MÁXIMO RELTI. “La muerte de un titán y el desfile de los miserables”
A las 10:00 de la noche de este viernes falleció, a la edad de 90 años, Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución cubana y emblemático luchador por el socialismo. Hoy, sin duda, es una fecha muy triste para todos aquellos que aspiramos a un mundo en el que no haya lugar para la desigualdad social, ni el hambre, ni las guerras.
A lo largo de una trayectoria de más de medio siglo Fidel Castro demostró, al igual que hicieran otros revolucionarios que le precedieron en la historia, que en la lucha política es posible compatibilizar la verdad y la coherencia ideológica. Ello es especialmente valioso en tiempos como los que vivimos, en los que ambos valores no sólo escasean, sino que, además, resultan claves en los momentos cruciales que atraviesa la Humanidad. Fidel jamás renunció en su lucha política de más de medio siglo a ninguno de ellos. Ésa fue una de las características que lo convirtió en un hombre excepcional, pese a que tan sólo fuera el dirigente político de una pequeña isla del Caribe. Esas dos virtudes fueron, precisamente, las que lo hicieron proyectarse por encima de las fronteras de su propio país.
En el transcurso de estas horas, como suele suceder en circunstancias históricas similares, las instituciones y las personalidades políticas delestablishment hacen lo imposible por intentar engullir al gigante desaparecido. Se trata de una operación típica de neutralización y automaquillaje que, bajo determinadas circunstancias, suele reproducirse ante la muerte de los personajes históricos indomables, que han logrado sobrevivir en su aguerrida resistencia.
Creemos que puede resultar interesante para el lector conocer algunas de esas primeras “reacciones”, así como los precedentes biográfico-políticos de quienes se atreven a pronunciarlas. El interés puede resultar doble, porque en el curso de las próximas horas podremos comprobar cómo desfilarán a través de los medios de comunicación insólitos personajes del sistema o situados en los aledaños del mismo, que representando todo contra lo que Fidel luchó, emitirán juicios ambiguamente elogiosos o prudentemente distantes – según convenga – hacia el líder revolucionario desaparecido.
EL DESFILE DE LOS MISERABLES
De acuerdo con los cables de las agencias de prensa, el jefe del Estado ruso, Vladimir Putin, uno de los políticos que junto con su padrino y maestro de ceremonias Boris Yelsin contribuyó a acabar con las conquistas sociales y económicas de la Revolución Rusa, convirtiendo al país en una auténtica jungla del capitalismo salvaje, manifestó hoy sábado, no obstante, que “la Cuba que construyeron Fidel y sus compañeros se convirtió en un miembro influyente de la comunidad internacional y ha servido de ejemplo inspirador para muchos países y pueblos”.
Mijaíl Gorbachov, el dirigente que desmontó pieza a pieza la Unión Soviética, que hizo exclamar aMargaret Thatcher “¡éste es nuestro hombre!”, y que años después se reconocería a sí mismo como un socialdemócrata convencido y un entusiasta del sistema capitalista, recordaba este sábado que Fidel Castro estaba “preocupado” por el fracaso de las reformas económicas soviéticas durante la época de ‘perestroika’, que habían introducido la economía de mercado en el país, pero que él sentía una gran admiracion por el lider cubano.
El presidente socialdemocrata francés, François Hollande, que hasta que no se produjo un giro en la política norteamericana en relación con Cuba trató de ahogar al país caribeño en el aislamiento, declaró ahora que Fidel Castrorepresentó para su pueblo “el orgullo del rechazo a la dominación exterior”.
El presidente ultraconservador español Mariano Rajoy, que junto a su antiguo presidente Jose María Aznar, intentó hacer morder el polvo de la derrota frente a EEUU a la Revolución Cubana, se llegó a referir a Fidel Castro, en una declaración formulada este mismo sábado, como una “figura de gran calado histórico, que marcó un punto de inflexión en el devenir del país y que tuvo gran influencia en toda la región”. “Por ello España – añadió – se une especialmente al pesar del Gobierno y autoridades cubanas”.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que en el pasado promocionó todo tipo de medidas para aislar a Cuba, dijo ahora que “Fidel Castro fue una de las figuras históricas del pasado siglo y personificó la Revolución cubana. Con la muerte de Fidel Castro, el mundo ha perdido a un hombre que fue un héroe para muchos”.
El presidente de Brasil, Michel Temer, que urdio la conspiración para desplazar a los tímidos reformistas del gobierno de su país, dijo que “Fidel Castro fue un líder de convicciones. Marcó la segunda mitad del siglo XX con la defensa firme de las ideas en las que creía”.
El presidente Xi Jinping, que ha convertido a China en un país de salarios miserables, donde las grandes empresas capitalistas cobijan sus fábricas para poder pagar sueldos de miseria, se atrevió a decir que “El pueblo chino ha perdido a un buen y verdadero camarada. Vivirá eternamente”.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, que no ha dudado en poner a su país a los pies de los intereses de las grandes corporaciones de su vecino del Norte, manifestó que Fidel Castro era un “referente emblemático del siglo XX”.
Otros politicos se muestran más interesados en que la historia “pase página”, en que se queden atrás las conquistas de los pueblos. Es el caso de la canciller argentina, Susana Malcorra, que con su presidente Macri está empeñada en retrotraer a su país hacia las sendas del neoliberalismo y la barbarie. “Con la muerte del líder cubano Fidel Castro – declaró – se ha cerrado un capítulo importante de la historia latinoamericana”.
Pero, paradójicamente, quienes han intentado poner un trecho de equidistancia entre ellos mismos y la figura de Fidel Castro han sido aquellos que se reclaman a sí mismos como pertenecientes a la“izquierda”. Tal es el caso, por ejemplo, del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que bailando sempiternamente entre las tinieblas de la ambigüedad y el engaño afirmó que “con sus luces y sombras se va un referente de la dignidad latinoamericana y de la resistencia soberana”.
O el de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que pese a las pesadas piedras que lleva en su mochila biográfica, todavía hay quienes no dejan de verla como una primera edil “revolucionaria”. La antigua magistrada del PSOE manifestó que “Fidel Castro consiguió crear un mundo más justo aunque no supo amoldarse a los valores democráticos” .
Sin embargo, los cuadros intermedios de Podemos no son tan prudentes como su jefe. Desde las propias filas del partido de Iglesias, el diputado autonómico de Podemos, Juan Manuel Moreno Yagüe, respondía a la muerte del líder de la revolución cubana con este miserable tuit “otro dictador que muere en la cama. Uno menos”.
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