La ceguera frente a los logros económicos en Venezuela
Sólo desde la Colonialidad del Poder, como diría Quijano, se puede ser tan descarado para opinar tal como lo ha hecho el artículo El perrito Huguito y el ensimismamiento de la izquierda en eldiario.es el pasado 21 de Marzo. Ese colonialismo epistemológico (también llamado epistemicidio), como diría Boaventura De Sousa, es la única razón que le permite a una persona formada en universidades de la ortodoxia neoclásica despreciar de una manera tan miope los logros de la última década ganada en Venezuela gracias a Chávez.
Viene siendo muy peligroso la forma en la que los expertos tienden a dar veredictos sobre sociedades complejas a partir de fáciles adornos: dos gráficos mal presentados y cuatro números desperdigados, refugiados en algunas citas del Banco Mundial. Es así como el neoliberalismo se reproduce: enjuician como expertos desde el nuevo atril de la verdad de los números y los gráficos, sin haber pisado jamás la tierra y sin haber leído nada más que lo que ellos mismos escriben en revistas auto indexadas o en editoriales como Mcgraw Hill, la misma que es propietaria de la descalificada agencia de riesgo Standard & Poor’s. Estos académicos de cuello blanco son los mismos que trabajan en la UE o en cualquier otra institución del establecimiento sostén de esta gran estafa. Estos son los mismos doctos que hacen una estadía en el FMI creyéndose que ya están aptos para hacer cualquier previsión. Pero lo curioso del caso es que ni los poderes fácticos de los mismísimos Estados Unidos de América le dan mucha credibilidad a estos economistas de negro como previsores de situaciones avenidas. El mejor ejemplo es el informe de la Oficina de Auditoría del Gobierno de Estados Unidos (GAO, por siglas en inglés) que consideró que el FMI sólo tenía aciertos en el 10% de las previsiones de crisis. Ya está bien de seguir aceptando, por tanto, a estos economistas expertos como inquisidores que frívolamente mandan a la hoguera a un hombre amado por el pueblo, pero no porque cantara bien o mal, o porque se pusiera un sombrero u otro, sino por un proyecto político-económico-soclal emancipador y soberano pensado para las mayorías excluidas.
Lo primero es responder al argumento tan estúpido de decir que “no es el proyecto chavista sino el petróleo que tiene”. ¿Qué culpa tiene el proyecto socialita chavista que haya petróleo en su Patria y que ahora el mundo capitalista lo pague a altos precios? Si alguien tuviera el mínimo interés por conocer algo más de la historia del petróleo en este país sabría que este recurso marcó su historia desde unas décadas después de la segunda revolución industrial. Incluso en Wikipedia, cualquier alma no experta lo puede leer. Venezuela padeció la denominada “enfermedad holandesa” desde los años 30 cuando ya era el segundo mayor país productor de petróleo (y el mayor exportador del mundo). Años después, por ejemplo entre 1972 y 1974, los ingresos del gobierno venezolano se habían cuadruplicado como consecuencia de la llamada crisis del petróleo y la subida de los precios del mismo. ¿Han mirado los expertos cómo era la pobreza y la desigualdad en estos años? ¿Qué se hacía en la economía con esos recursos a favor de las mayorías excluidas? Luego, llegaron las décadas perdidas neoliberales donde los (des)ajustes y los programa de (des)estabilización fueron generadores de más concentración de riqueza, de más desigualdad, de más pobreza, de más exclusión, de menos reparto de los derechos básicos y de empeoramientos de las mínimas condiciones sociales para una vida digna.
A pesar de ser cierto que el precio del petróleo está altísimo en los últimos años (con la salvedad del año 2008), es absolutamente deshonesto usar este hecho para eclipsar la gestión política y económica de Chávez a partir de estos precios y estos recursos. A Chávez no sólo le dieron un golpe de estado, también sufrió un golpe petrolero que redujo mucho la capacidad productiva de PDVSA (empresa estatal de petróleo en Venezuela). Desde ese momento, Chávez entendió que los recursos naturales de la patria son para los venezolanos, y los beneficios que se obtengan a partir de ellos son para el pueblo. Por todo ello, la política de Chávez dedicó los máximos esfuerzos a mejorar PDVSA, y a hacerla cada vez más eficaz, logrando que a fecha de diciembre de 2011, Venezuela sea el poseedor de las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, con 297.570 millones de barriles.
La economía dominante se empeña en explicar todo por el petróleo, como si fuera una cuestión estrictamente meteorológica (tal como hacen para explicar la crisis), sin embargo, esto no es así. Para que esto ocurra, esto es, que el petróleo sea para el pueblo, Chávez promulgó una nueva Ley de Hidrocarburos (en vigor desde enero de 2002) que permite que toda la producción de petróleo y las actividades de distribución debían ser del dominio del Estado venezolano. ¿Cómo un experto se puede olvidar de este dato tan capital? Quizás estos expertos no son capaces de explicar nada que no pueda ser introducido como variables explicativas en ningún modelo econométrico.
Chávez entendió que la democracia no sólo podría ser circunscrita al plano procedimental, es decir, ganar elecciones (cosa que Chávez hizo permanentemente y además todas ellas avaladas internacionalmente). La democracia integral, la real, debe ser aplicada a muchos planos de la vida. Por esto, Chávez se empeñó en que la riqueza, los derechos sociales, los servicios básicos, el acceso al consumo, la educación, la salud, la participación política se democratizaran. Puesto que muchos expertos en economía creen que ésta es sólo una ciencia de ingeniería social, en la cual no cabe análisis sin números, ahí va un saco de cifras a partir de sus fuentes preferidas: a) la pobreza se redujo del 50% al 27,8% (según CEPAL), b) la desigualdad pasó de 0,46 a 0,29 (CEPAL), c) en lo alimentario (algo poco estudiado por la economía hegemónica), Venezuela es el país de América Latina y del Caribe más avanzado en la erradicación del hambre; la tasa de desnutrición se redujo desde un 21% en 1998 a menos del 3% en 2012; se ha pasado de producir el 51% de los alimentos que se consumían en 1999 a producir el 71% en 2012 (todos datos de la FAO), d) Venezuela es el primer país del mundo al que se le concede una calificación de 96 puntos (en una escala de 100) en honor a las metas alcanzadas en materia de inclusión para alfabetización, educación inicial, primaria, secundaria y universitaria (UNESCO en 2010), e) el PIB de Venezuela se triplicó con Chávez como presidente (banco Mundial), f) la tasa de desempleo pasó de un 15,2% en 1998 a un 6,4% en 2012, con la creación de más de 4 millones de empleos, y por último, g) entre el 2000 y el 2012, la mejora del IDH es cuatro veces mayor que los avances experimentados durante las dos décadas anteriores (PNUD).
Y dado que los economistas expertos entienden a la economía a partir de las macromagnitudes sin importarle lo más mínimo la cuestión social, en esto, también el chavismo ha conseguido grandes avances. El otro tema recurrente es la inflación. Sin embargo, nada dicen de que en las décadas perdidas, antes de la llegada de Chávez, la inflación promedio anual era del 34%; con Chávez, en la década ganada, la inflación anual es del 22%. Pero además, hay que considerar que el poder adquisitivo real del salario mínimo ha mejorado en un 21,5% desde 1998, esto es, el salario aumentó mucho más de lo que hizo el nivel de precios. En la otra variable preferida por estos expertos, también se presentan resultados satisfactorios incluso confirmados por el FMI: la relación entre el PIB y la deuda pública del gobierno central bajó del 60% en 1998, cuando llegó Chávez, al 25,1% en 2012.
Una pena que no tengan una arista por donde realizar una crítica sólida. La cuestión internacional también les falla porque estamos en momentos de transición geoeconómica mundial, y Venezuela tiene una posición privilegiada (en la región y en el mundo) y una relación engrasadísima con esas economías ya emergidas, los BRICS. Desde el año pasado, Venezuela es miembro pleno de Mercosur, quinta economía del mundo. Chávez también se emancipó del yugo del CIADI, juez y parte que arbitra las inversiones extranjeras desde la OMC.
Aunque no resulte política ni económicamente correcto decirlo en Europa, es importante afirmar que Venezuela está en una posición infinitamente mejor para abordar soberanamente —y sin perjuicio para su pueblo— los próximos movimientos de las piezas de ajedrez en el tablero económico mundial en estos próximos años.
Todo esto, y mucho más, es lo que ha hecho Chávez. No sé si estos logros son más o menos que los obtenidos en otros países de la región (cuestión para otro artículo), pero nadie podría refutar estas cifras, incluso ni con un titulo tan ofensivo como llamar perrito a un presidente querido por su pueblo, y recientemente fallecido. Menos mal que todo estos economistas expertos no pueden votar en Venezuela. Incluso si lo hicieran, la mayoría del pueblo siempre es mucho más.
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