jueves, 18 de julio de 2019

Arriba, abajo, rey, mandaremos, carajo Domingo Sanz. Rebelión

Arriba, abajo, rey, mandaremos, carajo

Este artículo no es deudor del grupo musical autor de la canción en la que figuran estas palabras formando frase, sino del destacamento de la guardia civil que osó abordar a su líder para pedirle explicaciones, según acaba de relatar en La SER el cantante de Adebán:· ¿Por qué me requiere, sargento?
· Porque van ustedes contra la democracia.
· ¿Contra la democracia?
· Bueno, pues contra la Monarquía.
Adebán lleva varias décadas actualizando la letra de “Arriba, abajo” que, ojo al dato, no estaba prevista en el recital de Canfranc, convocado en apoyo a la reapertura de una línea férrea, sino que fue reclamada por el público.
Y aún más: los asistentes al concierto no eran catalanes republicanos.
Así que, en medio del vacío creado por una investidura que no responde a las urnas, el poder se ha vuelto a llenar, de nuevo, con una actuación autoritaria de unas fuerzas que no saben dejar de ser represivas sin causa, contra un grupo de personas indefensas que se lo estaban pasando en grande, digan lo que digan con su música.
Es natural, envías a miles de guardias a dejar tuerto a un votante incómodo, y terminan abusando contra la música que se lleva el viento.
Acto seguido, La SER informa de un evento al que le han puesto el nombre de princesa o reina Letizia, me importa un bledo.
Son inevitables una primera y dos segundas peticiones a quien mande algo en este país, si existe:
Primera.
¿Pueden prohibir que, a ninguna clase de monumento, de acontecimiento, de premio, de inauguración, de comida para perros o de urinario, se le ponga cualquier nombre o título relacionado con la familia “real” española hasta que el CIS certifique que el 95% del pueblo está de acuerdo con la monarquía como forma de Estado?
Primera de las segundas.
¿Pueden investigar si el guardia al mando del destacamento de Canfranc actuó por su cuenta o, por el contrario, algún jefe le autorizó el exceso, para así aportar un nuevo miedo al sistema de amenaza en que se está convirtiendo la monarquía renacida de las peores entrañas del mayor asesino de la historia de España?
Porque, a quien lo anterior le parezca panfletario y pasado de moda, lo que debe hacer es preguntarse si acaso lo el ADN sirve para interpretar los comportamientos de todos los seres vivos, excepto los del rey, y si es que la inmunidad de que disfruta le protege también de la libertad de imaginación de quienes le pagamos su sueldo… y sus coches de casi medio millón de euros, negando las explicaciones al Congreso.
Y segunda de las segundas.
¿Algún Ministro del Interior de España ha ordenado alguna vez distribuir una circular, para que se cuelgue en todos los cuarteles y dependencias policiales, en la que se informe que se sancionará a cualquier miembro de las fuerzas del orden que intente molestar a cualquier español que esté incendiando cualquier foto del rey en cualquier momento que le de la gana, porque existe una cosa que se llama Europa, que está por encima de España, sobre todo para impedir que destruyamos la democracia?
Mientras conducía me golpeaban todos estos sentimientos, y muchos otros que no contaré ahora.
Al mismo tiempo, sonaba otra música.
Lean “The river” en cualquier idioma que comprendan, la que Bruce nos regaló en 1980. Comprobarán que el río sigue sonando con la misma fuerza.
Entonces es cuando se me ocurrió una petición a todos los medios de comunicación.
Por favor, pongan la canción “Arriba, abajo” de Adebán varias veces cada día. Vale mucho más que si por emitirla cobraran la tarifa más alta de su publicidad, porque en esta lucha les va su vida, que es la libertad.
Primero, Democracia; segundo, Crisis y pobreza; tercero, Demagogia, que ahora llaman fakes, y cuarto, endurecimiento, autoritarismo y dictaduras. Estamos entre tercero y cuarto.
No podemos dejar de denunciar ni el menor de los excesos porque, si perdemos, quienes no mueran quedarán envenenados.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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