El socialismo sí funciona
Roberto Hernández Montoya
1 100 000 viviendas. Dignas. Amobladas. No cajitas de fósforos sin frisar y sin pintar, ni contenedores ni «soluciones habitacionales». Vergüenza global son los ranchos, favelas, villas miseria, chabolas, callampas, cantegriles, ciudades perdidas, shanty towns, bidonvilles, baraccopoli. En cada región tienen un nombre. Al eliminarse el cobro de intereses sobre intereses muchas familias de clase media salvaron sus viviendas. Y sus vidas, porque ya nadie se suicida por quedarse en la calle. Socialismo no es solo lo que pasa sino lo que no pasa.
10 443 corazones operados en el Cardiológico Infantil. Muchos de ellos no latirían hoy y otros languidecerían hasta apagarse. Al lado hay un hotel para acompañantes. Chávez quería sobre todo prodigar detalles amorosos. Socialismo chavista. Y ya está en construcción el cardiológico para gente adulta.
Millón y medio de personas que no leían, hoy escriben y estudian hasta la universidad, sin límites espurios. Ser analfabeta es estar al margen del proceso civilizatorio presente, por eso desalmadamente recibían el nombre de marginales.
Al eliminarse la matrícula se garantiza el acceso universal a la educación, lo que explica que una de cada tres personas estudia. Diez millones aprendiendo. Ahora estamos en alfabetización tecnológica, porque:
Van 5 000 000 de computadoras portátiles distribuidas gratuitamente en las escuelas. Y más de 700 000 tabletas en liceos y universidades. Gratis también. Con acceso a Internet.
La visibilización de pobres, mayores, mujeres, indígenas, afrodescendientes, gente con discapacidad. Ahora se les reconoce dignidad, se les cuida, se les cura y, mejor, se les da poder para que se atiendan por su cuenta..
La FAO declaró a Venezuela libre de hambre. Más del 95% accede al agua potable.
La pobreza se reduce, incluso la extrema. Ya no hay niñez abandonada por estas calles.
La Misión Barrio Adentro lleva salud a donde nunca llegaba. Gratis también. Las 24 horas, los siete días de la semana y los 365 días. Con atención individual, casa por casa.
La Misión Milagro devolvió la vista a cientos de miles que ahora pueden mirar todo esto y mucho más que no cabe aquí y que demasiadas veces quienes vemos no queremos percibir.
Hay violencia criminal descontrolada, pero eso precisamente no es socialismo.
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