La muerte de Trotsky significó un duro
golpe para el movimiento comunista internacional y para las fuerzas del
marxismo revolucionario que en aquel momento luchaban por defender el
programa, los métodos y las tradiciones del auténtico leninismo. Tras
años de hostigamiento, de fabricar la mayor farsa judicial de la
historia con los juicios de Moscú, de liquidar a la vieja guardia
bolchevique y asesinar a decenas de miles de los mejores cuadros del
Partido Comunista de la Unión Soviética, Stalin acabó con el último de
los dirigentes bolcheviques que mantenían un vínculo con la época
heroica de la revolución de Octubre. La burocracia usurpadora y Stalin
pensaban que de esta manera eliminaban al más peligroso de sus enemigos
políticos y aseguraban la victoria sobre la tendencia leninista. Sin
embargo, como Trotsky escribió, "las leyes de la historia son más
fuertes que los aparatos burocráticos".*
Una vida entregada a la causa del socialismo
Con motivo del 70º aniversario de su
asesinato, la Fundación Federico Engels quiere rendir tributo a León
Trotsky, a sus extraordinarias aportaciones teóricas al marxismo y,
sobre todo, a su ejemplo de lucha infatigable contra la degeneración
burocrática de la revolución rusa. León Trotsky consagró toda su vida a
la causa del comunismo y la revolución socialista: como dirigente del
sóviet de San Petersburgo en la revolución de 1905 y teórico de la
revolución permanente; como internacionalista intransigente frente a la
capitulación socialpatriota de la socialdemocracia; como compañero de
armas de Lenin en la revolución de Octubre; como presidente del Comité
Militar Revolucionario y organizador del Ejército Rojo; como fundador de
la III Internacional...
Trotsky, junto con Lenin, fue el gran
dirigente de la revolución rusa. El Octubre soviético de 1917 reveló al
mundo el enorme potencial existente para poder dejar atrás
definitivamente la explotación y la barbarie de la sociedad de clases.
Sin embargo, para que el proletariado ruso pudiera derrotar a la
burguesía y al imperialismo, y en consecuencia darle vida al primer
Estado obrero en la historia de la humanidad, fue necesaria la
existencia del vehículo adecuado, es decir, del partido bolchevique, el
partido de Lenin y Trotsky. Sin el partido bolchevique, los trabajadores
rusos no habrían podido coronar con éxito sus deseos de transformación
social y la revolución de Octubre jamás habría triunfado.
Su compromiso con el socialismo le
enfrentó constantemente a la represión y la hostilidad de la burguesía.
Encarcelado por el Estado zarista en su juventud, juzgado y deportado a
Siberia después de la revolución de 1905, expulsado de Francia durante
la I Guerra Mundial por hacer propaganda antibélica e
internacionalista... En aquella época pasó por las cárceles españolas
antes de su estancia forzosa en EEUU y a los pocos meses nuevamente fue
internado en un campo de prisioneros en Canadá, cuando regresaba a la
Rusia revolucionaria de la primavera de 1917.
Calumnias
Si los ataques de la burguesía contra
Trotsky no eran más que la expresión de la hostilidad general de los
capitalistas contra el marxismo, la saña con que Trotsky fue perseguido,
injuriado y finalmente asesinado por el estalinismo no tuvo precedentes
en la historia. Para varias generaciones de comunistas influidas por
las mentiras del estalinismo, Trotsky era el diablo: el colaborador del
fascismo, el menchevique, cuando no un "loco ultraizquierdista" que
hablaba de "revolución mundial" sin entender de "condiciones objetivas".
Pero por más calumnias que el
estalinismo vertió contra Trotsky, su pensamiento político, sus ideas,
han superado la prueba de los acontecimientos. En los momentos más
difíciles, cuando el estalinismo realizaba concienzudamente su tarea, la
continuidad de la bandera del marxismo, de sus tradiciones
revolucionarias y democráticas, pudo ser transmitida. En las condiciones
más adversas, León Trotsky defendió el programa marxista, luchando
contra aquellos que lo habían prostituido y transformado en una
caricatura grotesca. Analizó, desde un punto de vista materialista, la
naturaleza social y política del estalinismo y previó su desenlace
final.
En una de sus grandes obras, La
revolución traicionada, escrita en 1936, Trotsky explicó que la
pervivencia del régimen estalinista constituía una amenaza mortal para
las conquistas de Octubre. Hace veinte años que los regímenes
estalinistas de la URSS y Europa del Este colapsaron; los herederos
políticos de la vieja burocracia se transformaron en la nueva clase
capitalista. Los burócratas de Rusia, Polonia, Hungría, Checoslovaquia y
otros países, que habían hecho carrera política en los partidos
comunistas oficiales, apoyaron las privatizaciones y saquearon la
propiedad estatal, y, apoyándose en su control del viejo aparato del
Estado, se pasaron con armas y bagajes al campo del imperialismo y el
capitalismo, demostrando así que esos partidos no tenían nada de
comunistas. Con esa vergonzosa deserción, los dirigentes estalinistas
permitieron a la burguesía mundial lanzar una campaña furiosa contra las
ideas del socialismo y del marxismo, creando las condiciones materiales
para el resurgimiento de la antigua sociedad, con todas sus lacras de
desempleo masivo, opresión nacional, oscurantismo religioso y pobreza
para la mayoría de la sociedad.
En defensa del marxismo
León Trotsky mantuvo la continuidad del
programa marxista, del internacionalismo y de la política de
independencia de clase. Hoy se presenta como un gigante para toda una
generación de marxistas que buscan una explicación consecuente al
derrumbe del llamado "socialismo real" y a la actual crisis de la
sociedad capitalista, sacudida hasta sus cimientos desde que la recesión
económica mundial estallara hace dos años y medio. Por eso no es
extraño que la obra de Trotsky encuentre cada vez más audiencia entre
los militantes revolucionarios de todo el mundo, especialmente entre
aquellos que siguen manteniendo su compromiso con la lucha por el
socialismo.
Para la Fundación Federico Engels, la
obra de León Trotsky representa, junto a la de Marx, Engels, Lenin y
Rosa Luxemburgo, un pilar del pensamiento marxista y de la lucha del
proletariado internacional por el socialismo. Por ello, y como homenaje a
este gran teórico del socialismo científico, a este revolucionario
irreductible, la Fundación Federico Engels publica Mi vida, su
autobiografía, en una cuidada edición.
* * *
El presente libro ve la luz gracias al
entusiasmo y la colaboración de nuestros compañeros de la Fundación
Federico Engels de México, Venezuela y Colombia, y al inestimable apoyo
del Museo Casa de León Trotsky, de México.
Queremos agradecer a Olivia Gall,
directora del Museo Casa de León Trotsky, su apoyo a este proyecto y su
contribución al mismo a través del prefacio inédito que aquí publicamos,
del que es autora. Esta visión de las relaciones entre Trotsky y el
general Francisco Múgica en suelo mexicano, y del papel jugado por un
conjunto de personas para que México acogiese al revolucionario ruso
cuando el mundo se había transformado en un planeta sin visado para él,
será de gran interés para los lectores.
En cuanto al texto en sí, un clásico ya
de la literatura marxista, no es sólo un retrato biográfico; es un
ensayo profundo sobre la táctica y la estrategia marxista escrito en un
lenguaje vibrante y directo.
Además, hemos querido enriquecer esta
edición añadiéndole el epílogo que Trotsky escribió en 1933 para una
edición abreviada de Mi vida. Hasta donde sabemos, este epílogo no se
incluyó en ninguna edición anterior de esta obra en castellano. Estamos
seguros de que resultará del interés de los lectores.
También hemos añadido numerosa
información complementaria, que está en dos formatos: notas a pie de
página (para hechos o nombres cuyo significado no se deduce meramente de
la lectura del texto) y un glosario final de los principales
acontecimientos históricos, personajes, publicaciones y términos
políticos a los que Trotsky hace referencia. Esperamos que esta
información complementaria facilite al lector la comprensión de la obra.
En las notas que se deben a Trotsky, hacemos constar su autoría.
Asimismo, hemos procedido a modificar
los nombres y topónimos rusos conforme a la transcripción moderna, que
es la que venimos utilizando en nuestras ediciones desde hace más de
diez años. La única excepción fue la localidad de Sviask (en la
actualidad, Sviyazhsk) porque, dado que es el título de uno de los
capítulos, hemos optado por mantener la transcripción usada
anteriormente por otras editoriales.
Esta gran obra no dejará indiferente a
sus lectores y contribuirá a un conocimiento más real y riguroso de la
figura de León Trotsky.
Mi Vida
FFE Estado Español-México-Venezuela, Museo Casa León Trotsky
Precio 20 euros
* Trotsky, El programa de transición, p. 30. FUNDACIÓN FEDERICO ENGELS.
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