Relaciones Cuba-EE.UU. actuales en el contexto de dos “nuevos órdenes mundiales” opuestos.* Por Arnold August
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Existen
en la actualidad dos “nuevos órdenes mundiales” opuestos. Uno de ellos,
el “Nuevo Orden Mundial”, está liderado por los Estados Unidos en
alianza con la Unión Europea. Este orden fue iniciado por el presidente
Woodrow Wilson después de la Segunda Guerra Mundial. Con la caída de la
URSS, el presidente Gorbachov y el presidente George H. W. Bush
adoptaron y, posteriormente, desarrollaron su “Nuevo Orden Mundial”. A
partir de la elección del presidente Chávez en Venezuela en 1998, surgió
un nuevo movimiento basado en la integración de América Latina y el
Caribe. Esta nueva particularidad se expandió más allá de la región, lo
que llevó a hacer alianzas políticas, comerciales y de cooperación con
Rusia, China e Irán. En América del Sur, Brasil es uno de los cinco
países que forma parte del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica). BRICS, con lazos estrechos en la región al sur del Río
Grande, sirve también de base a este nuevo orden mundial en competencia
con los demás. Esta nueva alianza no persigue hegemonía mundial, como es
el caso del nuevo orden mundial original. Su objetivo consiste en abrir
espacios para un mundo multipolar.
Los
Estados Unidos y sus aliados no se han quedado de brazos cruzados. En
este contexto, su nueva política táctica hacia Cuba desempeña un papel
importante.
Este ensayo
examina esencialmente la política de los Estados Unidos posterior al
17D hacia Cuba y América Latina, menciona los posibles efectos
favorables para el “nuevo orden mundial” emergente y plantea sus
factibles consecuencias peligrosas.
- Obama planta la semilla de una nueva política con Cuba en su calidad de jefe de una nación que se ha comprometido a restablecer un nuevo orden geopolítico mundial con carácter unipolar
- El brote del “nuevo orden mundial” fundado sobre un mundo multipolar
- El papel que Obama desempeña en el marco de los esfuerzos destinados a suprimir la multipolaridad: Cuba y América Latina
- Las relaciones Cuba–EE.UU.: Los retos que se anuncian para Cuba y América Latina
a) Injerencia en América Latina
b) Resistencia en América Latina
c) Cuba: la “excepción”
Obama planta la semilla de una nueva política con Cuba en
su calidad de jefe de una nación que se ha comprometido a restablecer
un nuevo orden geopolítico mundial con carácter unipolar
Los
académicos, escritores y periodistas en América Latina y el Caribe
perciben y analizan a Obama como presidente en formas diversas. El
presente ensayo plantea, por el sistema político de los Estados Unidos,
que la característica más importante del fenómeno Obama es que él
constituye un instrumento complaciente que transmite la voluntad del
imperialismo estadounidense. El papel que desempeña es el de pasar a la
ofensiva en nombre de la vasta mayoría de los círculos dominantes para
volver a conquistar globalmente la influencia perdida. Así, Obama se
esfuerza en restablecer un nuevo orden mundial unipolar, tesis sobre a
cual reposa la mayor parte de esta sección y que forma parte de mi libro
más reciente.[1]
En el
período 2006-2007, numerosas señales provenientes de representantes de
los círculos dominantes de los Estados Unidos indicaban que el país
enfrentaba un serio problema. Se trataba de la credibilidad
internacional. Zbigniew Brzezinski fue asesor de Seguridad Nacional del
presidente James Carter, en su libro Second Chance: Three Presidents and the Crisis of American Superpower (Segunda oportunidad: Tres presidentes y la crisis de la superpotencia estadounidense),
publicado en 2008, Brzezinski se refirió al “aislamiento de los Estados
Unidos a escala global y las dudas existentes en el mundo sobre el
liderazgo de Bush”. Igualmente expresó preocupación por el “creciente
vínculo que se está estableciendo en América Latina entre el auge de la
democracia [refiriéndose a países como Venezuela] y el aumento del
sentimiento antiestadounidense”. Brzezinski menciona igualmente que
George W. Bush “no interpretó correctamente el momento histórico… y
socavó la posición geopolítica de los Estados Unidos”. América Latina
estaba “tornándose populista y antiestadounidense”.
Durante las
primarias demócratas de 2007 Brzezinski apoyó a Obama contra Hillary
Clinton y justificó su decisión alegando que Obama “reconoce que el reto
radica en modelar una “nueva cara” [y él tiene] tanto el
coraje como la inteligencia para enfrentar ese tema [asuntos globales] y
cambiar la naturaleza de las relaciones de los Estados Unidos con el
mundo”.
Una de las
primeras experiencias importantes de Obama en materia de política
exterior tras su toma de posesión en enero de 2009 fue la Cumbre de las
Américas de abril de ese año, celebrada en Trinidad y Tobago. Todos los
países de las Américas fueron invitados, excepto Cuba, que fue expulsada
unilateralmente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962 a
causa de su ideología marxista-leninista, definida por la OEA como
contraria a su carta democrática. La condición de miembro de ese
organismo determina la lista de países invitados a la Cumbre de las
Américas.
El 13 de
abril, y solo a cuatro días de la inauguración de la Cumbre, la Casa
Blanca emitió su anuncio relativo a la “serie de cambios” en la política
de los Estados Unidos hacia Cuba. El rasgo principal del cambio de
política “Extendiendo la mano al pueblo cubano” era “apoyar…su deseo de
determinar libremente el futuro de su país… El presidente Obama cree que
estas medidas ayudarán a hacer realidad ese objetivo”.
Las
diferencias de Obama con anteriores políticas de los Estados Unidos no
consistían en iniciar un cambio significativo hacia la normalización de
relaciones. Su propósito, basado sobre las ilusiones creadas con
respecto al sistema bipartidista, era cambiar las tácticas, ya que “no
habían logrado alcanzar el mismo objetivo del cambio de régimen”.
Lo que ha
cambiado son las tácticas; la argucia es la nueva cara. El plan difiere
del de la política de Bush, del cual la única queja de Obama es que “no
funcionó”.
Sería
ingenuo pensar que hay incluso una pizca de buenas intenciones, como
puede inferirse de las citas de la Casa Blanca mencionadas
anteriormente. Cuba, por su parte liderada por el Presidente Raúl Castro
con la plena y talentosa obra del Ministerio de Relaciones Exteriores
(MINREX), su Ministro Bruno Rodríguez y la Directora de Asuntos EE.UU.
de la cancillería cubana, Josefina Vidal y otros funcionarios han hecho
todo lo posible para promover el intercambio mutuo en varias esferas,
tales como el combate al terrorismo, la lucha contra el narcotráfico en
el Caribe, la inmigración y otros temas. Los “cambios” realizados por
Obama no son “modestos”; por el contrario, representan el propósito más
bien audaz de intentar, una vez más, derrocar el sistema político de Cuba mediante otras tácticas. La
posición sostenida por algunos de que el bloqueo tal como era en la
época de Bush “no funcionó” es una suposición peligrosa, porque da lugar
a nuevos métodos que sí funcionarían.
¿Cuáles son las nuevas tácticas ad hoc para concretizar el objetivo de largo plazo de los EE.UU.?
En relación
con Cuba, los hechos demuestran que la Administración Obama está
aplicando las mismas políticas de largo plazo de Bush y tiene el mismo
objetivo a largo plazo que el de los actuales republicanos, incluso los
republicanos cubanoamericanos más “halcones” en el Congreso. Esta
política remonta a los primeros días de la Revolución de 1959, o sea, su
objetivo es derrocar al sistema cubano.
El único
tema que se debate son las tácticas, como demuestra una declaración de
Hillary Clinton, Secretaria de Estado. El 10 de marzo de 2011, en
representación de Obama ella asistió a una sesión del subcomité de
Asignaciones para Operaciones Estatales, Foráneas y Programas Afines de
la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos. En
respuesta a un republicano cubanoamericano miembro de este subcomité
—que hizo una pregunta acerca de la viabilidad de los cambios de Obama
sobre viajes familiares y remesas para alcanzar los objetivos de los
Estados Unidos en Cuba—, Clinton dijo: “Ciertamente podemos discrepar en
cuanto a las tácticas, pero estamos totalmente de acuerdo en lo que
estamos tratando de alcanzar en términos de objetivos [derrocar “los
Castros” en las palabras del republicano].”
En la Cumbre
de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago en 2009, Venezuela,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina y otros países expresaron su
oposición a la política de Obama hacia Cuba; sin embargo, el ambiente
general en la propia Cumbre y posteriormente a esta fue de moderada
oposición. El conflicto en torno a Cuba bajó de tono con un ambiente de
“cambio” flotando sobre la Cumbre, o una nueva era de relaciones
positivas entre los Estados Unidos y América Latina. El resultado de la
Cumbre fue, realmente, un arreglo, ya que la declaración final fue una
ofensa para Cuba. Por eso, y por otras razones, los asistentes no la
firmaron.
La primera
victima en el transcurso de este breve período caracterizado por las
ilusiones respecto a Obama fue Honduras. El país, dirigido por el
Presidente Manuel Zelaya, era miembro del ALBA. La Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos
o ALBA-TCP (en ocasiones denominada extraoficialmente por su nombre
inicial Alianza Bolivariana para América o ALBA) es una organización
internacional de ámbito regional, enfocada para los países de América
Latina y el Caribe que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la
exclusión social con base en políticas de izquierda progresistas. El
ALBA se creó en La Habana el 14 de diciembre de 2004 entre presidentes
Fidel Castro y Hugo Chávez. Creció con otros países como Honduras con su
Presidente Manuel Zelaya. Ahora tienen países miembros como Cuba,
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Ecuador y otros.
En junio de
2009, un golpe de estado militar organizado por la Administración Obama
en contubernio con sus aliados hondureños militares y los políticos de
derecha derrocaron al gobierno constitucional dirigido por Zelaya.
Obama, con
su don de la palabra y la imagen de “cambio” hizo una “jugada”
moviéndose entre dos posiciones. Una estaba supuestamente en contra del
golpe y expresaba esta “oposición” con un discurso que cambiaba a menudo
para diluirse en una postura sin sentido. La otra, en términos
realmente prácticos, se oponía al regreso de Manuel Zelaya a
Honduras como presidente democráticamente electo, lo que constituía, en
realidad, la prueba decisiva de la oposición al golpe. Con estas
tácticas Obama sirvió al objetivo de intentar superar la desastrosa
pérdida de credibilidad de los Estados Unidos y reducir el sentimiento
antiestadounidense en el área. No fue la actitud de matón tipo Bush la
que llevó a cabo el golpe de Estado en Honduras, sino más bien la más
aceptable nueva cara del imperio. Los hechos demuestran, sin embargo,
que Obama apoyó plenamente el golpe.[2]
El brote del “nuevo orden mundial” fundado sobre un mundo multipolar
La Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), fue creada en Caracas,
República Bolivariana de Venezuela días 2 y 3 de diciembre de 2011.
CELAC es un organismo intergubernamental de ámbito regional, que
promueve la integración y desarrollo de los países que la conforman.
La fundación
de este organismo está directamente ligada a la elección de Hugo Chávez
en diciembre de 1998. Hasta ese entonces Cuba había sido el actor
principal bajo el mando de Fidel Castro, quien se movilizó contra la
injerencia estadounidense por la independencia, soberanía y dignidad
latinoamericana ya desde enero de 1959. El ALBA desempeñó un papel
importante para hacer avanzar este momento histórico con la creación de
la CELAC, sueño que Bolívar y Martí acariciaran. Treinta y tres países
al sur Río Grande conforman este organismo, que del continente excluye a
los Estados Unidos y Canadá.
La población
total de los países integrados en la CELAC rondaría los 600 millones de
habitantes y el territorio una extensión de más de 20 millones de
kilómetros cuadrados. Con un PIB de aproximadamente 7 billones de dólares EE.UU.
a precios de poder adquisitivo (incluidos los nuevos territorios
tomados en cuenta), CELAC es la tercera potencia económica a nivel
mundial, además del mayor productor de alimentos del mundo y el tercer
productor en importancia de energía eléctrica.
De igual
importancia internacional es que la CELAC ha estado desarrollando nexos
económicos y políticos con otras potencias mundiales destacadas. Un
ejemplo notable es el de China. El director general de América Latina y
el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhu
Qingqiao, precisó que China, América Latina y el Caribe comparten los
mismos sueños y cuentan con un gran potencial para profundizar la
cooperación.[3]
Otro ejemplo es el de Rusia. La Declaración conjunta de la CELAC – Federación de Rusia, del 29 septiembre de 2015 estipula:
“Establecimiento
del Mecanismo Permanente del Diálogo Político y de Cooperación entre la
CELAC y la Federación de Rusia….Para ello:… Se promoverá el diálogo
político con el propósito de contribuir a un orden internacional
transparente, democrático, justo y equitativo…”[4]
Ante este
panorama internacional de rápida evolución, en el que Venezuela es uno
de los elementos motores, el gobierno de los Estados Unidos no se ha
quedado de brazos cruzados. En Venezuela entre 2013 y 2014, la mano de
Obama en el esfuerzo por desestabilizar la situación en el país es
evidente. Él y su gobierno se negaron a reconocer las primeras
elecciones presidenciales celebradas y ganadas por Nicolás Maduro el 14
de abril de 2013. Esas elecciones presidenciales fueron las primeras
realizadas desde el fallecimiento de Hugo Chávez en marzo de 2013. La
falta de reconocimiento por parte de los Estados Unidos condujo,
finalmente, a una serie de eventos. El primero ocurrió el 15 de abril de
2013, y luego con más violencia e injerencia otros a partir de febrero
del 2014. Estos incidentes han sido inspirados y orquestados por Obama,
con el objeto de derrocar al Presidente constitucional y desafiar todo
el orden constitucional.”[5]
El papel que Obama desempeña en el marco de los esfuerzos destinados a suprimir la multipolaridad: Cuba y América Latina
La
declaración de Obama y los documentos emitidos por la Casa Blanca el 17
de diciembre de 2014 que anunciaban el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas y la apertura de las embajadas señalan muy
claramente que la política de Cuba aislaba a los Estados Unidos más que a
Cuba y que dañaba la imagen del país norteño y su influencia en América
Latina. Esto se ha suscitado en varias ocasiones desde entonces y su
origen data de su nueva política hacia Cuba de 2009, tal como se indica
anteriormente. En diferentes ocasiones la Administración Obama se ha
lamentado de todas las heridas que se ha infligido a sí misma y sus
repercusiones, tal como la ausencia de relaciones diplomáticas,
embajadas cerradas y el bloqueo.
De manera
que Washington decidió de una vez por todas cambiar de táctica respecto a
Cuba. No obstante, en lo que concierne al bloqueo solo se han
modificado algunos de sus aspectos. Estos consisten en algunas medidas
importantes y positivas pero de alcance limitado que sobre todo sirven a
los intereses estadounidenses. Una diversidad de medidas ejecutivas
bajo el control del presidente no se han ejecutado. Por su parte el
Gobierno cubano, desde el 17 de diciembre de 2014 hasta la visita de
Obama en marzo de 2016, no ha dejado pasar oportunidad alguna de emitir
críticas severas sobre los Estados Unidos. Sus críticas se centran en
esa política cada vez más rígida acompañada de multas severas contra
instituciones financieras que cuentan con sede fuera de los EE.UU., tal como en Europa, lo cual recalca la naturaleza extraterritorial cruel del bloqueo por parte de los Estados Unidos.
Desde
entonces, el encuadre estadounidense ha sido consolidado y denota con
mayor evidencia su relación con la desazón de Washington relativa al
humillante estatuto de un nuevo orden mundial unipolar.
Por ejemplo,
en el discurso anual sobre el Estado de la Unión, pronunciado el 13 de
enero de 2016, el presidente Obama reiteró su política sobre las
relaciones Cuba-EE.UU. La
alocución fue elaborada sobre la base de una nueva táctica a fin de
conseguir el añejo objetivo de los Estados Unidos de aplastar la
Revolución Cubana, pero ahora desde dentro y mediante un llamado al
“pueblo cubano”. Según Obama:
“Cincuenta
años de aislamiento a Cuba no habían servido para promover la
democracia, lo que nos estancó en Latinoamérica. Por eso recuperamos las
relaciones diplomáticas, (aplauso) abrimos las puertas a viajes y
comercio, y nos posicionamos con el fin de mejorar las vidas del pueblo
cubano”. (Aplauso.)
Obama apuntó
directamente contra China y Rusia, que forman parte importante del
cimiento de un nuevo mundo multipolar, en alianza creciente con América
Latina y el Caribe.
“…y cuando
se trata de asuntos internacionales importantes, la gente en el mundo no
busca ayuda en Pekín o Moscú —nos llaman a nosotros”. (Aplauso.)
Parte de este comentario denota la competencia feroz de los EE.UU.
por la hegemonía mundial, poniendo la vista en China y en Rusia.
Durante su discurso y muy animado por el aplauso tradicional, criticó a
Rusia (Crimea) e hizo lo mismo con China. Explicó como China fue,
supuestamente, manipulada y dejada a un lado por el acuerdo Trans-Pacific Partnership (TPP) [Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica].
Obama continuó en el discurso anual sobre el Estado de la Unión:
“Estados
Unidos de América es la nación más poderosa de la Tierra. Punto.
(Aplauso.) Punto. No hay comparación. No hay comparación. (Aplauso.) No
hay comparación. Gastamos más en nuestras fuerzas militares que las
siguientes ocho naciones juntas”.[6]
Si se analiza la política de los EE.UU. hacia América Latina, uno debe guardar en mente todo esto.
Las relaciones Cuba–EE.UU.: Los retos que se anuncian para Cuba y América Latina
Mucho se ha
dicho y escrito en Cuba y América Latina desde el 18 de febrero de 2016,
fecha en que se anunció el viaje de Obama a Cuba, hasta la llegada
efectiva de su séquito el día 20 de marzo. Durante su estancia de tres
días en La Habana, la polémica llegó a su apogeo. Cuando partió hacia la
Argentina, el debate no había disminuido; de hecho, se intensificó. Al
momento de escribir estas líneas aún no se apacigua y es probable que
las controversias persistan por algún tiempo.
Dada la vocación circunscrita del presente ensayo, solo cabe mencionar algunos puntos del debate.
a) Injerencia en América Latina
La visita releva de la política Cuba–EE.UU.,
lo cual se nota desde el primer mandato de Obama de “hacer las paces”
con la Perla del Caribe a fin de recuperar el terreno que perdiera “en
su patio trasero”. Esta nueva política es parte de la hostilidad
estadounidense frente a la tendencia creciente de la multipolaridad,
orden mundial en el cual la CELAC desempeña un papel primordial. La
visita de Obama a La Habana no solo constituye la continuación de tal
política, sino que también representa una ofensiva vista dentro del
contexto del conjunto de políticas imperiales estadounidenses de
dominación del mundo por medio de la fuerza o de subterfugios.
No fue mera
casualidad que la segunda parte de la visita de Obama a América Latina
en marzo de 2016 fuese a la Argentina. El objetivo era forjar nexos con
el nuevo Gobierno de Macri que simpatiza con los Estados Unidos, así
como fortalecer el nuevo caballo de Troya en América Latina. El
resultado esperado por la Casa Blanca es lograr una reacción concatenada
en la región, ya sea mediante la aparición de “ligeros golpes de estado
parlamentarios” tal como el de Brasil o de actos de desestabilización
violenta como los perpetrados en Venezuela (o una combinación de ambos
como el golpe de estado que Obama realizó en Honduras en el año 2009)
con el propósito de cimentar quintas columnas al sur de Rio Grande.
b) Resistencia en América Latina
Desde luego,
es innegable, que ha habido una tendencia hacia la restauración del ala
conservadora o de derecha, tal como se ha visto en la Argentina (en las
elecciones de noviembre de 2015), en las elecciones de la Asamblea
Nacional en Venezuela (en diciembre de 2015), en los resultados del
referendo en Bolivia (en febrero de 2016) y actualmente (al momento de
redactar estas líneas) las incursiones que se están realizando en
Brasil. No obstante, en estos países se está desarrollando un movimiento
de resistencia que contribuye objetivamente a la salvaguardia de las
ganancias logradas en el ámbito de la multipolaridad geopolítica que se
opone al nuevo orden mundial estadounidense.
Por ejemplo,
en la Argentina, la resistencia se ha ido fortaleciendo desde el revés
electoral de la izquierda. Incluso, las masas en rebelión, cada vez más
numerosas, osaron demostrar su oposición a la visita de Obama, —en
desafío al orden imperial. El escándalo internacional de los Papeles de
Panamá que revelan el enredo del presidente Macri ha sido el factor que
ha accionado el mecanismo acelerador. Y más recientemente, se está
desarrollando un movimiento para defender a la ex Presidenta Cristina
Fernández contra acusaciones prefabricadas.
A pesar de
los contratiempos en los países antedichos, la CELAC continúa sus
políticas de integración y medidas de oposición a la injerencia
estadounidense. Por ejemplo, denunció la presión ejercida por los
Estados Unidos en Venezuela mediante una Orden Ejecutiva que declaraba
“una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y
extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los
Estados Unidos.” Los treinta y tres países miembro de la CELAC adoptaron
unánimemente la declaración a continuación:
“La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) expresa su rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contrarias al Derecho Internacional.”[7]
Sostengo
(junto con otros comentadores) que en Venezuela, a raíz del gran revés
recibido como resultado de las elecciones legislativas del 6 de
diciembre de 2015, este fracaso no significa que la Revolución
Bolivariana haya muerto. Todo lo contrario, considero que la Revolución
Bolivariana ha evolucionado desde 1998 como una fuerza material en el
seno de la sociedad venezolana y de su sistema político. Dicha evolución
rebasa los límites de las estructuras formales del sistema electoral.
El guantazo solo sirve para fortalecer y cavar más la consciencia
ideológica y política entre los chavistas respecto del imperialismo
estadounidense y de sus aliados.
El Gobierno
de Maduro está luchando por mantener la leyenda de Hugo Chávez mediante
la creación de nuevas formas de democracia participativa dentro del
contexto de la Constitución. Por consiguiente, la consciencia política
se va enraizando y desarrollando. Este movimiento resultante,
relativamente nuevo, provee un espacio a millones de venezolanos
deseosos de desarrollar su consciencia política. Esto se está llevando a
cabo al grado de que cualquier persona de los millones de chavistas
podría confrontar hasta al presidente de los Estados Unidos y a sus
aliados venezolanos en un debate público que tratara el tema de la
injerencia de los Estados Unidos en su país y de las memorables
realizaciones de la Revolución Bolivariana.
En Bolivia y
Ecuador, se están dando movimientos similares, aunque menos
espectaculares que el de Venezuela debido a la situación extremadamente
tensa en ese país que posee grandes reservas de petróleo. En Honduras,
desde el asesinato de Berta Cáceres, los miembros de la sociedad también
continúan desarrollando su consciencia política y tildan al gobierno
impuesto por los Estados Unidos de responsable del asesinato político.
c) Cuba: la “excepción”
¿Cómo
encuadra Cuba en esto? En Cuba, la situación es totalmente opuesta. El
Gobierno de los Estados Unidos está haciendo todo lo posible por
destruir la Revolución Cubana no desde fuera, sino cada vez más desde
dentro. No le queda otro remedio sino adoptar este método dado que el
poder revolucionario en Cuba ha estado bajo el control del pueblo desde
1959. La soberanía en manos del pueblo no se comparte con fuerzas
basadas en la extranjera. A pesar de sus desperfectos, hay, como dicen
los cubanos, necesidad de mejoras; sin embargo, el poder es estable. Por
más de cinco décadas, la inmensa mayoría del pueblo cubano ha sabido
resistir a la invasión de Playa Girón en 1961 y a la violencia y terror
que el gobierno de los Estados Unidos sembró desde 1959 hasta los años
90. Estas incursiones que son abiertamente de carácter militar se
combinan con tácticas “suaves” vinculadas a programas de “promoción de
la democracia”. Sin embargo, han fallado en encontrar los medios
eficaces para desestabilizar el Poder Popular Cubano dirigido por Fidel
Castro, Raúl Castro, el Partido Comunista de Cuba y el gobierno
revolucionario cubano.
Sin embargo
con la emergencia de la nueva cara del imperialismo acompañada de su
remozada política de relaciones con Cuba, existe otro desafío aún no
enfrentado a tal escala. Esto se ha reflejado en la visita de Obama y la
amplitud de sus ecos dentro y fuera de Cuba.
Tanto antes
como durante la visita y desde entonces, esta ha desatado una guerra
mediática y política sin precedentes contra la cultura socialista, el
sistema político y la soberanía de Cuba. Esta visita fue estructurada
por Obama en su forma y contenido: desde su conferencia de prensa
conjunta con Raúl Castro y su discurso público al pueblo cubano, pasando
por sus reuniones con los diferentes sectores de la sociedad cubana y
acompañada por una cobertura de prensa internacional adecuada. El
contenido fundamental deriva de lo que Obama califica de falta de
democracia en Cuba, de respeto de los derechos humanos, de libertad de
prensa y de expresión y de barrera a las “empresas privadas”.
Sin embargo, por vez primera, esto tuvo lugar en
Cuba. Obama se dirigió cautelosamente a quienes considera como aliados
naturales, a aquéllos a quienes espera transformar en caballo de Troya
para introducirse en Cuba. Esto ocurría al tiempo, en que el Gobierno de
Cuba y el Ministerio de Relaciones Exteriores se esforzaban en trazar
rutas para ejercer la cooperación mutua y actividades comerciales, tal
como lo hicieran desde el inicio de este nuevo proceso, a fin de hacer
un éxito de este viaje, lo cual se logró.
La
resistencia cubana a esta guerra cultural es única y prácticamente sin
precedente. Cuba no es una sociedad políticamente homogénea. Los
políticos estadounidenses en el poder y los medios masivos de
comunicación pretenden que la “diversidad” en Cuba solo se encuentra
entre sus aliados o socios potenciales, en aquéllos que se oponen a un
bloque ideológico y político supuestamente monolítico. Ese pensamiento
uniforme nunca ha existido en Cuba. Quizás, como nunca antes, todo el
período relativo a la visita se ha caracterizado por un intenso debate
dentro de las fuerzas revolucionarias. En diferentes grados hay quienes
conservan la ilusión de la visita de Obama y, desde luego, de todo el
fenómeno que lo envuelve. Otras personas se sienten menos atraídas por
ese aspecto. Y los hay quienes han cambiado de postura a lo largo de
este proceso de controversia. Esto se aceleró e intensificó durante la
estadía de tres días, lo cual prosigue desde entonces. De momento, esta
dinámica no da señas de quedarse atrás.
Conclusión
El emergente
mundo multipolar está librando una lucha de vida o muerte para no ceder
ante las presiones políticas, ideológicas y militares del gobierno de
los Estados Unidos, el cual trata de imponer su orden mundial unipolar
en la medida de lo posible. De manera que, nos guste o no, los Estados
Unidos están al centro de esta batalla, que está afectando el futuro del
mundo. El trabajo que he venido elaborando desde hace años sobre el
sistema ideológico y político de los Estados Unidos demuestra que el
mayor peligro que corre la población mundial es abrigar ilusiones sobre
el sistema bipartidista estadounidense. Esas ideas se inspiran de la
noción falsa de que el sistema bipartidista y las elecciones pueden
suscitar cambios fundamentales en la política extranjera de los Estados
Unidos. Si bien pudieran darse algunos reajustes, tal como en el caso de
la actual política hacia Cuba, la estrategia estadounidense no ha
cambiado. El fenómeno Obama es el epítome de este mal entendido.
Uno pudiera
decirse que ya no hay necesidad de lidiar con Obama, puesto que su
mandato está por terminar. Aunque queden ocho meses, mucho puede ocurrir
en ese lapso, ya que América Latina y el Caribe están inmersos en
grandes desórdenes. Por consiguiente, lo que queda de 2016 podría ser
determinante en la lucha entre los dos órdenes mundiales que se oponen.
[1]Cuba y sus vecinos: democracia en movimiento, Arnold August, Ciencias Sociales, La Habana, 2015.
[2] “Obama y el golpe de Estado en Honduras,” Arnold August, octubre de 2011.
[3] “China, A. Latina y el Caribe con potencial para más cooperación,” teleSUR, 4 de febrero de 2015. http://www.telesurtv.net/news/China-A.-Latina-y-el-Caribe-con-potencial-para-mas-cooperacion-20160204-0053.html
[4]
“Declaración conjunta de la CELAC – federación de Rusia,” Sistema
Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), octubre de 2015.http://www.sela.org/media/1998332/declaracion-celac-rusia-2015.pdf
[5] “La mano de Washington en los “golpes electorales” en Venezuela,” Arnold August, Cubadebate, 23 de diciembre de 2015.http://www.cubadebate.cu/opinion/2015/12/23/la-mano-de-washington-en-los-golpes-electorales-en-venezuela/
[6] “Comentarios del Presidente Barack Obama Discurso sobre el Estado de la Unión,” The White House, 12 de enero de 2016. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/01/12/comentarios-del-presidente-barack-obama-discurso-sobre-el-estado-de-la
“Remarks of President Barack Obama – State of the Union Address As Delivered,” The White House, 12 de enero de 2016. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/01/12/remarks-president-barack-obama-%E2%80%93-prepared-delivery-state-union-address
[7] “Inició décima Cumbre de Celac en República Dominicana,” teleSUR, abril 1de 2016.http://www.telesurtv.net/news/Inicio-decima-Cumbre-de-Celac-en-Republica-Dominicana-20160401-0039.html
“CELAC rechaza prórroga del decreto de EE.UU. sobre Venezuela,” Cubadebate, 2 de abril de 2016. http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/04/02/celac-rechaza-prorroga-del-decreto-de-eeuu-sobre-venezuela/
*Este
ensayo es una versión ligeramente modificada y corregida para su
publicación en el blog Dialogar, dialogar administrado por Dr. Elier
Ramírez Cañedo. El ensayo es basado en la ponencia impartida por Arnold
August en el XII Seminario de Relaciones Internacionales: “ISRI 2016”
del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”.
El Seminario se celebró en La Habana, del 27 al 29 de abril de 2016,
bajo el lema “CONTINUIDAD Y CAMBIOS EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES”
* Arnold August, Periodista y conferencista canadiense, el autor de los librosDemocracy in Cuba and the 1997–98 Elections y más recientemente, Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento. En Twitter: @Arnold_August Su sitio web:www.lademocracia.com