Así influyen en las decisiones. 700 lobbies financieros en Bruselas.
Nicolo Cavalli, Página 99.
Traducido para Rebelión por Susana Merino. |
4.500 millones de euros es la cifra invertida para salvar a los bancos europeos entre 2008 y 2011, según el Comisario Europeo para el Mercado Interno y los Servicios Financieros Michel Barnier. Una enorme cantidad de dinero de los contribuyentes. Sin contar los 41.000 millones que prestó, entre julio de 2012 y diciembre de 2013, el mecanismo europeo para la estabilidad para rescatar bancos españoles como Bankia, convulsionado por la crisis de confianza que golpeó a la nación ibérica. De modo que, parlamentarios y gobiernos han prometido establecer reglamentaciones más severas para el sector financiero, después de rescatarlo literalmente recurriendo masivamente al dinero de los contribuyentes. Transcurridos ya seis años, el balance de cuanto se hizo es sin embargo parcial. En EE.UU., el 21 de julio de 2010 se aprobó la Dodd-Frank Act, cuya aplicación se encontró con numerosos problemas en el Parlamento y en la justicia. En Europa se halla aún en proceso el trámite que conducirá a la formación de una unión bancaria con poderes de supervisión y de control de las principales instituciones de crédito y de un mecanismo único para la solución de las crisis bancarias.
Pero, ¿por qué es tan difícil intervenir en el sector de los bancos y de las finanzas? Según lo que surge del informe de The Fire Power of the Financial Lobbies, del Corporate Europe Observatory de Bruselas, resulta permanente la interrelación entre política y lobby, especialmente financiero, que opera en todos los niveles del proceso político europeo. El primer nivel es el de la Comisión europea, responsable del comienzo de las iniciativas legislativas y de las enmiendas a las normas vigentes. La Comisión interactúa especialmente con los lobbies de dos maneras: a través de consultas directas y a través de grupos oficiales de consulta, llamados “grupos de expertos”. Y si las consultas tienen el propósito de “recoger respuestas de los ciudadanos, las organizaciones y las autoridades públicas”, la Comisión forma grupos de expertos y les encarga propuestas sobre el trabajo del brazo ejecutivo de la UE. En el sector financiero, las consultas analizan diversos aspectos –desde la unión bancaria a los pedidos de capital de los bancos pasando por las inversiones alternativas, las reglamentaciones de los derivados y la tasa Tobin.
En las 17 principales consultas realizadas participaron 906 organizaciones el 55% de las cuales procedían de la industria financiera, el 12% de otras industrias y un 13% de sindicatos, asociaciones de consumidores y organizaciones no gubernamentales (la denominada sociedad civil). Obviamente los que más han participado en estos encuentros son los representantes de la industria financiera, en primer lugar la Federación Bancaria Europea (es decir la asociación de los bancos europeos presente en 15 consultas), la Investment Management Association (representante de la industria de los bancos ingleses de inversión, también presente en 15 consultas), la Federación Bancaria Francesa (presente en 12 reuniones de las 17 más importantes, La European Savings Banks Group (presente en 14 reuniones en representación de 26 bancos comerciales de 26 países diferentes) y la International Swaps and Derivatives Association (13 veces presente en representación de 820 miembros de 57 países diferentes que utilizan derivados “over-the-counter”, es decir, no tenidos en cuenta en los balances).
El segundo paso del proceso político logístico en la Unión Europea se produce en el Parlamento, que cada vez tiene mayor influencia en el proceso legislativo comunitario. Aquí la actividad de los lobbies aumenta cada vez más. Solo el grupo de los conservadores ingleses, compuesto de 25 miembros, ha mantenido 74 reuniones en la primera mitad del año en curso con lobbies o representantes de la industria financiera tales como JP Morgan (7 reuniones), Citygroup (4 reuniones) y Goldman y Sachs (3 reuniones). Con un promedio de 12 reuniones mensuales, o sea, una cada tres días. El parlamentario europeo Sven Giegold, de los verdes alemanes, declaró haber recibido en un lapso de dos años, 142 pedidos de reuniones por parte de organizaciones de la industria financiera y de otros lobbies.
Más allá de las reuniones individuales con los parlamentarios, la actividad de los lobbies en Bruselas se desenvuelve a través de intergrupos, informales o no, es decir grupos de trabajo dentro del Parlamento organizados por coaliciones de parlamentarios europeos procedentes de diferentes partidos. Uno de esos, el European Parliamentary Financial Services Forum, creado para “promover el diálogo entre el Parlamento Europeo y la industria del sector financiero”, desarrolla varias actividades, entre las que se cuentan invitar a los parlamentarios europeos a seminarios educativos sobre el comercio de derivados. El Foro está financiado principalmente por sus miembros: 52 organizaciones de la industria financiera, entre los cuales están JP Morgan, Goldman Sachs International, la European Banking Federation, Deustche Bank y el Citigroup. No todos los grupos se prestan, sin embargo, a mencionar quiénes participan: es el caso del Kangaroo Group que suele organizar reuniones –también sociales– para conectar a los lobbies de la industria financiera con los parlamentarios europeos.
Pero es en la actividad parlamentaria donde se halla el verdadero campo de acción de los lobbies de Bruselas. Según los registros del Parlamento Europeo hay 208 organizaciones de la industria y de la sociedad civil que ejercen presión sobre el tema de los mercados financieros. Pero estos registros tienen poca transparencia, sobre todo debido a que el registro por parte de los lobbies individuales es voluntario y no se halla certificado por ninguna institución europea. De modo que existen por lo menos unas 450 organizaciones de lobbies no registradas. Por ejemplo solo en la consulta sobre el tema de la reforma financiera en las comisiones económicas del Parlamento participaron al menos 259 organizaciones. Una vez más quienes predominan en esas reuniones son las grandes asociaciones internacionales y nacionales que representan a la industria financiera. Entre las primeras 20 participantes se pueden encontrar solamente un sindicato (el Nordic Financial Union) y una organización no gubernamental (Finance Wacht).
En conclusión el Grupo Parlamentario de los Verdes ha calculado que de las 1.700 enmiendas introducidas en una directiva de la Comisión referida a los “hedge funds” Y a los fondos “private equity” 900 fueron redactadas directamente por los lobbies de la industria financiera. Existe además otro canal de acción para el lobby europeo, que es el relacionado con la instrumentación o ex post de la que en el ámbito financiero desarrollan instituciones europeas como el Banco central, el Mecanismo de Estabilidad y las agencias supervisoras. Todas ellas han formado desde hace tiempo una serie de grupos consultivos, también llamados “grupos de contacto” con representantes de las agencias financieras y de sus asociaciones de lobbies. En los grupos de contacto no solo se discuten cuestiones técnicas sino también sobre temas altamente políticos, como el impuesto a las transacciones financieras. Sin tener en cuenta que con el Banco Central Europeo que desempeñará un papel cada vez más importante en la supervisión del sistema bancario, los grupos de contacto tendrán una mayor influencia en decisiones que repercutirán en toda la zona euro.
De modo que, teniendo en cuenta todos las organizaciones que han participado en los varios estadios de negociación, aprobación e instrumentación de las normas financieras en el ámbito europeo (Comisión, Parlamento, Banco Central y agencias) son por lo menos 700 las que pueden ser identificadas como lobbies de la industria financiera, mientras que las vinculadas a organizaciones no gubernamentales, sindicatos y organizaciones de consumidores son solo unas 150. Una relación absolutamente desproporcionada, que no mejora si se considera la efectiva participación individual de los organismos europeos en las reuniones. Desde la crisis hasta hoy, los representantes de la industria financiera han participado en unas 1.900 reuniones sobre la reforma. Mucho más que en cualesquiera otras. De modo que es evidente que la sociedad civil sigue infrarrepresentada en el proceso decisorio europeo: en las reuniones analizadas por Corporate Europa, solo 9 fueron con sindicatos, 512 con la industria financiera. Y eso sin tener en cuenta las reuniones del Consejo Europeo, el organismo cumbre de la Unión integrada por los jefes de Estado de cada uno de los estados miembros, que no difunde información pública sobre las actividades de los lobbies efectuadas en su seno. Los que dominan son los representantes procedentes de Inglaterra, mientras que entre los europeos los más representados por las agencia de lobby son los alemanes, más que los franceses y los italianos, superados estos últimos por las asociaciones procedentes de los EE.UU.
La industria financiera europea debe de contar con unos 1.700 lobbies. La mayor parte de ellos dedicados a tiempo completo a la tarea de seguir –y obviamente tratar de influenciar– las decisiones y los procesos legislativos de las instituciones de la Unión. Se evidencia la importancia de esa cantidad cuando se compara con la cantidad de empleados de la Comisión Europea que se ocupa de los servicios financieros: la relación entre lobbistas y “empleados civiles” es de 4 a 1.
Según Corporate Europe el monto de los gastos de la actividad de los lobbies está en torno a 123.000 millones de euros anuales (por lo menos unos 26 a aspectos no registrados en el Official Transparency Register de la Unión europea, pero sobre este tema es difícil obtener información). La estimación se refiere solo a las retribuciones netas, sin tener en cuenta gastos accesorios como los traslados, la organización de eventos, los impuestos (siendo estos últimos especialmente altos debido a las elevadas alícuotas correspondientes a las altas remuneraciones de esos profesionales). Mucho menor es la suma que incluye los costos de mantenimiento de quienes trabajan –siempre en el ámbito de los servicios financieros - para varias organizaciones no gubernamentales: 4 millones de euros.
La relación entre ambas cifras es de 30 a 1, que desde luego responde a la mayor capacidad de influir y participar de los grupos de expertos. Por ejemplo más del 70% de los expertos consultados ya tenían relación con la industria financiera en 2008, solo el 8% a organizaciones no gubernamentales y el 0,5% vinculado a sindicatos. También en las agencias de supervisión estas relaciones se hallan totalmente distorsionadas a favor de las finanzas. En el Stakeholder group de estas agencias el 74% de los miembros vienen de la industria financiera frente a un 0,4% de organizaciones no gubernamentales.
En consecuencia, las 20 organizaciones más activas en el lobby relacionado con las decisiones financieras de la UE son obviamente las sociedades financieras. Y si ampliamos la clasificación a los 50 mayores actores solo encontramos dos sindicatos y una organización de consumidores. Además, si el peso de un lobby se manifiesta según su presencia en los órganos y en los procesos de decisión de la Unión Europea, es inevitable que las sociedades bancarias y las aseguradoras tengan una influencia mayor que las organizaciones de otro tipo. Como hemos visto estas cuentan con sus propias y verdaderas redes de presión basada en su presencia en comisiones, asambleas y todo lo que fortalece ulteriormente su posición, ya determinante de por sí gracias a la liquidez de que disponen y a la propia actividad.
Pero de su representación en federaciones de alto nivel y en las instituciones, resulta una práctica consolidada hacer lobby de forma indirecta, recurriendo a empresas consultoras que desempeñan profesionalmente el papel de intermediarias. En el gráfico n°6, se hallan representadas las 5 sociedades de lobbying que más facturan y sus clientes que operan en el sector financiero. Los pagos que se realizan en el ámbito de la consultoría para el lobby deben declararse en el “transparency register” de la UE. De allí surge que las cinco empresas más activas son Fleishman-Hillard (que gasta casi 5 millones de euros de sus representados) Afore Consulting (más de 2 millones), Kreab Gavin Anderson (1,6 millones), Hume Brophy (1,6) e Brunswick (1,4). Nombres poco conocidos pero que cuentan mucho en Europa. Sus clientes son del calibre de Goldman Sachs, Jp Morgan, Mastercard, Moody's. Sus actividades se hallan sólidamente vinculadas a la comunicación y al marketing.
En síntesis el mundo del lobby europeo es complejo y hasta ahora poco conocido, especialmente en Italia. Los instrumentos a disposición de las instituciones son múltiples. Si tomamos, por ejemplo, el Deutsche Bank, el principal grupo bancario alemán, es fácil advertir la existencia de varios canales influyentes. El de la sociedad de PR, como Afore Consulting (pero por lo general trabajan con más de una empresa, Goldman Sachs trabaja con Afore Consulting y también con Kreab Gavin Anderson). Pero también las federaciones sindicales nacionales se empeñan en defender los intereses del Deutsche Bank, en este caso la Federación bancaria alemana. También puede contar el Deutsche Bank con las diferentes sociedades industriales a las que pertenece.
Colaboraró Federico Gennari Santori. Los gráficos son de Amanda Butera. Ver más en http://www.pagina99.it/news/home/5136/Settecento-lobby-finanziarie-a-Bruxelles-.html#sthash.N0XIw5MW.KXUwpX59.dpuf
Fuente: http://www.pagina99.it/news/home/5136/Settecento-lobby-finanziarie-a-Bruxelles-.html
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