Pongamos
el Socialismo en el centro del debate para rescatar el Socialismo
Un
artículo de Carlos Martínez.
En
el Reino de España, el espectro mediático, académico y político situado en
torno al Sistema que forma parte del conglomerado socio-político que
apoya la plena vigencia de la
Constitución del 78, la monarquía y la permanencia en el
poder de las oligarquías económica y política que nos dominan, está muy
preocupado, sobre todo en Madrid. Veamos.
Un
seísmo está afectando a la política española y es la crisis que atraviesa el
PSOE. El PSOE forma parte del sistema del Reino de España y es actualmente algo
parecido al Partido Demócrata de los EEUU, si bien este último tiene sectores a
su izquierda. Pero estamos en este caso, afortunadamente, en la Europa Latina y el
bipartidismo existente es digamos imperfecto. Así ha sido siempre. De
hecho, a pesar de las trabas legales y el favoritismo mediático y legal hacia
los dos partidos que se turnan el gobierno, no podemos hablar de bipartidismo.
El
diseño de Estado de la UCD,
pero también de Manuel Fraga y los asesores de la monarquía en el inicio de la
transición, crearon una estructura tendente a que la derecha económica pudiera
controlar siempre el Estado. El modelo, mediáticamente imperante todavía
a pasar de su actual crisis, establecía un bipartidismo, solamente “tocado” con
los nacionalismos de derechas, democristiano en el caso vasco y neoliberal en
el catalán a los que el sistema asumía bastante bien, y de hecho a pesar de las
tormentas se siguen considerando parte del juego.
Crisis
del Socialismo en el Estado español. Inicios y renuncias ideológicas
El
PSOE tras un breve periodo de tiempo con posiciones socialdemócratas incluso
republicanas en el inicio de la transición, se convirtió en un partido de un
amplio sector de las clases populares, dominado por una clase media sin
instinto de clase, carente de conexión con el socialismo y la lucha de clases, moderada,
“moderna” y “progresista”, que abandonó el análisis marxista, y, por
tanto, el socialismo y la socialdemocracia clásica, e incluso abjuró en su
sector mayoritario del keynesianismo. Con una sólida implantación en la clase
obrera en un principio, a la que contribuyó a hacer desaparecer, al menos en
sus sectores más combativos con las reconversiones industriales y mineras que
protagonizó. Su amor por los servicios y su empeño en deslocalizar nuestro
débil tejido industrial, siguiendo los imperativos de la UE, entonces Comunidad Europea.
Solo dos segmentos obreros no desaparecían: albañiles y camareras y camareros. La UGT, en principio su
sindicato, acabó en el mandato de Nicolás Redondo, rompiendo amarras y
caminando por libre. Cierto es que manteniendo vínculos, lo cual no le ha
impedido montar huelgas generales a gobiernos “psoistas” y distanciarse al
igual que lo hacían sectores de las clases trabajadoras.
Es
pues el “psoismo” actual un fenómeno de clase media, media y baja, incluso alta
ilustrada, que conserva todavía importantes bolsas de votos populares y que
vive de expolear la vieja, pero importante, tradición socialista en el Estado
español, eso sí, cuando está en la oposición.
El
establishment madrileño que domina España, según tesis del profesor Navarro y
que yo comparto, está preocupado porque su fuerza para mantenerse y seguir
chupando del bote necesita del bipartidismo y el mal llamado socialismo, que es
un muro de contención de las aspiraciones populares. La lástima y motivo de
preocupación para el sistema, es que las clases populares comienzan a darse
cuenta y sobre todo los más jóvenes y politizados, ligados al 15M o los que
reciben su influencia que son muchos y muchas, así como los allegados a la
izquierda, piensan que el PP y el PSOE son lo mismo. Si la conciencia de que el
PP y el PSOE son iguales se extiende más todavía, ocurrirá en todas partes del
Estado, lo mismo que en Galicia, Euskadi o próximamente en Cataluña. Excepto
tal vez en Andalucía y Extremadura, gracias al balón de oxigeno que le está
prestando al PSOE en este caso IU, aunque sea por razones diferentes, pero
coincidentes en el resultado final.
A
pesar de ello, la dirección torpe del decadente PSOE actual, entiende que lo
que hay que hacer es aguantar y confía en que las aguas volverán a su cauce.
Son malos tiempos que hay que saber superar. Todo lo más, han preparado una
generación de personas más jóvenes, casi todas y todos ellos profundamente
socioliberales, desconocedores de la historia de su propio partido hasta 1982,
formados en el marketing de marcas comerciales y electoral anglosajón,
ignorantes de marxismo y socialdemocracia clásica y criados en despachos de
aparatos, que jamás han sufrido “mobing” laboral, un despido injusto o una
nómina falseada, pero tampoco han vivido las luchas sociales, las huelgas o la
angustia de no poder hacer frente a una hipoteca. Son profesionales, formadas y
formados por profesionales, que creen ser algo todavía, a pesar del creciente
desprecio que las clases populares sienten por ellos, tal y como vienen
demostrando los diferentes sondeos electorales. El sistema les ampara y se
sienten con derecho divino a ser los y las elegidas.
Ante
este panorama un partido históricamente de tipógrafos, mineros, agricultores,
maestros, fundidores o profesores universitarios, pasando por carpinteros y
escayolistas, ha pasado a la historia. Se ha olvidado. El socialismo es solo
pensiones mejores –sin exagerar y solo lo “sostenible”-, escuela para todos,
eso sí, incluyendo la concertada con curas y monjas, servicios públicos, aunque
con externalizaciones, y la igualdad. Pero ya no es la igualdad de sexos y el
fin de la opresión de los de abajo por los de arriba, sino la mejoría de
determinadas situaciones de género, que también es importante, pero no solo. La
igualdad es el fin del patriarcado, de la explotación capitalista, de la
dominación sexista.
Las
cúpulas y cuadros socioliberales piensan que todo volverá a su lugar cuando el
PP se queme. Pero no analizan que lo que se está quemando es el régimen, la
constitución que ellos -aunque ahora abjuren y se disculpen- vendieron a los
bancos y los mercados para nada bueno hacia las clases populares. La deuda nos
esclaviza, y encima esta esclavitud es constitucional gracias al Gobierno
“psoista” de Zapatero y al Partido Popular que le apoyó.
Las
respuestas populares y la recomposición de las ideas socialistas
Los
y las dirigentes del socioliberalismo español piensan que radicalizando su
lenguaje en la oposición e incluso sacando pancartas contra recortes que ellos
comenzaron a imponer, se olvidarán sus daños casi irreparables en este sistema,
y se volverá a confiar en una oligarquía profesional de mediocres y sin
ideales. Ahora reclaman la dación en pago, con condiciones, y que cuando
gobernaban votaron en contra. Votaron a favor y en contra de propuestas
totalmente al revés que los socialistas franceses por ejemplo. Ante todo esto
los socialistas, no podemos permanecer callados ni consentir tanto atropello a
la moral política y a las personas. Pienso que la solución, es volver a poner
el Socialismo en el centro del debate. El sistema capitalista ha fracasado.
Nunca había habido tanta pobreza y miseria en el mundo. El peligro de guerras e
invasiones se multiplica. El paro avanza inexorable. Los estados de bienestar
europeos son desmontados y eliminados poco a poco o bruscamente. En Europa, la
democracia, de más baja calidad cada día, está en peligro. Ante esto surgen
propuestas de nuevas organizaciones sociales y socio-políticas capaces de unir
a las y los de abajo frente a los de arriba y defender la democracia buscando
la justicia y el reparto.
En
Europa como en Latinoamérica hay fuerzas políticas nuevas que se reclaman
socialistas y lo son. Desde regímenes democráticos y con formulas democráticas
luchan por el socialismo, es decir por la igualdad real entre hombres y mujeres
y la superación de las clases y el sistema de dominación. No solo por la simple
igualdad de oportunidades, sino por la igualdad, el reparto y la propiedad
pública de los bienes estratégicos y naturales por parte de la sociedad así
como por la democracia plena y participativa. En Alemania, Francia, Grecia,
Holanda, Dinamarca, Portugal, surgen fuerzas socialistas de izquierdas y
radicales como nuevos referentes ante una socialdemocracia sin proyecto propio
más allá de dulcificar el liberalismo. En América Latina, hay nuevas fuerzas
socialistas -no precisamente las ligadas a la Internacional
llamada socialista, que ampara a partidos derechistas, pro-norteamericanos
aliados a sus oligarquías, además de corruptos, como por ejemplo Acción
Democrática- . En Brasil, Venezuela, Bolivia o Uruguay entre otras repúblicas,
nuevos partidos socialistas, ejecutan políticas al margen del neoliberalismo y
defendiendo sus patrias, a sus pueblos.
Antiguos
“adecos”, -ex militantes de AD en Venezuela- forman parte hoy del PSUV, el
partido socialista que preside Hugo Chávez. Socialdemócratas alemanes y
socialistas franceses constituyen hoy partidos como Die Linke y el Parti de
Gauche, que forman parte del Partido de Izquierda Europeo o en Portugal el
Bloco de Esquerdas, en el que socialistas de izquierdas, neotrostkistas y
cristianos de base, han alumbrado una interesante, novedosa y combativa
izquierda con mucho apoyo juvenil, ante un Partido Socialista neoliberal e iniciador
de los crueles recortes portugueses.
No
es problema el nombre. Ni es importante el ropaje externo, a veces puro
marketing comercial. Cuando Pablo Iglesias participó en la fundación del PSOE
quería llamarle Partido Obrero a secas. Jaime Vera, solo Partido Socialista, al
final fusionaron nombre y todos contentos. El problema no son las siglas, es el
contenido. Un partido que se llama socialista y solo le preocupa apuntalar el
capitalismo, cree en un sistema liberal, es un fraude y da igual como se llame.
Del
socialismo y del tránsito hacia el socialismo
Sin
complejos pongamos el socialismo en el debate político, en la agenda social.
Hagamos ver las contradicciones del capitalismo para con las clases populares,
como este sistema conduce a las crisis y las crisis al paro, la pobreza y la
exclusión, la injusticia, y cómo el sistema capitalista para superar su crisis,
lo hace a costa de transferir rentas de trabajadores a capitalistas,
despidiendo y rebajando el sueldo a los pobres, a los trabajadores y trabajadoras
para de esa forma acumular capital y seguir explotando. Por tanto la
solución a la crisis pasa por repartir, defender lo público, hacer fluir el
crédito en condiciones no especulativas, para lo cual hay que socializar la
banca y fortalecer la economía social, al igual que la propiedad social de los
medios de producción estratégicos. Hay que defender el medio ambiente y la Madre Tierra,
defendiendo el carácter público no privatizable del agua, la energía y el
oxígeno y perseguir el machismo sea criminal o cultural.
El
Socialismo es reparto, es propiedad pública, es medio ambiente colectivo, nunca
privado, y defensa de mares, ríos y bosques. El Socialismo es gestión pública y
cooperativa del crédito y de la economía. El tránsito hacia el Socialismo exige
intervención en la economía, banca pública, profunda reforma fiscal, reparto,
un fuerte sistema público de protecciones sociales, educativas y sanitarias,
derechos laborales garantizados. Industrias estratégicas y transportes públicos
de propiedad pública y total libertad expresión; además de democracia real, con
todos los cargos del estado electivos y revocables cuando no cumplan éticamente
con el trabajo que le han encomendado sus conciudadanos con igualdad de
derechos y deberes. El Socialismo del Siglo XXI exige un tránsito no solo
nominal o publicitario sino real. La tercera vía, el liberalismo y sobre todo
el neoliberalismo han fracasado, están en crisis y solo saldremos de esta
crisis haciendo lo contrario de lo que han propiciado. No hay alianza posible
entre justicia, solidaridad y capitalismo, son como el agua y el aceite.
Todas
estas sencillas premisas las bebemos de los clásicos, de Marx, de Engels, de
Lenin, de Trotsky, Rosa Luxemburgo, de Kautsky, de Jaurès, de Iglesias, de
Largo Caballero, de Besteiro, de Gramsci, de Allende, de Mariátegui, de Paco
Fernández Buey, de Oskar Lafontaine, de Mélenchon, de Ignacio Ramonet, de
Bernard Cassen, de Samir Amin, de Marta Harnecker, de Françoise Houtard, de
Susan George, de Álvaro García Linera, de Rafael Correa, de Frei Betto, de
tantas y tantos que han pensado y piensan en justicia, reparto, estado social y
socialismo.
Como
tenemos ideas, propuestas y alternativas, las personas socialistas del estado
español, debemos agruparnos al margen de un grupo de profesionales y gestores
liberales, en algún caso con tintes sociales, que no se cuestionan el sistema y
se rinden a él. El problema del PSOE, no es de nombres propios, lo es de
proyecto y si ese proyecto es socialista, es decir transformador y superador
del liberalismo o no. Si no lo es ¿Para qué perder el tiempo apoyando a una
oligarquía política tremendamente desprestigiada e incluso despreciada socialmente?
¿Para qué confiar en recambios como Carmen Chacón que fue miembro de la Comisión Trilateral,
es decir un oscuro lobby pro-capitalista y anti-socialista? Al igual que su
compañera Trinidad Giménez protectora de todos los lobbys anti-socialistas y
contrarrevolucionarios de América Latina ¿Para qué seguir favoreciendo las
aspiraciones de cachorros socioliberales que jamás han tenido que fichar o
buscar trabajo y además han demostrado en su militancia ser tremendamente
cainitas y vengativas o vengativos? ¿Es ese el recambio? ¿Tanto nos ciega la
marca?
El
presente y futuro del Socialismo
Se
decida lo que se decida en el seno de las oligarquías políticas, la ciudadanía
de este Estado está tomando otros rumbos. Personas como Xose Manuel Beiras o
Mélenchon están demostrando que el liderazgo real y la política no tienen edad,
pero si ideas y coherencia. Que la izquierda se está reconstituyendo al margen
de la voluntad del sistema y a pesar del sistema. Que el 15M ha contribuido a
crear una nueva forma de entender la política y esta fórmula ha venido para
quedarse. Que no serán jóvenes-viejos moderados y cobardes frente a los
poderosos los que articulen las izquierdas sociales y transformadoras.
Hoy
en el Reino de España hay ya asociaciones y coaliciones que desde diversos
puntos de vista trabajan por el socialismo, como: Socialismo21, Construyendo LA IZQUIERDA, Alternativa
Galega de Esquerda, ISI… pero también, fuerzas nacionalistas de izquierdas,
eco-socialistas, militantes y partidos en el seno de Izquierda Unida y
socialistas que al margen de la oligarquía socioliberal trabajan por construir
un referente socialista que acompañe a la conformación de nuestra
imprescindible SYRIZA o frente amplio y de izquierdas, que sea capaz de
elaborar un programa de gobierno y ser alternativa de gobierno a la derecha y
al sistema, e impulse la lucha contra la austeridad, la estafa de la deuda y le
plante cara a la neoliberal Unión Europea, al capitalismo y los bancos
alemanes. Una fuerza amplia y moderna, nueva y combativa que beba en los
clásicos pero sea capaz de liderar el tránsito hacia el Socialismo del siglo
XXI.
Una
fuerza que se articula en calles y plazas, en manifestaciones y huelgas
generales, que apoye procesos constituyentes y alternativos. Una fuerza que
esté por el socialismo, es decir: la superación de un sistema de dominación de
clases y por la propiedad pública de los servicios públicos y los medios de
producción estratégicos y los de consumo, evitando la especulación,
acaparamiento y monopolios a costa del pueblo. Esto, no es un slogan, debe ser
un camino que exige ya el ir haciéndolo. No recorrer esa senda, no es
socialismo.
Una
fuerza que proponga alternativas a la crisis capitalista, porque las hay.
Cuando los neoliberales, pro-capitalistas y miembros de la tercera vía, afirman
que no se sabe qué hacer para acabar con la crisis y que las únicas recetas
posibles son las suyas, faltan a la verdad. La crisis sistémica se anunció y
denunció, el sistema la ocultó por que favorecía a sus intereses bancarios y
especulativos. Hay alternativas, están explicadas y publicadas. Aunque, el
socioliberalismo y el neoliberalismo miran a otro lado y las consideran
reflexiones de grupo de locos y locas e iluminados. Podemos afirmar sin
embargo, que ellos son unos fracasados y nos están llevando a la miseria, la
injusticia y la represión. La respuesta es simple, los fracasados y fracasadas
liberales no pueden encontrar soluciones, no están capacitados, ni
esperanzados. No quieren repartir la riqueza, sino las sobras del pastel. Las
personas socialistas trabajamos por repartir la tarta, no las guindas, y
propiciar un mundo diferente, con un orden distinto.
Carlos
Martínez
ATTAC
Andalucía
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