domingo, 25 de noviembre de 2012

Algunas dosis democráticas en nun pais podrido donde unos cuantos se forrran a costa de los trabajadores y ciudadanos que se están quedando sin respiración. Algo hay que hacer pero muy pronto.

Algunas dosis democráticas,Juan Luis Rodríguez

El pasado domingo 18/11/12, 36,6 millones de españoles vieron en algún momento la televisión. Batimos el récord histórico de “audiencia global” en toda la existencia televisiva de nuestro país.

Este dato podría ser interpretado de muchas maneras y muchos voceros políticos estarían encantados de dar múltiples versiones a fin de disolver el dato.

Entretenimiento y disolución de datos. Disolvamos la realidad que nos rodea. Veamos, fútbol, fórmula 1 o cualquier otro sucedáneo. Ayuda a pensar que ya pasará algo. Hasta que le pasa a un familiar, amigo o conocido.
Imagina que ha sido tu madre o tu hermana o algún familiar tuyo el que ha tenido que posar haciendo un calendario erótico, no por placer o de modo voluntario, sino por necesidad para pagar el autobús escolar de sus hijos/as ya que algunas de las dosis democráticas que esta “democracia” nos regala es que en nuestro país no hay dinero para el autobús de ciertos escolares.
Sin embargo si hay voluntad, decisión y recursos jurídico-económicos para blindar a los presidentes de la cajas intervenidas a fin de que estos no solo no tengan que posar en actitud erótica para que sus hijos tengan autobús para ir al colegio, sino para que no den ni siquiera cuentas ante las asambleas de esas entidades extractivas que nos están convirtiendo en un país miserable.
Disolvamos con una buena dosis de televisión y falsa democracia mientras podamos, el dato de que en una de esas entidades, 27 consejeros del PP, PSOE, IU, UGT y CC.OO sin cualificación, no han devuelto ni un solo euro de los sueldos millonarios que se pusieron. Sueldos de entre 200.000 y 500.000 euros anuales.
Disolvamos el dato de que un consejero socialista cobró 560.000 euros de Caja Madrid y BFA entre 2010 y 2011 y pensemos que nada de esto tiene que ver con las desgracias que nos están ocurriendo.
Es así, es normal, ocurre en países de nuestro entorno. Son excepciones y forma parte del tipo de funcionamiento que debe ser asumido. Además; se hace un chiste de ello en un programa de monólogos o de esos de humor con noticias de la semana… ¡y muchísima de la gente que está sufriendo a cuenta de todo esto, se ríe!
Sigamos disolviendo y disolvamos el hecho de que Cruz Roja atiende cada vez a más niños/as de familias que hasta ayer estaban entretenidas, pensando que a ellos eso no les pasaría y que ahora no tienen ni para una comida saludable al día. Ni una comida saludable al día.

Disolvamos otra gran dosis democrática de gobierno en beneficio de la ciudadanía con el dato de que, desde que empezó la crisis en el 2007, la pobreza infantil se ha disparado un 45%. ¡Un 45%!, ¡casi la mitad de los niños/as de nuestro país! Sufriendo escenarios de malnutrición, desescolarización, pobreza y problemas de acceso a la sanidad.

Imagino que a este ritmo, pronto no querremos disolver nada ni entretenernos con nada. Quiero imaginar que será todo lo contrario; no asumiremos que nos hablen de otra cosa ni nos entretengan con ruido de fondo enlatado mientras no se trate de lo que de verdad importa y es central para una sociedad que quiere avanzar y que es consciente de cuales son aquellos asuntos prioritarios que nos hacen ser un pueblo “democrático”.

Y que es consciente de quienes han sido los responsables y van a seguir siendo los responsables de todo este atentado contra la ciudadanía, que está costando vidas, enfermedades, desesperación, huida y miseria humanas.
Quiero y deseo pensarlo.
Mientras tanto sigamos disolviendo sucesos con normalidad democrática, pensando lo que necesitamos pensar.
Disolvamos que en nuestro estado social y de derecho, amparado por unos magnos principios constitucionales que ya provocan risa inducida en la gente por el modo en que este sistema los insulta e incumple… las familias tienen que sacar a sus discapacitados de los centros de atención debido a que no pueden asumir el copago que este artefacto político les impone.
Sigamos disolviendo y disolvamos el hecho conocido esta semana de que, aquellos que escupen de sus bocas en nombre de la democracia parlamentaria, la expresión “somos conscientes de los sacrificios que les estamos pidiendo a los ciudadanos”… han decidido seguir cobrando en 2013  sus dietas de alojamiento, aun siendo esto injustificado puesto que tienen casa en Madrid.
Son hasta 1.823 euros mensuales exentos de impuestos, en una partida presupuestaria que nos cuesta casi 19 millones de euros.
¿Y saben qué?… ningún grupo parlamentario ha presentado ninguna enmienda para reducir o eliminar esta desvergüenza. ¡Ninguno!
Disuelvan también que esposas o maridos, hijos/as, hermanos/as y otros parientes, utilizan la tarjeta-taxi de 3.000 euros anuales que facilita el Congreso a los diputados/as, para viajar gratis sin tener derecho a ello… y que ha sido denunciado por un taxista en un programa televisivo. ¡Y que los taxistas han empezado a pedir el DNI para tratar de impedir esta desconsideración!
¡Los taxistas impidiendo las vergüenzas de los diputados y diputadas!... entreténganse y disuélvanlo.
Entretengámosnos, hasta que le toque a uno de los nuestros, del estremecedor número de familias que se están viendo obligadas a ceder el cuidado de sus hijos al Estado debido a los problemas económicos.

Y si queremos seguir entretenidos y no nos hemos disuelto ya nosotros mismos, sepan que no es por falta de pretensión en ello; la banca de este país acaba de amenazarnos hace algunos días con cerrarnos el crédito si se cambia la Ley hipotecaria. No solamente nos han saqueado las arcas públicas para sanear ellos sus inmundicias… amenazan con más miseria aún, tal es el grado de corrupción y el subyugamiento de lo Público a estos intereses privados destructivos, lesivos y nocivos para nuestra sociedad.

Toda la espiral de rescates y endeudamiento que nos ha sumido progresivamente en este déficit presupuestario (a efectos económicos y democráticos) nos está haciendo sufrir no solamente casi 6 millones de parados; más aún, el 43,7% de la población está dentro de la tasa de precariedad, es decir, 20,6 millones de conciudadanos y conciudadanas.
Repito; ¡20,6 millones de conciudadanos y conciudadanas están dentro de la tasa de precariedad!

Rajoy ha declarado recientemente que “las medidas que tomamos hacen daño a la gente pero son imprescindibles”.

Pero es al revés. Un presidente democrático y constitucionalista no toma medidas para hacer daño a la gente, toma medidas para desarrollar y mejorar el país. No para convertirlo en lo que ya parecen muchos barrios y municipios: campos de refugiados con colas de gente mendigando una bolsa de comida, colas de desempleados interminables, plazas tomadas, manifestaciones a diario y gente desahuciada a espuertas por doquier.

Pero usted ha hecho todo lo contrario de lo que prometió en campaña, casi como la mayoría de “políticos” que campan a sus anchas mintiendo por ayuntamientos, diputaciones y parlamentos autonómicos… asociando la palabra democracia con mentira. Asociando la palabra democracia con impunidad para los ladrones y golfos reunidos.

Solo ladrones y golfos tienen la suficiente falta de escrúpulos para permitir todo lo que está ocurriendo con niños/as, ancianos/as, discapacitados, trabajadores/as, en nuestro país. Y añadidamente imponer tasas judiciales criminalmente recaudatorias y contrarias al artículo 24 de la Constitución, en el que se establece que “todas las personas tienen derecho a obtener tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión”.
Y en eso nos están queriendo convertir; en un pueblo indefenso. Disolviendo también la palabra derechos.
¿Sabe usted el dinero que se le ha dado a los bancos desde que empezó la crisis? El último dato que tuve oportunidad de escuchar en un medio de comunicación elevaba esta suma a más de 150.000 millones de euros.
Me gustaría terminar los datos de este texto entreteniéndoles con unas declaraciones de Karlos Arguiñano en las que dice que los bancos se están quedando con el dinero y con las casas también. 
Juan Luís Rodríguez, juanitolui@yahoo.es Licenciado en Psicología. Especialista en Psicología Clínica y de la Salud. Técnico Superior en Navegación, Pesca y Transporte Marítimo. Ex–asesor en los Gabinetes de las Consejerías de Asuntos Sociales y Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Colaborador de Attac Sevilla.

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