viernes, 27 de octubre de 2017

Una democracia en construcción donde tampoco hay derecho de autodeterminación, aportaciones de Francisco Fernández Buey




"El derecho a la autodeterminación de los pueblos no es un anacronismo en esta Europa, en este mundo; es un derecho democrático básico en una democracia en construcción (y no habría que tener miedo a decir que ésta, como las demás, es todavía una 'democracia en construcción')". Con esta claridad y contundencia acostumbraba a expresarse Francisco Fernández Buey. No podríamos calificarle de nacionalista de ninguna nación. Lo suyo fue, entre otras cosas, el comunismo, el internacionalismo, la democracia... Y precisamente por estas inquietudes la reivindicación nacional va unida en su pensamiento al derecho de autodeterminación que defenderá como pocos en la España que hemos conocido.
En 1968 hubo una celebración del 11 de septiembre, diada nacional de Catalunya, en una dictadura que no aceptaba estas posiciones, que acabó con unas cuantas personas que la policía se encargó de reprimir. Entre ellas, Francisco Fernández Buey y bastantes más que no habían nacido en Catalunya y pocos años llevaban en esta sociedad. A Fernández Buey no dejaron de preguntarle con diferentes intencionalidades qué hacía un palentino reivindicando el 11 de septiembre. ¿Qué se le había perdido allí? En el libro que aquí presentamos, "Sobre federalismo, autodeterminación y republicanismo" (El Viejo Topo, 2015), no habla de sus vivencias en episodios como este, nunca fue amante de este tipo de literatura. Pero es un nuevo volumen dedicado a su obra que recoge artículos no siempre fáciles de encontrar y conferencias no publicadas en las que aborda cuestiones que le preocuparon a lo largo de su vida. Buena muestra de ello es que el primer texto recogido es de 1980 y el último de 2010. Fernández Buey, catedrático de filosofía moral y política, nos ofrece análisis y reflexiones donde se unen la historia de las ideas, la filosofía moral y política y la historia desde una mirada atenta al presente. Los textos que conforman esta recopilación son breves piezas a la vez documentos de su época y análisis sobre la misma. No es material para meterse en luchas de barro actuales. No nos habla de la situación actual. Sí de lo que nos trae hasta aquí. Sí de maneras de hacer que nos podrían ayudar a resolver "el conflicto de las Españas".  

Para Fernández Buey, la reivindicación nacional no puede significar en sus posicionamientos políticos un trasvase de fuerzas y preocupaciones que olviden la liberación de las clases oprimidas. En los debates sobre federalismo, él dirá: "una vez admitidas las diferencias lingüístico-culturales y una vez afirmada la voluntad de corregir injusticias históricas anteriores, el criterio básico tiene que ser corregir desigualdades sociales en favor de las personas, clases, comunidades autónomas y grupos intracomunitarios más desfavorecidos. Esta es la única asimetría que puede admitir una izquierda social digna de tal nombre". Al inicio de los años ochenta escribiendo sobre los nacionalismos en España dirá: "además de implicar a un número cada vez mayor de personas, se están convirtiendo en lugar de refugio de la tensión político-moral debilitada por la sensación de derrota en el plano económico-social que desde los primeros años de la década pasada planea sobre fuerzas políticas varias con una vocación genéricamente transformadoras". Esto escribía Fernández Buey el 1980 en un artículo titulado "Abstención y particularismos: dos aspectos de la crisis social española". No había llegado la victoria del PSOE, pero llegaría en este escenario. Lo que veía en aquel momento, como ya preveía, fue a más. El oscurecimiento de la lucha de clases avanzaba a pasos agigantados.
Fernández Buey siempre tuvo claro que el llamado "problema vasco" o "problema catalán" no es tal, es el viejo problema de un estado unitario que España arrastra desde hace cinco siglos. Él prefiere hablar del "conflicto de las Españas" y piensa en la necesidad de trabajar en dos direcciones: en la profundización política del autogobierno de las nacionalidades y en el trabajo pedagógico y didáctico con el objetivo de: "facilitar lo más posible la comprensión de las diferencias y particularidades de las otras nacionalidades; enseñar a los niños las lenguas y culturas de los otros, no a mirarse al ombligo. Empezando, desde luego por los niños y los jóvenes de la nacionalidad todavía sin nombre pero que da nombre al estado español". Poco de esto se ha hecho en ningún lugar de España. Se ha hablado mucho de federalismo sin llegar a practicar como seguramente se debería lo que él llama "una cultura federal de ciudadanía". Y como siempre fue partidario de la autocrítica que se hace uno a sí mismo y no de la que hace a los demás, reconocía que esa falta de conexión entro lo que se dice y lo que se práctica había afectado al derecho de autodeterminación ampliamente teorizado y defendido durante los cincuenta, sesenta y setenta por la izquierda antifranquista. Después de 1980 en lugar de profundizar en dicho derecho la izquierda lo deja caer, como demasiadas cosas. 
Fernández Buey ya hace años que prefirió hablar de los de arriba y los de abajo más que de derecha e izquierda. Un breve documento recogido en este volumen no debería pasar desapercibido, aunque a primera vista resulte el menos cercano a lo que más alumbran los focos: "Alterglobalización y republicanismo". Se trata del esquema de una conferencia de hace diez años en el que, entre otras cosas, propone un diálogo con estas dos ideas a partir de coincidencias posibles que pueden unirlas partiendo de que ambas proponen alterativas al neo-liberalismo. Lo pensado en 2005, y antes, por Fernández Buey tiene mucho que ver con búsquedas de otras maneras de hacer política que ahora puede ser que estén llegando a las instituciones de representación política y gobierno con Barcelona en Comú, Ahora Madrid, la CUP… Me gusta imaginarle con sus ojos luminosos y su insumisa y discreta sonrisa observando la movilización que ha llevado a Ada Colau desde el altermundismo y el movimiento por la vivienda digna hasta el ayuntamiento de Barcelona y la política o la ética que David Fernàndez ha llevado de la calle al Parlament.
A Fernández Buey en los últimos años le gustaba recordar la sentencia que según parece gritó Estanislao Figueras, presidente del poder ejecutivo de la Primera República, en junio de 1873 presidiendo el consejo de ministros durante la Primera República. En catalán habría dicho: "Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!". Poco después habría dimitido y marchado a París. No sabemos qué pensaría hoy Fernández Buey de "tots nosaltres" y los procesos y debates en los que estamos. Este volumen no habla de hoy pero nos puede ser de gran utilidad para pensar el momento actual, sabiendo lo que separa los diferentes escenarios.

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