ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ. ¿Qué le pasaría a Guaidó si viviera en la «democracia» de EE.UU.?
Solo tomemos en cuenta los dos mensajes más recientes de Juan Guaidó, el venezolano que más infracciones de la ley, la ética y los valores humanos ha cometido en los últimos seis meses.
En uno anunció la participación en una reunión que se llevará a cabo en Barbados para la reanudación del diálogo político con el Gobierno y «acabar de sacar del poder al ‘‘dictador’’ Nicolás Maduro».
«Se asistirá a una reunión con representantes del régimen usurpador en Barbados, para establecer una negociación de salida a la dictadura», escribió el opositor mediante un comunicado a través de Twitter.
En otro, una vez más, reclamó la participación militar foránea para acabar con el Gobierno Bolivariano y anunció que promoverá el Tratado de Río –un mecanismo de asistencia militar extranjera– para intentar derrocar a Maduro.
Recuerdo, semanas atrás, lo que me decía un jurista en relación con la situación venezolana: «Si lo que hace hoy Guaidó, en Venezuela, lo hiciera un congresista en EE. UU., ya estuviese preso y con petición acumulada de cárcel hasta por 120 años».
¿Cómo es eso?, le pregunté, y me relacionó hechos de los últimos seis meses que involucran a Guaidó, directa o indirectamente. Mencionaré apenas algunos de ellos.
Además de querer formar un gobierno paralelo –dar golpe de Estado– en un país con todas las estructuras gubernamentales funcionando y un presidente elegido democráticamente, llamó a la sublevación de sectores de la población venezolana, provocando enfrentamientos con las fuerzas del orden y lanzando a elementos pagados por él a cometer actos violentos como la quema de personas, la toma de medios e instalaciones militares…
También organizó planes de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro, promovió los «falsos positivos» en la frontera con Colombia para crear desestabilización y enfrentamientos entre la Guardia Nacional Bolivariana y elementos instalados en la vecina nación y estimuló actos terroristas contra las instalaciones eléctricas del país, con afectaciones graves en centros de salud y alimentación, entre otros.
Guaidó designó ilegalmente a funcionarios y embajadores de él en distintos países, a sabiendas de que es una potestad que no tiene. ¿De dónde habrá sacado el dinero para pagarles? Y como si fuera poco, se apoderó de dinero venezolano confiscado en bancos extranjeros por el gobierno de Donald Trump de manera ilegal, favoreciendo el bloqueo financiero y económico a Venezuela, el mismo que ha provocado la muerte de varios niños que esperaban trasplante de médula en Italia que no se han podido hacer por haberse congelado los fondos destinados para eso. Es, por demás, la persona que más ha empleado tribunas públicas para llamar al desorden y a la guerra contra el gobierno constitucional del país sudamericano, contra su pueblo.
Para Guaidó, de ser juzgado por quien lo manda desde Washington, con el solo objetivo de destruir a la Revolución Bolivariana y derribar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, cualquier suma de años en la cárcel puede resultar poca. Por eso es tan difícil que este señor siga su vida de impostor, comprometido con lo peor de la llamada oposición. Vive en lo que él llama una dictadura y con un gobierno que preside un «dictador», sin que todavía haya ido a la cárcel. ¿Qué le pasaría a Guaidó si viviera en la «democracia» de EE. UU.»?
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