lunes, 29 de julio de 2019

Memoria histórica ‘Stuka’, el experimento nazi que devastó cuatro pueblos del Maestrazgo


 Memoria histórica 
Ares del Maestrat Experimento Stuka
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‘Stuka’, el experimento nazi que devastó cuatro pueblos del Maestrazgo

Los habitantes de cuatro localidades castellonenses descubrieron 75 años después que el bombardeo que destruyó sus hogares en 1938 fue una prueba de armamento nazi, una historia que el documental ‘Experimento Stuka’ rescata ahora. 
4Imagen de Ares del Maestrat tras los bombardeos, recogida de los archivos militares de Friburgo.




publicado

2018-11-30 06:00:00
Esta historia, sin que se terminase de cerrar hasta hace apenas unos años, tiene, como casi todas, un final. Sin embargo, cuenta varios comienzos. Es un relato de guerra, pero también de olvido, horror, miedo, y de hasta dónde puede llegar el lado más oscuro del ser humano.
Primer comienzo. Corría el 21 de mayo de 1938. Las tropas nacionales acababan de conseguir romper el territorio republicano en dos, aislando Catalunya del centro y sureste peninsulares. Aquel día tres aviones lanzaron sobre Albocàsser, un pequeño pueblo sin valor estratégico ni guarnición militar que se encontraba a escasos kilómetros del frente, tres bombas de 500 kilogramos. Dos días después, caerían otras nueve. Seis personas morirían en estos bombardeos, que devastaron el pueblo.
No fue el único. “En mayo de 1938, mi pueblo, Benassal, y otros tres pueblos vecinos fueron bombardeados por tres aviones que nadie había visto antes”. Así lo relata Óscar Vives, físico y vecino de la localidad, en Experimento Stuka, el documental dirigido por Pepe Andreu y Rafa Molés que se estrena en diciembre. Vives tendrá un papel protagonista en esta historia muchos años después.
Ángel Beltrán, entonces niño, hoy nonagenario, se dirigía en torno a las 7 de la mañana del 25 de mayo de aquel año al campo en el que trabajaba. “En aquel camino me encuentro, a unos 2 kilómetros de Benassal, tres aviones que venían”, recuerda en la película. Aquel niño que jamás había visto caer una bomba del cielo vio descender tres aquel día, “parecían negras, como si fueran un hombre vestido de negro, cayendo”.
Una de las fotos de los archivos alemanes, donde se ve a un soldado junto a la destrucción causada por una de las bombas del Maestrazgo. En Benassal serían nueve las bombas y 13 los fallecidos, pero la lista completa asciende a 36 bombas y más de 40 muertos entre los cuatro pueblos: además de Albocàsser y Benassal, Ares del Maestrat y Vilar de Canes, todos situados en un radio de menos de 60 kilómetros del frente. Localidades donde los aviones y las bombas eran desconocidos. Obdulia Mir, con diez años entonces, le diría a su hermana mientras veía los aviones sobre Ares, “¡mira qué pajarraco!”, pensando en que era un ave de gran tamaño. Rosa Saligó, de la misma edad, pensaría en los primeros instantes que eran fardos de trigo lo que tiraban. Pero ni eran pájaros ni era comida lo que caería del cielo. 
La prueba Segundo comienzo. En el año 2005 el historiador británico Antony Beevor publicaba The Battle for Spain: The Spanish Civil War 1936-39. Fue él quien encontró y publicó el dato clave de este relato en los archivos militares de Friburgo, donde se encuentran los diarios personales de la Legión Cóndor, el contingente militar aéreo que Hitler mandó para ayudar a las tropas de Franco en la guerra civil.

En concreto, el archivo RL-35-34 registraba que efectivos de la Legión Cóndor, en la historia que nos ocupa tres prototipo de Junkers Ju 87A ‘Stuka’, un bombardero de precisión de la Luftwaffe —las fuerzas armadas alemanas— que sería ampliamente utilizado en la II Guerra Mundial, habían bombardeado objetivos concretos desde el aeródromo tarraconense de La Sénia, a escasos kilómetros de los cuatro puenlos.

Pepe Andreu: “Nos interesa cómo el pueblo empieza a tratar de averiguar qué pasó con los bombardeos, con esa muertes, y empieza a hacerse preguntas y a responderse ellos mismos”.

“Desde el punto de vista de Hitler y de Göring, España era la oportunidad para probar nuevas técnicas y nuevas armas”, relata Beevor en la cinta. El británico recoge en sus trabajos otros experimentos de armas realizados en España, como los bombardeos ‘en alfombra’ de Gernika y Durango, una técnica que se utilizaría ampliamente en la II Guerra Mundial para destruir ciudades, o “un prototipo de napalm” lanzado sobre Oviedo. “Era un tema alemán, no tenía nada que ver con Franco”, apunta, remarcando que los bombardeos del Maestrazgo fueron “uno de los experimentos más sangrientos en la historia militar”.

Indagando en la memoria. Tercer comienzo. “Esta historia se inicia con Óscar y el grupo de recuperación de la memoria de Benassal” —relata a El Salto Pepe Andreu, uno de los codirectores de Experimento Stuka— “empiezan a preguntar a la gente mayor para tener un poco de memoria colectiva y llegan al episodio de los bombardeos, donde ven que todos los testimonios hablan de solo tres aviones y de muy pocas bombas con las que destruyen todo el centro del pueblo, algo muy raro, y empiezan a hacerse preguntas”.
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Dos pilotos alemanes sobre un Ju87.

“Cada uno de los tres aviones tiró una bomba en el centro de cada pueblo, matando a más de 40 personas. Nunca entendimos por qué eligieron cuatro pueblos insignificantes”. Óscar Vives, interesado de siempre en la historia de su zona, llevaba años haciéndose estas preguntas, al igual que los integrantes del Grup de Recuperació de la Memòria del Segle XX de Benassal. “Destruían siempre el centro del pueblo, precisamente el centro y la iglesia, la zona donde están las casas de la gente más rica del pueblo, normalmente gente de derechas. Es un poco extraño que viniendo de tropas franquistas bombardearan precisamente el centro y la iglesia”, apunta Vives en el documental.
Era un patrón. Aunque la historia, o al menos parte de ella, ya la conocía Beevor, Vives viajó a Alemania para consultar el archivo RL-35-34. Allí hay fotos de los bombardeos, tanto de minutos después como sobre el terreno, con integrantes de la Legión Cóndor retratados en los cráteres. “El segundo grupo de fotos, que muestra el tamaño de la destrucción causado, claramente señala que han sido realizados explícitamente para probar los efectos de las bombas”, denuncia. “Los ataques sirvieron para el desarrollo del Stuka, que se utilizarían contra Polonia en 1939”, añade Beevor.
De hecho, los prototipos de ‘Stuka’ no estaban entonces preparados para llevar las bombas de 500 kg que lanzaron sobre los cuatro pueblos castellonenenses. De ahí que se eligiesen objetivos tan cercanos a la base alemana en suelo tarraconense.

Contra el olvido

Cuarto comienzo. “Hay que hacerse preguntas. Es lo que esta película pretende, que no haya esos silencios y esos olvidos”, señala Andreu, uno de los responsables del documental. La historia llegó a sus manos y decidió, junto al codirector Rafa Molés y la guionista Nuria Tirado, realizar un documental sobre ella. “Nos interesa cómo el pueblo empieza a tratar de averiguar qué pasó con los bombardeos, con esa muertes, y empieza a hacerse preguntas y a responderse ellos mismos”.
El miércoles 28 de noviembre el cine del Palacio de la Prensa de Madrid se llenó para el preestreno de la cinta, con la participación de importantes figuras relacionadas con la memoria histórica como la abogada Cristina Almeida, la historiadora Stefanie Schüler-Springorum, el secretario de la Asociación de la Memoria Social y Democrática de España (AMESDE), José Manuel Pérez Carrera, y la presidenta de la Asociación Arte y Memoria, Amparo Climent.

Una imagen del rodaje de 'Experimento Stuka'. Imagen: Suica Films.

La película ha sufrido incluso ataques de los medios de ultraderecha, tildándolo de “mentira revisionista” y de “elaborar una ficción como real”. Andreu no da demasiada importancia y ve “más que una polémica a un periodista en concreto, de un medio de Valencia, que tiene en la cabeza un documental que no es el nuestro y una forma de trabajar impropia de un periodista y que se ha dedicado a engañar a mucha gente que no ha visto el documental para contar medidas, engañar y manipular a muchas personas con un tema tan sensible como es la memoria histórica”. 

Volviendo a 1938, “entonces lo que se decía era ‘que había llegado la guerra’, que son 'cosas de la guerra’, que es lo que se dice hoy cuando se encuentra una tibia en un campo arado donde había un campo de concentración", expone Andreu. “Ese silencio es de lo que intentan escapar en este pueblo”.

En Benassal había hasta hace unos meses un monumento que recordaba a Alfred Simon, un militar alemán que falleció al intentar desactivar una bomba que su propia unidad de la Legión Condor había lanzado. El memorial, que ha estado ahí 75 años, ha sido sustituido recientemente por otro que recuerda a todas las víctimas de los experimentos de esa misma Legión Cóndor en Benassal. Como dice Pilar Vidal, del Grup de Recuperació de la Memòria de Benassal, “esa injusticia histórica ha podido repararse”. 

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