Los habitantes de cuatro localidades castellonenses descubrieron 75
años después que el bombardeo que destruyó sus hogares en 1938 fue una
prueba de armamento nazi, una historia que el documental ‘Experimento
Stuka’ rescata ahora.
4Imagen de Ares del Maestrat tras los bombardeos, recogida de los archivos militares de Friburgo.
Esta historia, sin que se terminase de cerrar hasta hace apenas unos
años, tiene, como casi todas, un final. Sin embargo, cuenta varios
comienzos. Es un relato de guerra, pero también de olvido, horror,
miedo, y de hasta dónde puede llegar el lado más oscuro del ser humano.
Primer
comienzo. Corría el 21 de mayo de 1938. Las tropas nacionales acababan
de conseguir romper el territorio republicano en dos, aislando Catalunya
del centro y sureste peninsulares. Aquel día tres aviones lanzaron
sobre Albocàsser, un pequeño pueblo sin valor estratégico ni guarnición
militar que se encontraba a escasos kilómetros del frente, tres bombas
de 500 kilogramos. Dos días después, caerían otras nueve. Seis personas
morirían en estos bombardeos, que devastaron el pueblo.
No fue el
único. “En mayo de 1938, mi pueblo, Benassal, y otros tres pueblos
vecinos fueron bombardeados por tres aviones que nadie había visto
antes”. Así lo relata Óscar Vives, físico y vecino de la localidad, en Experimento Stuka,
el documental dirigido por Pepe Andreu y Rafa Molés que se estrena en
diciembre. Vives tendrá un papel protagonista en esta historia muchos
años después.
Ángel Beltrán, entonces niño, hoy nonagenario, se
dirigía en torno a las 7 de la mañana del 25 de mayo de aquel año al
campo en el que trabajaba. “En aquel camino me encuentro, a unos 2
kilómetros de Benassal, tres aviones que venían”, recuerda en la
película. Aquel niño que jamás había visto caer una bomba del cielo vio
descender tres aquel día, “parecían negras, como si fueran un hombre
vestido de negro, cayendo”.
“Cada uno de los tres aviones tiró una bomba en el centro de cada
pueblo, matando a más de 40 personas. Nunca entendimos por qué eligieron
cuatro pueblos insignificantes”. Óscar Vives, interesado de siempre en
la historia de su zona, llevaba años haciéndose estas preguntas, al
igual que los integrantes del Grup de Recuperació de la Memòria del Segle XX de Benassal.
“Destruían siempre el centro del pueblo, precisamente el centro y la
iglesia, la zona donde están las casas de la gente más rica del pueblo,
normalmente gente de derechas. Es un poco extraño que viniendo de tropas
franquistas bombardearan precisamente el centro y la iglesia”, apunta
Vives en el documental.
Era un
patrón. Aunque la historia, o al menos parte de ella, ya la conocía
Beevor, Vives viajó a Alemania para consultar el archivo RL-35-34. Allí
hay fotos de los bombardeos, tanto de minutos después como sobre el
terreno, con integrantes de la Legión Cóndor retratados en los cráteres.
“El segundo grupo de fotos, que muestra el tamaño de la destrucción
causado, claramente señala que han sido realizados explícitamente para
probar los efectos de las bombas”, denuncia. “Los ataques sirvieron para
el desarrollo del Stuka, que se utilizarían contra Polonia en 1939”,
añade Beevor.
De hecho, los prototipos de ‘Stuka’ no
estaban entonces preparados para llevar las bombas de 500 kg que
lanzaron sobre los cuatro pueblos castellonenenses. De ahí que se
eligiesen objetivos tan cercanos a la base alemana en suelo
tarraconense.
Contra el olvido
Cuarto comienzo. “Hay que hacerse preguntas. Es lo que esta película pretende, que no haya esos silencios y esos olvidos”, señala Andreu, uno de los responsables del documental. La historia llegó a sus manos y decidió, junto al codirector Rafa Molés y la guionista Nuria Tirado, realizar un documental sobre ella. “Nos interesa cómo el pueblo empieza a tratar de averiguar qué pasó con los bombardeos, con esa muertes, y empieza a hacerse preguntas y a responderse ellos mismos”.
El miércoles 28
de noviembre el cine del Palacio de la Prensa de Madrid se llenó para el
preestreno de la cinta, con la participación de importantes figuras
relacionadas con la memoria histórica como la abogada Cristina Almeida,
la historiadora Stefanie Schüler-Springorum, el secretario de la
Asociación de la Memoria Social y Democrática de España (AMESDE), José
Manuel Pérez Carrera, y la presidenta de la Asociación Arte y Memoria,
Amparo Climent.
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