pronunciado esas
palabras, Fidel expresaría en frase para la historia: “Hoy
guardo un especial recuerdo del mejor amigo que tuve en mis años de
político activo -quien muy humilde y pobre se fraguó en el Ejército
Bolivariano de Venezuela-, Hugo Chávez Frías”.
Fidel
y Chávez multiplicaron, mediante insólitos programas sociales y de
unidad e integración, las energías revolucionarias, los recursos humanos
y materiales de sus dos pueblos y del gran movimiento de masas contra
el neoliberalismo gestado en nuestra América, que sigue presente. Pero
de eso hablaré en la próxima y última entrega de este texto.
P.D.: Black lives matter; Washington cierra el cerco financiero contra Venezuela y el chavismo contraataca.
Fidel, bolivariano y martiano(I)
Twitter: @aguerraguerra