Llamamiento a la Desobediencia

Llamamiento a la Desobediencia

El derecho de rebelión es un derecho reconocido históricamente a los pueblos para hacer frente a gobernantes de origen ilegítimo o que aún teniendo origen legítimo (democrático) se han convertido en ilegítimos durante su ejercicio.

Ya el artículo 35 de la Declaración de los Derechos del Hombre de 1793 durante la Revolución Francesa reconocía que “cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurrección es para el pueblo el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes”. También en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 se menciona “considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

A ninguna persona consciente de lo que está pasando en nuestro país y en la inmensa mayoría de nuestros pueblos se le escapa que estamos asistiendo a un golpe de estado con el que se pretende la privatización (es decir, el robo) de todo lo público para ponerlo en manos privadas, el empobrecimiento masivo de la población para el enriquecimiento de una minoría, y el establecimiento de un estado totalitario a través de leyes como la Ley de Seguridad Ciudadana, la Ley de Seguridad Privada y el nuevo Código Penal.

Es por ello que hoy es necesario reivindicar y ejercer el sagrado derecho a la rebelión y a la desobediencia ante las leyes injustas que violen los derechos del pueblo. Pero la desobediencia civil no pasa por un acto individual y aislado de protesta, sino que requiere de la participación masiva de la población. La desobediencia civil requiere organización y valor, requiere conciencia y requiere reivindicar la esencia de la verdadera política y las ideas. Requiere abandonar el individualismo y crear redes de resistencia y de solidaridad popular.

Sirvan por tanto estas lineas para hacer un llamamiento al lector a que se levante sobre sus pies, nos organicemos y ejerzamos juntos nuestro sagrado derecho a la desobediencia.

Fuente: Larepublica