La noticia corre de boca: Cristiano Ronaldo envía camisetas firmadas a todos los miembros de la brigada médica cubana.
Seguidores honestos cubanos, azulgranas, merengues o bianconeris, de Messi o del portugués, se rinden ante el gesto.
Los grandes medios del mundo callan, temerosos por las represalias del régimen del señorito del flequillo rojo.
Por
mi parte, aplaudo cualquier gesto que reconozca a nuestro contingente
de batas blancas, a los protagonistas de miles de devoluciones de humana
visión por la Operación Milagro. A los que están en los cinco
continentes. A los que lucharon contra el ébola y a los otros miles que
están dispuestos a seguirlos en una historia que ya tiene 57 años y que
sigue cosechando vidas, aunque el imperio se empeñe en su intento de
dañarlos.
No obstante, me vienen a la mente otras actitudes.
¿Pudieran
tener un gesto similar el guajirito de Güines o el guajirito de Las
Tunas, ahora “orgullosos” representantes de las barras y las estrellas,
en los tableros de la diosa Caissa?
Los que imponen récords en la Gran Carpa de la MLB, ¿pudieran tener el mismo gesto?
Antes
de ser contratados, ya tienen que renegar de su procedencia. Tienen que
demostrar que no vienen desde “el imperio comunista cubano”… ah… que
los vio nacer y los hizo deportistas al costo de… sacrificio.
Y,
ya contratados, queda explícito que no bajo NINGUNA circunstancia
pueden mantener NINGUN tipo de relaciones con autoridades cubanas, con
miembros del gobierno cubano y mucho menos… ¡Perro maldito al
infierno!... con militantes del Partido Comunista Cubano. Su contrato de
libertad de la “isla terrible”, tiene esas “minúsculas” limitaciones de
los tan llevados y traídos derechos humanos.
Como
ya dije en un trabajo anterior, ese despojo de los derechos humanos de
los referidos deportistas, los excluye de acceder al reconocimiento más
preciado para cualquier latinoamericano en las grandes ligas: el Premio Roberto Clemente,
que se otorga a los peloteros de esa procedencia, como reconocimiento a
la ayuda brindada al terruño que los vio nacer… en Cuba, además, los
cuidó, les dio medicina gratis, estudios gratis, formación gratis y
competición gratis.
Un
día, cuando la vida deportiva les haya sido adversa o, como decimos
aquí en Cuba, no les ganen ni al bobo de la esquina, regresarán, porque
el dinerito recibido, que ya voló, no les da para un tratamiento médico o
para una operación compleja. El pueblo cubano, muy superior a ellos en
cualquier variante de medición, los recibirá. Ni siquiera, con todo su
derecho, les pondrá en la cara el recuerdo de sus olvidos, de sus miedos
escondidos en el “…quería probarme en el mejor deporte del mundo...”.
Los cuidará, los acogerá y seguirá formando atletas, aunque algunos o
muchos, no importa, muerdan la mano que los formó. Vendrán los perdones y
los llantos. Nunca vendrá el olvido.
Sin importar el color de mis preferencias futbolísticas: Gracias Ronaldo. Aprendan los otros
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