miércoles, 13 de diciembre de 2017

Tráfico criminal con la desesperación de los negros africanos: Israel, Ruanda y Libia. Mientras Europa y EEUU practica el cinismo y la hipocresía infame. Ann Garrison y Bénédicte Kumbi Ndjoko Mondoweiss.

Tráfico con la desesperación de los negros africanos: Israel, Ruanda y Libia
Mondoweiss

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El 14 de noviembre la CNN conmocionó al mundo con su informe de noticias en formato video sobre inmigrantes negros africanos vendidos como esclavos en Libia. Ocho días después el Gobierno de Ruanda emitió un comunicado titulado "La puerta de Ruanda está abierta para los migrantes cautivos en Libia". Al día siguiente el New York Times informó de que Ruanda recibiría con agrado a "sus hermanos y hermanas africanos aún en cautiverio". El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, elogió la oferta de Ruanda de "reasentar a más de 30.000 migrantes africanos que languidecen en Libia".
El mismo relato se difundió a través de internet y en los periódicos metropolitanos de Estados Unidos, Europa y África. El presidente de Ruanda, Paul Kagame, se está haciendo pasar por el padre de África en el escenario mundial, pero nada podría estar más lejos de la verdad o ser más absurdo que su propuesta. Aquí hay cuatro razones:
Ruanda es un brutal Estado totalitario policial 
El presidente Kagame y su partido gobernante dirigen un régimen brutal, totalitario y respaldado por Estados Unidos con la novena tasa per cápita de encarcelamiento más alta del mundo. Muchos prisioneros ruandeses son condenados por delitos de opinión para quien se atreve a estar en desacuerdo con la descripción del Gobierno de las masacres de Ruanda de 1994 de "genocidio de los tutsis". Victoire Ingabire, que intentó postularse para presidenta contra Kagame en 2010, cumple 15 años de cárcel por decir que "antes, durante y después del genocidio otros ruandeses fueron asesinados". Hutus y tutsis fueron asesinados".
La Corte de Derechos Humanos y de los Pueblos Africanos dictaminó recientemente que los derechos de libertad de expresión de Ingabire fueron denegados y que no tuvo un juicio justo, pero Ruanda ni siquiera ha reconocido la decisión y mucho menos la ha liberado.
En Bad News: Last Journalist in a Dictatorship Anjan Sundaram describe la pobreza extrema de la mayoría rural de Ruanda y un Estado de vigilancia tan generalizado que los ruandeses temen confiar en su propia familia y vecinos. ¿Esto suena como un Gobierno listo para abrir sus brazos a sus "hermanos y hermanas africanos"?
Ruanda ya está densamente poblado y padece "inseguridad alimentaria" 
Ruanda es la segunda nación más densamente poblada de África y la segunda más pobre del este de África. La tierra es escasa. En julio de 2016 un titular en The East African rezaba "La hambruna golpea a más de 100.000 familias ruandesas en la provincia oriental". El informe decía que los ruandeses rurales huían de la hambruna por la frontera con Uganda. Howard Buffett, multimillonario, hombre de negocios y amigo del presidente Kagame, ha desplazado a muchos de ellos para sembrar cultivos de exportación en la tierra que necesitan para cultivar alimentos.
 El presidente Kagame es un criminal de guerra 
El presidente Kagame es un criminal de guerra con las manos manchadas de sangre de millones de sus "hermanos y hermanas africanos" en Ruanda y la República Democrática del Congo.
En octubre de 1990 lideró las tropas ugandesas que invadieron Ruanda. Muchos de los soldados eran hijos de la minoría tutsi de Ruanda que había huido del país durante la década de 1960, después de que la mayoría hutu llegara al poder. Después de una guerra de cuatro años y el asesinato de los presidentes de Ruanda y Burundi, el ejército de Kagame derrocó al Gobierno de Ruanda y estableció una dictadura tutsi de facto, que afirma falsamente haber puesto fin a la rivalidad entre los hutus y los tutsis. Los últimos 100 días de la guerra incluyeron las masacres de medio millón o más de ruandeses que llegaron a conocerse como el genocidio de Ruanda. La mayor parte del mundo nunca ha oído hablar de la invasión y guerra de cuatro años, solo los últimos 100 días descritos en la historia simplificada y descontextualizada contada en la película Hotel Ruanda.
En 1996, y nuevamente en 1998, Ruanda y Uganda invadieron la inmensamente rica en recursos República Democrática del Congo, con las armas, la logística y la inteligencia de los Estados Unidos. Masacraron a cientos de miles de refugiados ruandeses, expulsaron a un presidente, asesinaron a otro, masacraron al pueblo congoleño y lo expulsaron de sus hogares para saquear sus recursos. Hoy, después de la muerte de más de seis millones de congoleños, algunas partes del país siguen estando ocupadas de facto por Ruanda. Los ruandeses se han convertido en oficiales del ejército congoleño y muchos congoleños creen que el presidente del Congo, Joseph Kabila, es un tutsi de Ruanda.
El Informe del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas de 2012 sobre la República Democrática del Congo informó de que el Ministro de Defensa ruandés, que apoya al presidente Kagame, comandó la milicia del M23 que luego atacó la provincia de Kivu Norte en la frontera con Ruanda. Esta semana Human Rights Watch informó de que Kabila había reclutado a exmilicianos del M23 de Ruanda para reprimir las protestas congoleñas por su negativa a celebrar elecciones y renunciar al poder. Sesenta y cuatro manifestantes han sido asesinados y muchos más heridos.
 Los inmigrantes africanos deportados por Israel ya han sido gravemente maltratados en Ruanda 
El argumento más inmediato contra el envío de 30.000 migrantes africanos de Libia a Ruanda es que los inmigrantes deportados de Israel a Ruanda en 2014 y 2015 no han encontrado un hogar allí y en cambio han sido maltratados y traficados de manera horrible de vuelta al Mediterráneo.
Israel no entrega a los migrantes documentos que certifiquen su condición de refugiados, solicitantes de asilo o cualquier otro estatus legal en Israel. Les dicen que les entregarán documentos en Ruanda, pero eso es mentira y aquellos que llegan con documentos que certifican su ciudadanía o estatus de refugiado en otro lugar han sido privados de ellos al llegar. Esto significa que no pueden buscar asilo político o cruzar fronteras legalmente sin importar lo que les pase. Luego son traficados a través de una red de contrabando desde Ruanda a Uganda, de Uganda a Sudán del Sur, de Sudán del Sur a Sudán, de Sudán a Libia y de Libia a Italia u otras costas europeas si llegan tan lejos, pero muchos no llegan. Los traficantes a lo largo de la ruta del contrabando saben que llegan a Ruanda con 3.500 dólares que el Gobierno israelí les pagó para que se fueran y cada uno toma una parte para su tramo de la ruta de contrabando si no se lo llevan todo.
Los periodistas del diario israelí Haaretz han completado dos informes de investigación sobre este tema con la ayuda del Fondo para el Periodismo de Investigación y la Línea Directa para Refugiados y Migrantes, una ONG. Haaretz publicó el primero, Solicitantes de asilo que dejaron Israel hacia Ruanda describen un viaje sin esperanzas, en mayo de 2015, y el segundo, Robo, extorsión y muerte: Las historias agonizantes de los refugiados que Israel deportó a África, en noviembre de 2017.
Los periodistas de Haaretz también están haciendo campaña para impedir que Israel deporte a otros 10.000 migrantes eritreos y sudaneses a Ruanda. Israel propone pagar al gobierno de Ruanda 5.000 dólares por migrante, por un total de 50 millones, para que los reciba debidamente. Si Haaretz no hubiera investigado el destino de los inmigrantes deportados anteriormente, el mundo podría creer que están todos vivos y bien en Ruanda.
Cualquiera que todavía imagine que Ruanda recibirá a 30.000 inmigrantes africanos de Libia con los brazos abiertos debería leer los informes de Haaretz.
Los migrantes que sobrevivieron a la ruta traicionera y llegaron a la seguridad de Europa vieron a muchos morir o desaparecer en el camino. Fueron golpeados, robados, violados y apenas alimentados por los contrabandistas. Les dicen a sus amigos migrantes que todavía están en Israel que es mejor que vayan a prisión -su otra opción como inmigrantes no deseados en Israel- que a Ruanda.
Ann Garrison y Bénédicte Kumbi Ndjoko son los ganadores del Premio Victoire Ingabire Umuhoza Democracia y Paz. Una versión de este artículo también apareció en Black Agenda Report y The Root.
Fuente: http://mondoweiss.net/2017/12/trafficking-desperate-africans/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

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