martes, 24 de mayo de 2016

La Historia y la “guerra no convencional” contra la Revolución Bolivariana. Por Hugo Morales Karell 24 mayo, 2016 de Iroel Sánchez

La Historia y la “guerra no convencional” contra la Revolución Bolivariana. Por Hugo Morales Karell   

Así fue que cobraron fuerza, en los últimos 15 años los más diversos términos y teorías, entre los que se pudieran citar: “Revoluciones de colores”, “Poder Inteligente”, “Golpes Suaves”, “Guerra No Convencional”, “Guerra Irregular”, “Guerra de Cuarta Generación” y “Guerra Cibernética”. Si hurgamos en la semántica de los términos, tendríamos que entablar un arduo debate con políticos y filólogos, pero lo cierto es que no importa el adjetivo que se utilice para calificar las guerras, todas son iguales: laceran sentimientos humanos, dividen naciones, devastan pueblos y culturas, e incluso acaban con civilizaciones.
Durante su visita a La Habana, el presidente estadounidense Barack Obama con “palabras almibaradas” convocó a olvidar el pasado, e incluso dijo: “He venido aquí para enterrar el último resquicio de la Guerra Fría en el continente americano”. Nada más lejano a la realidad: ni olvidan el pasado y continúan con una guerra, que de fría solo tiene el nombre, ya que han convertido al continente americano en un “caliente” balón de ensayo de sofisticadas estrategias de agresión.
¡Quién tenga dudas! solo estudie pormenorizadamente las agresiones a la revolución bolivariana. No obstante, si el tiempo o la falta de información no se los permitiera, trataré a grandes rasgos de explicárselo. La “Guerra No Convencional” que hoy enfrenta Caracas no es solo un fenómeno del presente, sino que es la respuesta del Imperio y sus aliados de la derecha internacional a sus fracasos en el pasado.
La historia pudiera haber comenzado a finales del pasado siglo, exactamente el 13 de diciembre de 1994, cuando por primera vez Hugo Chávez Frías visitara Cuba y fuera recibido en la escalerilla del avión por el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz. Desde ese preciso instante, las huestes imperiales presagiaron que Fidel había identificado algo en el joven estudioso de Bolívar. La historia después se lo develó: un carismático estadista antiimperialista de talla mundial.
Al comentar el suceso -diez años después, en ocasión de conmemorar la intervención de Chávez en el Aula Magna de la Universidad de La Habana- Fidel dijo: “Al referirse al hecho de que yo lo esperase en el aeropuerto, expresó con increíble modestia: “Cuando recibí la inmensa y agradable sorpresa de ser esperado en el aeropuerto internacional «José Martí» por él mismo en persona, le dije: ‘Yo no merezco este honor, aspiro a merecerlo algún día en los meses y en los años por venir’. Lo mismo les digo a todos ustedes, queridos compatriotas cubano-latinoamericanos: Algún día esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos, como estamos, desde siglos hace, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado como una sola nación que somos”.[1]
Precisamente, por merecer el honor de ser recibido en reiteradas oportunidades en Cuba y por convertirse en el mejor de sus amigos, fue incorporado en la lista de los líderes más “hostiles”, y por ende objeto directo de un expediente para aplicarle durante sus mandatos presidenciales los más variados métodos de “Golpe Suave” o “Mecha lenta” como en este último caso, él solía llamarle.[2]
El 6 de diciembre de 1998 Chávez gana las elecciones presidenciales con el 56.2% de los votos contra el 40% de su más cercano contendiente ¡Una soberana paliza! Como es lógico, no ha sido olvidado.
¿Qué recibió Chávez de la oligarquía venezolana proyanqui de turno? “Una economía con carencias macroeconómicas y sociales. El porcentaje de personas en situación de pobreza extrema se ubicaba en 20.3%, […] la inflación promedio del sexenio precedente fue del 57.6%, […] solo el 43.3% de la población accedía a la educación preescolar y el 21.6% a la educación media superior, 37% de desnutrición infantil, 21% de mortalidad infantil y 30% de deserción escolar”.[3]
A partir de ese momento, comenzó la construcción del proyecto del socialismo del siglo XXI. Ese sistema político el Imperio ya lo conocía, o al menos había oído hablar de él: se dice que una pequeña isla del Caribe a 90 millas de distancia de sus costas había construido un sistema enfocado en esa dirección, y su pueblo vive en paz. Como es evidente, no se le podía permitir tal atrevimiento.
No importa, pero como Chávez estaba hecho de la fibra de los grandes guerreros siguió en la batalla y en tan solo unos catorce años en el poder, sacó de la pobreza a millones de venezolanos; erradicó prácticamente la desnutrición; incrementó el gasto per cápita en sanidad de los 176 dólares de 1998 a los 663 dólares en 2012; en educación garantizó que la Unesco declarara al país libre de analfabetismo, así como fomentó proyectos sociales en las áreas de salud, cultura y deporte para devolverles a los venezolanos la dignidad humana que durante la Cuarta República era vulnerada diariamente. Tampoco se lo perdonaron y mucho menos lo han olvidado hasta el día de hoy.
En 1999, los venezolanos, en muestra de la más ferviente prueba de democracia, aprobaron en referendo la nueva Constitución Bolivariana, que por primera vez en la historia de esa nación se logró con el 71,21% de los votos. Este pasaje de la historia, tampoco lo olvidaron, y en el 2002, la oposición, con el respaldo de una intensa campaña mediática, llevó a cabo un golpe de estado contra los poderes constitucionales. Una vez más, se impuso la razón y la voluntad popular, y en menos de 72 horas reinstalan a Chávez en su cargo. El 14 de abril de 2002 llega al palacio presidencial de Miraflores y asume de nuevo la Presidencia. Coincidentemente en ese propio mes, pero del año 1961, en aquella pequeña islita del Caribe que les comenté, el imperialismo sufrió una gran derrota, en lo que ellos mismos han reconocido como una acción de Guerra No Convencional, y casualmente en menos de 72 horas.
A pesar del fracaso en Venezuela volvieron a insistir en su derrocamiento, y en diciembre del propio año, comenzó el “paro petrolero”, demandando una vez más la renuncia de Chávez, la que igualmente terminó con resultados infructuosos. La derrota hizo a la oposición “replegarse” por un tiempo para tejer nuevas intrigas. Tal es así, que en el 2004 inician una campaña para un referendo revocatorio contra Chávez, al que este se somete, en respeto absoluto a la institucionalidad. Como es lógico, los “defensores de la democracia y el Estado de Derecho”, tampoco lo han podido olvidar.
En 2006, otra victoria se suma al palmarés de Chávez, y con más del 62% de los votos gana las elecciones presidenciales para el período 2007-2013 y comunica la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela. En ese mandato anunció que se nacionalizaría todo lo que había sido privatizado; toma el control operativo de las actividades primarias relacionadas con los hidrocarburos en la Faja del Orinoco, a través de la estatal PDVSA, y alcanza un rotundo triunfo al aprobarse en referendo la reelección ilimitada del Presidente, que le daba la posibilidad de presentarse a un nuevo mandato en 2012, el que también gana, en esta oportunidad al hombre de Washington en Venezuela, Henrique Capriles Radonski. Esta victoria tampoco fue olvidada y por ende todas las fuerzas contrarias a los postulados de la Revolución Bolivariana trataron de frenar su auge, para lo que agudizaron el sabotaje económico, la guerra psicológica, el financiamiento multimillonario a sus opositores y a sicarios para que atentaran contra la vida de Chávez, así como trataron por todas la vías y métodos posibles de fraccionar la unión cívico militar.
Tampoco le perdonan ni olvidan que impulsara la integración regional y la creación de organizaciones como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), así como que educara en sus principios a un “busero”, quien se convirtiera en el primer Presidente obrero de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, contra quien han agudizado las agresiones para tratar de que no continúe con el legado de Chávez.
Hoy se reclama que Venezuela busque una salida constitucional a la “difícil situación interna” y que convoque un referendo revocatorio. No obstante, todo parece indicar que al no poder lograr esos propósitos de manera legal, se afanan en recurrir a lo que mejor saben hacer: la violencia contra las instituciones legítimas del poder.
Recientemente, sitios digitales dieron a conocer elementos de la agenda del Comando Sur contra Caracas, bajo el título: “Operación Venezuela Freedom-2”. El documento refiere varias recomendaciones entre las que destacan: “Con los factores políticos de la MUD hemos venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada, […] el referéndum o la enmienda se impulsa en tanto cobertura, […] la responsabilidad en la elaboración, planeación y ejecución parcial de la Operación Venezuela Freedom-2 en los actuales momentos descansa en nuestro comando, pero el impulso de los conflictos y la generación de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD involucradas en el Plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para sacar a Maduro ”. 
Agregan: “[…] Mantener la campaña ofensiva en el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando temores, haciendo ingobernable la situación. […] Particular importancia tiene la explotación de los temas como la escasez de agua, de alimentos y de electricidad, […] reforzando la matriz mediática que ubica la crisis eléctrica como responsabilidad exclusiva de Maduro”.
Es por ello que al estudiar nuevamente los documentos programáticos del Gobierno de Estados Unidos sobre la Guerra No Convencional, no se puede dejar de encontrar “casuales coincidencias” con las acciones que hoy se emplean contra la revolución bolivariana. En tal sentido, razones sobran para reiterar que la Guerra No Convencional seguirá siendo el principal instrumento para perpetuar el dominio imperial, y que por el momento, seguirá siendo la más convencional de las guerras.
Referencias
[1]   Palabras pronunciadas por el Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en el acto de condecoración con la Orden “Carlos Manuel de Céspedes” al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, en el X Aniversario de su primera visita a Cuba. Teatro “Carlos Marx”, 14 de diciembre de 2004.
[2] Término utilizado por el presidente Chávez durante su intervención en el programa “Aló Presidente” el 6.7.2007.
[3] Gracia M. y Reyes R. (2008): “Análisis de la Política Económica en Venezuela. 1998-2006”, Oikos No 26,25-47, Escuela de Administración y Economía, Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Santiago de Chile. [http://edicioesusch.cl/oiks/]

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