Elecciones teñidas de rojo. Página12
Al menos 31 personas
murieron ayer y otras 55 resultaron heridas en Bagdad, a causa de un
doble atentado con coche bomba perpetrado en un acto electoral de una
coalición chiíta, cuando faltan cuatro días para las elecciones
parlamentarias del 30 de abril, informaron fuentes policiales iraquíes.
Algunos de los fallecidos pertenecían al equipo encargado de la
propaganda electoral de la alianza Sadequn (honestos), a la que
pertenece el grupo chiíta Al Haq (la razón), que se presenta en los
comicios legislativos del próximo miércoles. Las fuentes explicaron
que dos coches bomba estallaron de forma consecutiva cerca de un club,
en un camino situado al este de la capital iraquí, mientras una multitud
participaba del acto. Tras el atentado, los heridos fueron trasladados
al hospital local.
El jihadista Estado Islámico de Irak y Levante reivindicó ayer el ataque en un comunicado, difundido en foros islamistas, y consideró que esta es una respuesta a “los milicianos chiítas que matan, torturan y obligan a desplazar a los sunnitas”.
Irak celebrará comicios parlamentarios pese a la situación de inseguridad en el país, con frecuentes atentados terroristas contra chiítas y fuerzas de seguridad, y con la ofensiva militar contra los extremistas en provincias de mayoría sunnita.
Las tres principales alianzas de Irak se presentarán fragmentadas a las elecciones parlamentarias del próximo miércoles, después de haber dominado el proceso político en los últimos años, tras los comicios legislativos de 2010. Está previsto que en estos comicios participen más de 21 millones de votantes para elegir a 328 diputados, ocho de los cuales representarán a las minorías religiosas y étnicas, según la nueva ley. Un total de 9040 candidatos se presentan a las elecciones tras haber recibido el visto bueno de la Comisión Electoral.
A diferencia de las anteriores legislativas, cuando la Alianza Nacional Iraquí (de confesión chiíta), la coalición kurda y la de Al Iraqiya cosecharon la mayoría de los escaños, esta vez estas coaliciones se han desintegrado. En opinión del analista iraquí Abdel Aziz Husein, la principal causa de la fragmentación de esos bloques y su participación en listas múltiples es un intento de beneficiarse del nuevo sistema electoral, que se aplicará en la votación del miércoles y dará la oportunidad a los partidos menores de lograr más sufragios.
“Por ese motivo, los grupos querrán retrasar sus coaliciones con las fuerzas pequeñas hasta después de los comicios, con el objetivo de acaparar el mayor número de escaños”, destacó Husein. Entre las principales fuerzas políticas está la coalición Estado de Derecho, del primer ministro iraquí, el chiíta Nuri al Maliki, que en 2010 formó gabinete al aliarse con la Alianza Nacional Iraquí, después de que la ganadora Al Iraqiya no obtuviera una mayoría suficiente para gobernar.
Actualmente también se destaca la alianza Unidos para la Reforma, dirigida por el presidente del Parlamento, Osama al Nuyaifi.
Otros grupos son la Alianza del Ciudadano, encabezada por el clérigo chiíta y presidente del Consejo Supremo Islámico, Emar al Hakim; la Coalición Nacional, liderada por el ex primer ministro Ayad Alaui, y la Alianza los Libres, del clérigo radical chiíta Muqtada al Sadr.
En representación de los kurdos concurre la Alianza Kurda, integrada por el Partido Democrático del Kurdistán, liderado por el presidente de la región autónoma kurda, Masud Barzani, y la Unión Patriótica del Kurdistán, del presidente iraquí, el kurdo Yalal Talabani.
Husein indicó que la campaña electoral ha estado más centrada en los aspectos sectarios y tribales que en los de carácter nacional, que tuvieron mayor protagonismo en las elecciones pasadas. Según el analista, las principales formaciones políticas han colocado toda su fuerza propagandística en las zonas con las que se identifican de forma sectaria, tribal o étnica.
Todo eso con tal de imponerse en las próximas legislativas, que suponen un punto de inflexión importante en la historia de Irak, ya que definirán la marcha del proceso político del país, señaló Husein. “Podrán generar un cambio verdadero que saque al país de su crítica situación, o consagrar las bases del sectarismo, sobre las que se construyó el proceso político que ha sumergido a Irak en un conflicto étnico que amenaza la unidad de su territorio”, detalló.
Sobre los temores y obstáculos respecto del proceso, el observador político Mayib Mahmud advirtió que existe inquietud entre los ciudadanos sobre la posibilidad de que se falsifiquen los resultados electorales a favor de un bloque específico, en referencia al Estado de Derecho.
“Las fuerzas de seguridad, conocidas por su absoluta fidelidad a Al Maliki, se encargarán de custodiar los centros de votación. Además, es muy fácil falsificar las tarjetas de votación electrónicas”, apuntó Mahmud. El especialista vaticinó que estos comicios probablemente registren una clara abstención del voto por la inseguridad, ante los continuos atentados, y por la campaña militar iniciada en enero pasado en provincias de mayoría sunnita, especialmente en la de Al Anbar, en el oeste de Irak.
Esta ofensiva ha sido utilizada por los rivales del primer ministro para acusarlo de sectarismo y de impedir que los árabes sunnitas acudan a las urnas de forma masiva.
En ese sentido, el presidente del Parlamento subrayó a la prensa que la violencia ha aterrorizado y desplazado a muchos sunnitas de sus hogares, lo que dificulta que ejerzan su derecho al voto.
“Por su propio interés, los chiítas iraquíes no deberían apoyar a Al Maliki, porque su presencia en la escena política conducirá a más tensión sectaria y a más conflictos ideológicos”, agregó Al Nuyaifi.
El contagio sirio El ataque de ayer es el más mortífero contra un mitin electoral desde que inició la campaña para las elecciones legislativas que celebrará Irak el 30 de abril, las primeras desde la retirada de las tropas estadounidenses en 2011. Un comunicado del Estado Islámico en Irak y en el Levante (EIIL), publicado en foros jihadistas decía que dos hombres “lograron ingresar a una reunión de infieles e hicieron detonar su cinturón de explosivos”, para vengarse de “lo que las milicias hacen en Irak y en Siria: matar y torturar a los sunnitas”. El EIIL, basado en Irak, participa en el conflicto sirio, en donde la guerra opone desde hace tres años a los rebeldes, mayoritariamente sunnitas, las fuerzas del régimen, dominadas por la secta alauita, una rama del chiísmo. El portavoz del Ministerio del Interior, el general de brigada Saad Maan, declaró: “Un ataque terrorista cobarde fue perpetrado durante un mitin electoral en el estadio Sina de Bagdad (nordeste), dejando 28 mártires y decenas de heridos”. El país está sumido en una espiral de violencia que ha causado al menos 490 muertos en abril y más de 2750 en lo que va del año, según un balance elaborado a partir de informes policiales y médicos. La violencia está atizada por la guerra en la vecina Siria y por el descontento de la minoría sunnita iraquí, que se considera discriminada por las autoridades, entre las que predominan los chiítas. Entre los principales dirigentes chiítas en Irak se destaca el presidente Nuri al Maliki, considerado un protegido del gobierno de Estados Unidos y líder indiscutido de las fuerzas armadas iraquíes, reformadas tras la muerte de Saddam Hussein.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-244961-2014-04-26.html
El jihadista Estado Islámico de Irak y Levante reivindicó ayer el ataque en un comunicado, difundido en foros islamistas, y consideró que esta es una respuesta a “los milicianos chiítas que matan, torturan y obligan a desplazar a los sunnitas”.
Irak celebrará comicios parlamentarios pese a la situación de inseguridad en el país, con frecuentes atentados terroristas contra chiítas y fuerzas de seguridad, y con la ofensiva militar contra los extremistas en provincias de mayoría sunnita.
Las tres principales alianzas de Irak se presentarán fragmentadas a las elecciones parlamentarias del próximo miércoles, después de haber dominado el proceso político en los últimos años, tras los comicios legislativos de 2010. Está previsto que en estos comicios participen más de 21 millones de votantes para elegir a 328 diputados, ocho de los cuales representarán a las minorías religiosas y étnicas, según la nueva ley. Un total de 9040 candidatos se presentan a las elecciones tras haber recibido el visto bueno de la Comisión Electoral.
A diferencia de las anteriores legislativas, cuando la Alianza Nacional Iraquí (de confesión chiíta), la coalición kurda y la de Al Iraqiya cosecharon la mayoría de los escaños, esta vez estas coaliciones se han desintegrado. En opinión del analista iraquí Abdel Aziz Husein, la principal causa de la fragmentación de esos bloques y su participación en listas múltiples es un intento de beneficiarse del nuevo sistema electoral, que se aplicará en la votación del miércoles y dará la oportunidad a los partidos menores de lograr más sufragios.
“Por ese motivo, los grupos querrán retrasar sus coaliciones con las fuerzas pequeñas hasta después de los comicios, con el objetivo de acaparar el mayor número de escaños”, destacó Husein. Entre las principales fuerzas políticas está la coalición Estado de Derecho, del primer ministro iraquí, el chiíta Nuri al Maliki, que en 2010 formó gabinete al aliarse con la Alianza Nacional Iraquí, después de que la ganadora Al Iraqiya no obtuviera una mayoría suficiente para gobernar.
Actualmente también se destaca la alianza Unidos para la Reforma, dirigida por el presidente del Parlamento, Osama al Nuyaifi.
Otros grupos son la Alianza del Ciudadano, encabezada por el clérigo chiíta y presidente del Consejo Supremo Islámico, Emar al Hakim; la Coalición Nacional, liderada por el ex primer ministro Ayad Alaui, y la Alianza los Libres, del clérigo radical chiíta Muqtada al Sadr.
En representación de los kurdos concurre la Alianza Kurda, integrada por el Partido Democrático del Kurdistán, liderado por el presidente de la región autónoma kurda, Masud Barzani, y la Unión Patriótica del Kurdistán, del presidente iraquí, el kurdo Yalal Talabani.
Husein indicó que la campaña electoral ha estado más centrada en los aspectos sectarios y tribales que en los de carácter nacional, que tuvieron mayor protagonismo en las elecciones pasadas. Según el analista, las principales formaciones políticas han colocado toda su fuerza propagandística en las zonas con las que se identifican de forma sectaria, tribal o étnica.
Todo eso con tal de imponerse en las próximas legislativas, que suponen un punto de inflexión importante en la historia de Irak, ya que definirán la marcha del proceso político del país, señaló Husein. “Podrán generar un cambio verdadero que saque al país de su crítica situación, o consagrar las bases del sectarismo, sobre las que se construyó el proceso político que ha sumergido a Irak en un conflicto étnico que amenaza la unidad de su territorio”, detalló.
Sobre los temores y obstáculos respecto del proceso, el observador político Mayib Mahmud advirtió que existe inquietud entre los ciudadanos sobre la posibilidad de que se falsifiquen los resultados electorales a favor de un bloque específico, en referencia al Estado de Derecho.
“Las fuerzas de seguridad, conocidas por su absoluta fidelidad a Al Maliki, se encargarán de custodiar los centros de votación. Además, es muy fácil falsificar las tarjetas de votación electrónicas”, apuntó Mahmud. El especialista vaticinó que estos comicios probablemente registren una clara abstención del voto por la inseguridad, ante los continuos atentados, y por la campaña militar iniciada en enero pasado en provincias de mayoría sunnita, especialmente en la de Al Anbar, en el oeste de Irak.
Esta ofensiva ha sido utilizada por los rivales del primer ministro para acusarlo de sectarismo y de impedir que los árabes sunnitas acudan a las urnas de forma masiva.
En ese sentido, el presidente del Parlamento subrayó a la prensa que la violencia ha aterrorizado y desplazado a muchos sunnitas de sus hogares, lo que dificulta que ejerzan su derecho al voto.
“Por su propio interés, los chiítas iraquíes no deberían apoyar a Al Maliki, porque su presencia en la escena política conducirá a más tensión sectaria y a más conflictos ideológicos”, agregó Al Nuyaifi.
El contagio sirio El ataque de ayer es el más mortífero contra un mitin electoral desde que inició la campaña para las elecciones legislativas que celebrará Irak el 30 de abril, las primeras desde la retirada de las tropas estadounidenses en 2011. Un comunicado del Estado Islámico en Irak y en el Levante (EIIL), publicado en foros jihadistas decía que dos hombres “lograron ingresar a una reunión de infieles e hicieron detonar su cinturón de explosivos”, para vengarse de “lo que las milicias hacen en Irak y en Siria: matar y torturar a los sunnitas”. El EIIL, basado en Irak, participa en el conflicto sirio, en donde la guerra opone desde hace tres años a los rebeldes, mayoritariamente sunnitas, las fuerzas del régimen, dominadas por la secta alauita, una rama del chiísmo. El portavoz del Ministerio del Interior, el general de brigada Saad Maan, declaró: “Un ataque terrorista cobarde fue perpetrado durante un mitin electoral en el estadio Sina de Bagdad (nordeste), dejando 28 mártires y decenas de heridos”. El país está sumido en una espiral de violencia que ha causado al menos 490 muertos en abril y más de 2750 en lo que va del año, según un balance elaborado a partir de informes policiales y médicos. La violencia está atizada por la guerra en la vecina Siria y por el descontento de la minoría sunnita iraquí, que se considera discriminada por las autoridades, entre las que predominan los chiítas. Entre los principales dirigentes chiítas en Irak se destaca el presidente Nuri al Maliki, considerado un protegido del gobierno de Estados Unidos y líder indiscutido de las fuerzas armadas iraquíes, reformadas tras la muerte de Saddam Hussein.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-244961-2014-04-26.html
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