La desnutrición, el acceso a la educación, o la desprotección son las principales luchas que, a día de hoy, siguen abiertas en la infancia
2017: Las cifras del drama infantil en el mundo
Elvira Llopart. La Vanguardia
Pablo tiene cuatro años. Se levanta cada mañana en su habitación a eso de las ocho. Lo despierta su padre, el mismo que cada noche le lee un cuento antes de dormir. Desayuna en familia con su hermana Claudia de dos años. Normalmente, un bol con cereales pero nunca se acaba la leche. Suele reírse. Le hace gracia tirar la cuchara al suelo, varias veces. Le ayudan a vestirse y se va con su madre al colegio. Está empezando un nuevo día, ilusionado por ver lo que le espera.Hasta aquí, no hay noticia. Es un niño, como otro cualquiera. Pero no lo es. En el planeta, en el nuestro sin ir más lejos, 52 millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda. Si los contásemos, uno a uno, probablemente no acabaríamos.
Detrás de esa (fría) cifra hay chicos como Zachariah y Mohammed. A ellos, les sigue una larga cola de nombres de niños que intentan sobrevivir. Deambulan por la vida sin energía, sin luchar, sin quejarse. No pueden, no tienen fuerzas. No reciben los nutrientes que necesitan para seguir su crecimiento natural.
Hablamos de niños que en muchos casos nunca llegarán a la edad adulta. La Convención sobre los Derechos del Niño establece el derecho de todos los menores a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. Lamentablemente, no es así para todos. La desnutrición, el difícil acceso a la educación o la desprotección son algunos de los peligros a los que están expuestos. Pablo es, pues, un afortunado.
Continuar leyendo: http://reportajes.lavanguardia.com/radiografia-poblacion-infantil-mundo-unicef-brl/
Detrás de esa (fría) cifra hay chicos como Zachariah y Mohammed. A ellos, les sigue una larga cola de nombres de niños que intentan sobrevivir. Deambulan por la vida sin energía, sin luchar, sin quejarse. No pueden, no tienen fuerzas. No reciben los nutrientes que necesitan para seguir su crecimiento natural.
Hablamos de niños que en muchos casos nunca llegarán a la edad adulta. La Convención sobre los Derechos del Niño establece el derecho de todos los menores a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. Lamentablemente, no es así para todos. La desnutrición, el difícil acceso a la educación o la desprotección son algunos de los peligros a los que están expuestos. Pablo es, pues, un afortunado.
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