Escrito por Eloy Val del Olmo
Las elecciones autonómicas vascas han producido
un cambio profundo en la composición del nuevo Parlamento de Gazteiz. El PNV,
que ha ganado las elecciones, ha bajado de 30 a 27 escaños en relación con la última cita
electoral, alcanzando383.565 votos, el 34,64%. La derecha vasca se queda muy
lejos de la mayoría absoluta que está en los 38, y por detrás de los resultados
obtenidos por Ibarretxe en 2009 (30 diputados, 399.600 votos y el 38,57%). Por
otra parte, la noticia más destacada de estos resultados son los diputados
obtenidos por la izquierda abertzale en coalición con Alternativa, Aralar y EA,
bajo las siglas de EH-Bildu, que cosecha una marca histórica con 21 escaños,
276.989 votos y el 25%. La izquierda abertzale se coloca como la primera fuerza
en Guipuzkoa y la segunda en Bizkaia y Araba. EH Bildu duplica en escaños al
PP, y supera en cinco al PSE-PSOE, aunque no logra cumplir las expectativas de
ganar al PNV.
Por su parte el PSE-PSOE, que ha gobernado los
tres últimos años en minoría con el apoyo del Partido Popular, ha descendido de
25 a 16
diputados: una derrota sin paliativos que pone en evidencia la política de la
dirección del PSE. A su vez, el Partido Popular que en Araba gobierna la Diputación y el
ayuntamiento de Vitoria-Gazteiz con el apoyo del PSE-EE, ha quedado desplazado
a la cuarta posición bajando de 13
a 10 diputados. El PP ha descendido de 146.148 votos a
129.907, de manera que Basagoiti ha conseguido los peores resultados del PP en
dos décadas, algo que reabrirá la crisis interna y el pulso con el sector aún
más ultra de Marcelino Oreja. UpyD ha conseguido un escaño por Araba y tanto
IU-Ezker Anitza como Ezker Batua (escisión de IU encabezada por Javier Madrazo)
se han quedado sin representación en el Parlamento.
La participación en estas elecciones ha
descendido un punto respecto a las de 2009 pasando del 66,7% al 65,8%, con una
abstención media del 34,17% aunque en Guipuzkoa ha subido un punto más. Dentro
de este panorama, es de destacar que los votos blancos y nulos han pasado de
24.580 en 2009 a
60.113 en esta ocasión, representando un 5,31% del electorado y mostrando
desafección, malestar y un rechazo profundo a la crisis y al régimen
político.
La abstención, en
general, ha sido más pronunciada en zonas obreras: en Baracaldo de
un 38,83% y en Basauri del 36,39%; mientras en pueblos de la margen derecha de
Bilbo ha sido mucho menor: en Getxo un 28,76% y en Leioa un 33,93%. También se
observan grandes variaciones de unos pueblos a otros. En Agurain, con muy
buenos resultados para la izquierda abertzale, la abstención ha sido del 38,98%
y en Rentería del 40%. Se puede afirmar que, sobre todo, un sector de la clase
trabajadora que votaba socialista ha optado en esta ocasión claramente por la
abstención, en un gesto de hartazgo y malestar por la política de la dirección
del PSOE como ha ocurrido en Galicia. Esto ha provocado que el PNV haya logrado
ganar en feudos socialistas de la margen izquierda como Baracaldo, Sestao
o Santurtzi.
Hay mucha gente crítica y muy descontenta con la
política del Partido Socialista al frente del Gobierno vasco en estos tres
últimos años. El PSE-EE ha intentado ocultar su política de recortes sociales y
defender su pacto con el PP sin ningún éxito. Su mensaje durante la campaña se
ha centrado en la defensa del nacionalismo español frente al nacionalismo
vasco, en ausencia de un programa de izquierdas. Su máxima aspiración era poder
continuar ocupando poder aunque fuese bajo la sombra del PNV, con el que
aspiraban a reeditar un gobierno de coalición lo cual, todo indica, no va a ser
posible porque ni tienen diputados suficientes, ni gobiernan en Madrid, ni el
PNV los necesita. En este escenario ya han surgido voces críticas como la de
Odón Elorza, pero lo fundamental es que el conjunto del Partido Socialista está
en una crisis profunda tras perder terreno a raudales en cada cita electoral.
Los resultados de Patxi López representan un auténtico descalabro por más que
se empeñen en afirmar que podía haber sido mucho peor de no haber estado estos
tres años al frente del Gobierno: el PSE-EE ha perdido 107.000 votos respecto a
las autonómicas del 2009 (pasan de 318.112 votos a 211.939), lo que significa
que un tercio de su electorado les ha abandonado.
La izquierda gana en votos, la derecha en
diputados
La organización de Izquierda Unida en la CAV, IU-Ezker Anitza, ha
sufrido las consecuencias de la escisión de Javier Madrazo, que ha mantenido la
candidatura de Ezker Batua. Esta situación ha provocado una enorme confusión,
más si cabe al aparecer Gaspar Llamazares en campaña apoyando al sector de
Ezker Batua frente a Cayo Lara, que apoyaba a IU-Ezker Anitza. Los votos
obtenidos por Izquierda Unida han crecido de 36.373 votos que obtuvo Ezker
Batua en 2009 a
los 47.480 que han obtenido la suma de ambas candidaturas (30.179 IU-EA y
17.301 EB). Pero obviamente la división ha dejado a IU sin representación en el
Parlamento.
Los resultados de las elecciones autonómicas
vascas del 21 de octubre reflejan un avance en votos de la izquierda frente a
la derecha, aunque en diputados la izquierda haya quedado por detrás al no
lograr IU-Ezker Anitza representación. Si en 2005 la suma de votos de los
partidos de derechas llegó a 678.731 votos y los de izquierda a 517.847 (una
diferencia de 160.884 votos favorables a la derecha), en 2009 la
diferencia entre derecha e izquierda fue aún mayor, 189.000 votos como
consecuencia de la ilegalización de la izquierda abertzale. En las elecciones
de 2012 por el contrario, la derecha suma 535.000 votos mientras la izquierda
suma 536.000, mil votos más a favor de la izquierda.
La izquierda abertzale frente al PNV
El ascenso de la izquierda
abertzale en las anteriores consultas electorales, el apoyo al proceso político
emprendido tras el cese definitivo de la actividad armada de ETA, la huelga
general del 26S y la lucha contra los recortes, y la posibilidad de sorpaso al
PNV por primera vez en la historia, ha hecho que la polarización entre derecha
e izquierda se expresase en el enfrentamiento entre PNV y EH Bildu. La
formación de Iñigo Urkullu ha sido la opción de la burguesía, española y vasca,
para frenar a la izquierda abertzale como lo han corroborado los propios
dirigentes del PP que han justificado parte de la perdida de sus votos como
consecuencia de un voto útil de su electorado al PNV. Igualmente, la izquierda
abertzale ha representado el voto fundamentalmente de la juventud vasca,
particularmente movilizada en la huelga general del 26S, en la lucha
estudiantil y contra el fraking[1], y de un amplio sector de trabajadores que
han secundado las cinco huelgas generales convocadas por la mayoría sindical
vasca desde 2009.
Estas elecciones se han desarrollado en un marco
de creciente lucha y polarización social. La huelga general del 26S, con
decenas de miles de manifestantes convocados por ELA y LAB, representó el
auténtico inicio de la campaña electoral para la izquierda abertzale. Muchos
militantes se veían con fuerza para ganar al PNV. Existían grandes
expectativas, no sólo por la gran dimensión de la movilización social contra
los recortes, también por las grandes manifestaciones a favor de los derechos
de los presos políticos vascos, las constantes represalias judiciales contra
Arnaldo Otegi (la última por aparecer en campaña a través de la grabación de un
vídeo), los insultos y descalificaciones del Partido Popular y la movilización
de la juventud obrera y estudiantil. Todo ello creaba un marco idóneo para
EH-Bildu. A este escenario hay que destacar el acuerdo para celebrar un
referéndum por la independencia de Escocia y el debate sobre la independencia
en Cataluña tras la Diada.
Sin embargo, estas expectativas no se han
cumplido. A pesar del histórico resultado de EH Bildu y sus 21 diputados, hay
datos que ya revelan que abandonar el programa de lucha por el socialismo, y
sustituirlo por una política cada vez más centrada en constantes guiños al PNV
para formar un frente abertzale con la burguesía vasca, no es un camino
positivo. Una estrategia de la que forma parte la inclusión de EA en la
coalición, un partido nacionalista burgués que se escindió del PNV y que en la
actualidad está muy debilitado, pero que dentro de EH-Bildu es utilizado
para moderar el discurso de la izquierda abertzale con la excusa de la lucha
por el soberanismo.
En EH-Bildu se ha iniciado un proceso de
reflexión, inevitable a tenor de algunos llamativos resultados. En Guipuzkoa se
ha producido un desgaste, particularmente en San Sebastián donde la coalición
de la izquierda abertzale ha quedado como tercera fuerza, precisamente en el
momento en que se encuentran al frente de la alcaldía y de la Diputación. Otra
sombra para la izquierda abertzale es el haberse quedado a 5.000 votos de
los que obtuvo en las elecciones municipales con las siglas de Bildu y a 8.000
votos de las generales como Amaiur. En el caso de Guipúzcoa EH-Bildu ha
obtenido tan solo el 88% de los votos que logró como Amaiur, pisándole el PNV
los talones.
La coalición de izquierdas EH-Bildu, que inició
su campaña enfatizando la lucha contra la crisis y el reparto del empleo,
defendiendo las 35 horas semanales y oponiéndose frontalmente a los recortes,
dio un giro, particularmente en Guipúzcoa, hacia el “soberanismo”. Laura
Mintegui, la candidata de Bildu, afirmó en repetidas ocasiones que los votos
del PNV eran votos abertzales bienvenidos por su coalición. Declaraciones
anteriores a la campaña, en el sentido de que el modelo de Gobierno que
defendería la coalición se inspiraría en el del Lehendakari Aguirre (que rindió
Euskadi frente a las tropas franquistas), tampoco han sido de gran ayuda. Esta
política de acercamiento y complicidad con la burguesía vasca ha acabado
beneficiando al PNV en detrimento de la propia izquierda abertzale. Un sector
de la clase trabajadora vasca y ciertos sectores de la juventud han preferido
refugiarse en la abstención y el voto en blanco.
En todo caso no podemos dejar de subrayar que EH
Bildu ha obtenido unos resultados históricos en unas elecciones autonómicas.
Son la segunda fuerza en el Parlamento vasco, la primera en Guipuzkoa y cuentan
con una amplísima capacidad de movilización y sobre todo con el apoyo de
sectores muy importantes de la juventud. La izquierda abertzale se enfrentará,
en los próximos meses, a una disyuntiva importante. Una vez legalizada y con un
enorme poder institucional puede llegar con su mensaje a capas muy amplias, y
tendrá que elegir entre crear un frente nacional con la burguesía vasca, lo que
supondrá la aceptación de la lógica del capitalismo, o buscar el apoyo
consciente de la clase trabajadora, tanto de Euskal Herria como del Estado
español y francés, defendiendo un programa socialista e internacionalista que
dé respuesta a la crisis del capitalismo y a la opresión nacional. No se puede
servir a dos amos al mismo tiempo. Incidir en una política de pactos o
acercamiento con el PNV en lugar de llevar a cabo una fuerte oposición contra
la oligarquía vasca en todos los frentes le harán perder nuevamente
oportunidades.
El PNV solo puede formar un Gobierno
débil
Los planes del PNV, a
la vista de los resultados obtenidos, pasan por conformar un gobierno en
minoría buscando los apoyos del PP y UPyD, incluso del PSE-PSOE en momentos
concretos, si este partido no cambia de orientación drásticamente, para llevar
a cabo una política de recortes sociales y ataques en toda regla contra la
clase trabajadora durante al menos los primeros años de la legislatura. Posteriormente,
como el mismo PNV ha anunciado, se orientarán a poner el énfasis en la cuestión
soberanista en un plan similar al aplicado por CIU en Cataluña.
El mayor obstáculo que va a tener el PNV en la
próxima legislatura va a ser la calle, como le ocurrió al Gobierno anterior. Es
por esta razón que la burguesía vasca insiste en atraer hacia su política a la
mayoría sindical vasca a través de la oferta de un pacto social, e implicar a
la izquierda abertzale en su política a cambio de gestos y presiones al PP en
relación a las consecuencias del final del conflicto de ETA. La oferta del PNV
a la izquierda abertzale probablemente sea recortes sociales a cambio de
derechos para los presos y refugiados políticos vascos, y la promesa, a modo de
zanahoria, de un frente nacional para más adelante. Un chantaje en toda regla
de una burguesía sin escrúpulos que la izquierda abertzale no puede aceptar.
La dirección de la izquierda abertzale ha puesto
al líder de CIU como un modelo, por enfrentarse al Estado en la defensa de la
“independencia de Catalunya”. Sin embargo, no hay ni un átomo de progresismo en
la postura de Artur Mas, como no hubo ni ha habido ni una gota de progresismo
en la balcanización de la ex Unión Soviética o de África con la aparición de
nuevos estados títeres de las potencias imperialistas. A nadie se le puede
escapar a estas alturas que el juego de la burguesía catalana es utilizar y
apropiarse de los sentimientos que existen en un sector muy amplio de la
población a favor de los derechos democráticos nacionales de Catalunya y contra
la política agresiva del PP y el aparato del Estado central, y desviar la
atención de su salvaje andanada de recortes en el gasto social, de
privatización de la sanidad y la enseñanza públicas, y de acuerdo constante con
el Gobierno de Rajoy en la destrucción de las conquistas sociales. Todo el
apoyo de CiU y Mas a la “nación catalana” acaba en la defensa de los intereses
del gran capital y la patronal de Catalunya, de La Caixa y Foment del Treball;
y toda esta maniobra sólo busca reforzar su poder, ganar la mayoría en
las elecciones autonómicas catalanas para continuar con su política de ajustes
y recortes, que se endurecerá, y dividir a la clase trabajadora en líneas
nacionales aumentando su explotación.
Por el derecho de autodeterminación, por el
socialismo
La creciente balcanización del mundo no expresa
ningún respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos por parte de las
distintas burguesías implicadas. Son por el contrario el reflejo de las
maniobras de las grandes potencias imperialistas por dividir a la clase obrera,
enfrentarla entre sí y lograr mayores cuotas de poder. Cuando se ensalza la
independencia de Eslovenia, Croacia o Tímor Leste, se debería poner sobre la
mesa si ha habido avances en los índices de progreso humano de estas naciones.
La realidad es que la independencia para la abrumadora mayoría de los pueblos
ha sido puramente formal, mientras siguen sometidos por alguna de las grandes
potencias a costa del aumento del paro y la privatización de sus recursos.
Los marxistas defendemos el derecho a la
autodeterminación de las nacionalidades oprimidas del Estado español. Si así lo
deciden libremente, defenderemos dicho derecho hasta sus últimas consecuencias,
pero nuestra alternativa no es una Euskal Herria capitalista independiente en
el marco de una Europa capitalista. Nuestra alternativa es la defensa de una
Federación Socialista de los Nacionalidades Ibéricas, en el marco de una
República Obrera y Socialista, como un primer paso hacia una Federación
Socialista de Europa y una Federación Socialista Mundial. Arrancar a la
burguesía los grandes medios de producción y la nacionalización de la banca
bajo control democrático de la clase trabajadora, es la única manera de crear
las condiciones para el desarrollo de la humanidad acabando con las lacras del
capitalismo: el hambre, la destrucción del planeta, el paro, el
desmantelamiento de nuestros derechos sociales, el militarismo y la opresión
nacional.
[1] Una técnica agresiva de extracción de gas que
provoca contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, contaminación
del aire, afecciones a la salud humana, alteraciones del paisaje y el terreno,
contaminación de suelos al cerrar los pozos y riesgo sísmico. Se han producido
movilizaciones de miles de jóvenes en Vitoria-Gazteiz y en otras zonas de
Euskadi contra está técnica que se está aplicando ya.
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