Querido Víctor:
Me despierto con ganas tremendas de escribirte para contarte lo que me
sucedió anoche 24 de diciembre. Serían como las 12:10 cuando sonó el teléfono,
nosotros dormíamos profundo, lo de siempre cuando te despiertas antes de haber
terminado su noche, ¿quién será? ¿Porqué tan tarde? etc. La llamada era de
Chile, para decirme que formaba parte de los perdonados, que era parte del paquete
de regalo de pascua que la dictadura ofrecía este año. La voz querida de mi hermana sonaba radiante, ¿te acuerdas Víctor de su voz? ¡Se te acabó el exilio hermano, se te acabó el exilio! Por un segundo compartí de corazón su alegría, la alegría de tantos otros que pelean todos los días a brazo partido por el fin del exilio y que en mi caso consiguieron mi perdón. Perdón, ¿pero de qué, Dios mío me pregunto? ¿Me están perdonando tus 40 balas por la espalda?, ¿Mi padre a quien no volveré a ver?
Quema de libros, revistas y periódicos políticos después del
golpe militar, Ellos me están perdonando nuestros 30 mil muertos y ¿el río
Mapocho ensangrentado? ¿Me perdonarán
acaso los cadáveres que traía el Renaico en Mulchén? ¿Los fusilados de Calama
(al quinteo, es decir 1-2-3-4-5-tú), el director de la Sinfónica Infantil
de La Serena?
¿El padre Jarlan símbolo de los pobladores torturados violados relegados
expulsados encarcelados desaparecidos?¿Carmen Gloria, Rodrigo? Parece que debo
hacer una reverencia y agradecer el perdón. aquí no ha pasado nada y tan amigos
como antes.
¿Qué te parece Víctor? A veces pienso que es mucha la generosidad, y que soy
un mal agradecido. Me perdonan Marta
Ugarte, Tucapel, el Chino Díaz, Weibell, los degollados, Pepe Carrasco, Corpu
Cristi y yo no se agradecer. ¿Me siguen
perdonando los cinco jóvenes desaparecidos en septiembre del '87, mi pueblo hambriento, la
cesantía, la Prostitución
infantil y este nudo en la garganta permanente desde hace 14 años tamblén me lo
perdonan? Me pregunto si en este gesto están incluidos mis amigos muertos en el
exilio, Lira Massi, Ramírez Necochea, Guillermo Atias,Vega Queratt. Estas en la lista, ¿Cuál lista?, la de los
que pueden reír, pensar, circular, amar, morir, vivir.
La tumba de Víctor Jara en el Cementerio General en Santiago
de Chile
En fin Víctor amigo, mucho tiempo que quería escribirte pero ya me conoces
soy un poco flojo. Te contaré que estoy componiendo mucho, entre merengues,
tonadas, cumbias y cuecas, oratorios y pasiones, el tiempo pasa y se queda
inscrito en el alma.Quiero hablarte un poco de mi mujer a quien no conociste, pero conocerás algún día o no, mejor lo verás en ella cuando llegue el momento. Ella me ha dado algo que yo no sé como se llama, pero que se traduce en una cierta seguridad equilibrio y alegría de vivir, la misma que tú tenías junto a tu mujer. Me acuerdo perfectamente de tu claridad y seguridad en tus pasos, aventuras y destinos. Y eso se reflejaba en tu trabajo, el teatro, la peña, el partido, los sindicatos y los amigos. Siempre tenías tiempo para todo (yo me cansaba de mirarte). Me acuerdo que la Viola me decía, aprende, aprende. Espero haber aprendido algo.
Por ejemplo :
"El amor a la justicia como instrumento del equilibrio
para la dignidiad del hombre", oración de Victor Jara.
La humildad, el heroismo no se venden ni se compran que la amistad es el
amor en desarrollo que los hombres son libres solamente cuando cantan, flojean
o trabajan chutean el domingo la pelota o se toman sus vinitos en las tardes le
cambien los pañales a su guaguas distinguen las ortigas del cilantro cuando
rezan en silencio porque creen y son fieles a su pueblo eternamente como tú y
como miles de anónimos maestros somnolientos de domésticas, mineros,
profesores, bailarinas, guitarreras de la Patria. También
quiero decirte al despedirme que París está bello en este invierno que no
acepto los perdones ofrecidos que mi patria la contengo en una lágrima que
vendré a visitarte en primavera que saludes a mis padres cuando puedas que
tengo la memoria de la historia y que todo crimen que se haya cometido deberá
ser juzgado sin demora que la dignidad es esencial al ser humano que el año que
comienza será ancho de emociones esperanzas y trabajos sobre todo para Uds.
Víctor Jara que siembran trigo y paz en nuestros campos.
ANGEL PARRA, París, diciembre
1987.
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