GUILLERMO CIEZA. Asamblea Constituyente, un paso hacia adelante esquivando las mochilas del Viejo Estado
Venezuela es un país sometido a una feroz ofensiva de guerra económica, comunicacional, diplomática, paramilitar y financiera, que iniciada en tiempos de la presidencia de Hugo Rafael Chávez, se ha agudizado durante la presidencia de Nicolás Maduro.
También es un proceso político que en sus comienzos, con la asunción del gobierno por el Chavismo en 1989, empezaba con un muy bajo nivel de poder popular acumulado, pero que a lo largo de 17 años fue creciendo en conciencia y organización popular, planteando un debate entre la nueva institucionalidad revolucionaria y el Viejo Estado. Denominamos nueva institucionalidad a los Consejos Comunales y Comunas, y todas otras formas de expresión de la democracia participativa; y designamos como viejo Estado a la institucionalidad vigente: Parlamento, Ejecutivo, Gobernaciones, Alcaldías, etc.
En el proceso político venezolano coexisten desde hace tiempo y podría decirse, desde el principio, proyectos diferentes. Por un lado aquellos que siguiendo las hojas de ruta legada por Chávez que son el Plan de la Patria y el Golpe de Timón, siguen apostando hacia una transición al un socialismo de base comunal. Por otro lado sectores que manteniendo la apuesta por el socialismo, apuestan a experiencias con gran preeminencia del Estado, con una concepción cercana al modelo cubano. Y luego sectores que identificándose mas con una Venezuela Potencia que con una Venezuela Socialista, creen en acuerdos permanentes con sectores burgueses, promoviendo modelos cercanos a los de China o Rusia, versiones de un capitalismo de Estado burocrático o mafioso.
Frente a la amenaza de la derecha local y el Imperio que los va a arrasar a todos, se ha mantenido la unidad de los distintos proyectos que coexisten en el chavismo. Pero también en la resistencia común se expresan los proyectos diferentes. La obsesión de la derecha por sacarse de encima a Nicolás Maduro tiene sus razones. Es uno de los “Hijos de Chávez “que ha sobrevivido más entero en sus convicciones políticas los 17 años de gobierno, y timoneando un barco sometido a tempestades permanentes, se advierte su voluntad de seguir enfilando hacia el socialismo. En el camino zigzaguearte que transita la Revolución Bolivariana es interesante observar cómo, por cuestiones de mera supervivencia, sectores reacios al poder comunal acompañan decisiones del Presidente Maduro que fortalecen la nueva institucionalidad, a expensas del Viejo Estado.
La cuestión de cómo hacer llegar a la población más humilde los escasos alimentos disponibles en un momento de crisis que parecía terminal (abril-mayo de 2016) tenia distintas vías de resolución y fue decisión de Maduro que no se siguiera la vía institucional (Gobernaciones, Alcaldías, Mercales) y se distribuyeran directamente apoyándose en las organizaciones de base (los Consejos Comunales).
Así nacieron los Comités Locales de Abastecimiento y Producción Solidaria (CLAPS) que abastecen a seis millones de venezolanos. La existencia de los CLAPS alivió los peores momentos de la crisis y hoy son una de las instituciones mas prestigiadas del gobierno bolivariano. Seguramente en las ventas de las bolsas a precio solidario se producen pequeños desvíos, pero el control social reduce estos hechos de corrupción a niveles mínimos, y otra cosa hubiera sucedido si la distribución y ventas hubieran estado a cargo de las instituciones del Viejo Estado.
La derecha local y las usinas amplificadoras del Imperio han tratado de sacarlo a Maduro por la violencia callejera, promoviendo golpes de Estado o intervenciones extranjeras. Ahora reclaman elecciones este mismo año, cuando lo que se prevé en términos constitucionales es que las elecciones se realicen en 2018. Para 2017 están previstas elecciones estadales y municipales (de gobernadores y alcaldes).
Maduro recibe el guante electoral y convoca a Elecciones Generales Constituyentes. El chavismo se somete a la compulsa electoral nacional, pero elige el terreno de batalla, optando por la Constituyente donde se discuta el proyecto de país. Y allí el chavismo se siente mucha mas fuerte que defendiendo a Gobernadores y Alcaldes (buena parte de ellos burócratas, asimilados al Viejo Estado). Además, mientras funcione la Constituyente la Asamblea Nacional tendrá menos posibilidades para conspirar contra el gobierno.
Quizás el gesto de irse de la OEA, un cascaron inservible que atrasa incluso en términos geopolíticos, redondee este paso hacia delante del gobierno al que apuesta todo el chavismo, algunos por convicción y otros por necesidad.
lahaine
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