¿Por
qué nunca hay huelga en la banca?
Un
artículo de Fernando García-Romanillos.
Aquí
hacen huelga mineros, pilotos, profesores y estudiantes. También policías,
médicos, barrenderos y metalúrgicos. Y funcionarios de toda clase de organismos
y servicios. Hasta los jueces y fiscales protagonizan movilizaciones y han
convocado una huelga en defensa de sus reclamaciones. Solo un estamento
profesional se mantiene al margen de las huelgas reivindicativas: la banca.
A
la sangría de pérdida de puestos de trabajo de empleados de banca, que solo en
las cajas de ahorros son 22.000 personas en los cuatro últimos años, se suman
los 10.000 despidos que han de llevar a cabo las cuatro entidades
nacionalizadas que van a recibir 37.000 millones de la UE: Bankia, Novagalicia Banco,
Catalunya Banc y Banco de Valencia.
Curiosamente,
ni antes ni ahora, se ha escuchado una propuesta de huelga laboral. Ante el
anuncio conocido ayer de las 10.000 nuevas personas que se quedarán en la
calle, todo lo que comentó el sindicato de banca de Comisiones Obreras fue
celebrar que Bruselas autorice la excepción de que los próximos bancarios
despedidos reciban una indemnización superior a los 20 días que figuran por ley
para todos los españoles.
Ni
un encierro, ni una huelga, ni una concentración pública, ni una palabra más
alta que otra de UGT y CC.OO. contra las tropelías y abusos perpetrados por
algunos directivos de cajas y bancos ni contra sus nefastas consecuencias
laborales.
Como
el medio laboral de la banca no es idílico, la explicación a esa ausencia de
respuesta sindical a los despidos masivos en el sector financiero, se puede
explicar por dos singularidades:
-
Los sindicatos mayoritarios han estado presentes en los consejos de
administración de las cajas de ahorros, de las buenas y de las malas.
-
Los representantes sindicales en la banca privada reciben un trato exquisito
por parte de los banqueros. Las atenciones y el mimo hacia los sindicalistas
profesionales son superiores a los de cualquier otro sector.
Tradicionalmente,
los representantes de los trabajadores de banca han sido conscientes de que un
enfrentamiento serio con los intereses del banco les reportará serios
perjuicios: no gozar de la comodidad y bienestar que tendrán si no se salen del
carril y ejercen una función más colaboradora que reivindicativa.
El conocimiento detallado de las cláusulas de los convenios
colectivos de entidades como Bankia o cualquiera de los grandes bancos
sanos relativas a las ayudas a los sindicatos en forma de subvenciones, cesión
de locales y otras prebendas, también ayudarían a encontrar respuesta a la
pregunta de la escasa o nula combatividad sindical en bancos y cajas.
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