Leo con estupor en los
medios de comunicación que el Presidente de Renfe, Julio Gómez Pomar, ha
declarado que la compañía que preside dispone de 26 trenes de Alta Velocidad
para alquilar a los operadores privados que entren, en el mercado, a partir de
agosto de 2013. Gómez Pomar señaló que esta flota de trenes está prácticamente
nueva y, no se utiliza.
El presidente de la
compañía que hasta ahora es el monopolio español del ferrocarril de pasajeros,
añadió que con este alquiler quiere facilitar el acceso a la liberalización a
los operadores privados que lo deseen sin la necesidad de que tengan que
realizar una gran inversión en compra de flota de trenes, añadiendo que si los
tuvieran que comprar, hoy valdrían mil
millones de euros.
Digo que leo esto con
estupor porque me resulta muy difícil entender mayor acumulación de torpezas en
la boca de un alto cargo de una empresa pública.
Por partes: ¿cómo se puede
explicar que una empresa adquiera mil millones de euros en trenes que no
utiliza? (Como siempre, busque al político, para encontrar pistas de esta
decisión absurda.) Naturalmente, esa flota está envejeciéndose, genera
amortizaciones e intereses y todo para estar en un depósito. Ni que decir tiene
que este negocio ruinoso está en las cuentas de resultados, pesando como una
losa. ¿Hay alguien que haya sido cesado por perpetrar este atropello de comprar
mil millones en trenes que no tenían una demanda comprobada?
Pero el presidente de Renfe
da un paso más en esta carrera de disparates: nos explica que lo que pretende
con esta oferta es “facilitar” el acceso de los operadores privados al mercado
ferroviario. O lo que es lo mismo, ayudar a los competidores, facilitarles que
puedan competir con Renfe. Comprendo perfectamente que el presidente de Renfe,
ante el ‘muerto’ de tener 26 trenes inutilizados, vea una salida en alquilarlos
a la competencia, pero de ahí a decir que quiere facilitar el acceso a otros va
un trecho. Puestos a ser ‘buen chico’ con la competencia, podría cederle los
trenes gratis, para que lo tengan bien fácil. Total, pagamos nosotros. Así, yo
mismo me pongo a competir con Renfe: le robo el mercado encima con sus propios
trenes. Fantástico.
No quiero emitir un juicio demasiado severo ante estas
declaraciones porque sigo pensando que no puede ser, que debe de haber un
error, que el periodista que escribió esta noticia soñaba, que no puede ser que
esto realmente ocurra en este país. Y tal vez, al final, esto tenga una
explicación. Pero, si las cosas fueran así, lo que tocaría es que alguien nos
dijera cómo se adoptó la decisión de comprar 26 trenes que no tienen uso y
exigir responsabilidades por tamaña atrocidad. Mil millones de euros no son
cualquier cosa, aunque en este país ya nos hemos acostumbrado a contar las
barbaridades como quien cuenta fábulas infantiles. Y, por supuesto, asegurarnos
de que esos 26 trenes se alquilarán a precio de mercado, preferentemente en
otros países, donde también está habiendo un ‘boom’ de la alta velocidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario