jueves, 30 de abril de 2015

La República, única opción electoral digna.

Este país -- escribe TOMÁS F. RUIZ - se prepara a celebrar unas elecciones que, posiblemente, puedan ser consideradas las más carentes de libertad desde que se llevó a cabo la farsa política de la denominada "transición democrática" (...).

 Este país se prepara a celebrar unas elecciones que, posiblemente, puedan ser consideradas las más carentes de libertad desde que se llevó a cabo la farsa política de la denominada "transición democrática".
   En los cuatro años que el PP lleva en el poder, España ha experimentado el mayor retroceso político desde que la segunda república fue aplastada en 1.939. El presidente Rajoy se ha ganado a pulso el título de nuevo caudillo en la historia contemporánea de España.  La destrucción sistemática de la economía, la privatización -a precios de saldo- de los más imprescindibles servicios públicos, el aplastamiento de las libertades ciudadanas, la supresión del derecho a disentir del nuevo régimen totalitario, el encarcelamiento de sindicalistas, las torturas de la policía, los asesinatos a sangre fría de inmigrantes, el apoyo más descarado a las tramas institucionales de corrupción política, la negación de los más elementales derechos laborales a millones de obreros… La lista sería interminable.  Al señor Rajoy la historia lo recordará como el mayor canalla que ha gobernado España desde la muerte de Franco.  El presidente de este país puede estar orgulloso de haber convertido a este país en un patético esclavo de los intereses políticos y económicos más aberrantes, en una nación devorada por todo tipo de multinacionales y centros de poder financiero de la Europa rica y de sus cómplices.
  Un panorama electoral desolador
  Participar en unas elecciones que se celebran en estas condiciones y pretender que se impongan unos resultados políticos que correspondan al rechazo visceral que el pueblo español siente contra este humillante sistema político resulta ilusorio.  Aun así, el derecho a votar está ahí, para todo aquel que considere que aun queda una salida no violenta a esta insostenible situación que vivimos.
 El panorama electoral que se nos presenta no es menos desolador: una gran derecha -representada por la alianza del PP y PSOE para apuntalar el insostenible sistema monárquico-, un partido de talante "contestatario" que intenta arreglar un país al borde del caos (Podemos) y que, desmarcándose del rechazo a la monarquía que protagonizó toda la izquierda española, se reúne con el rey en Bruselas para homenajear su reinado… Aun así, las elecciones se llevarán a cabo y los sondeos parecen reflejar un grado de participación más elevado que en anteriores comicios.
 La pregunta que está en el aire es… ¿Qué opción política resulta mínimamente digna ante este desolador panorama?
 Es aquí donde debería salir a la luz la honestidad de aquellos partidos políticos que no hayan pactado con el régimen para mantener sus abyectos privilegios.  Este principio es la reivindicación, absoluta e irrenunciable, de la república como único sistema digno de gobierno que le corresponde a España.  Éste debería ser el primero y fundamental punto que encabezara las promesas de cualquier partido democrático en las próximas elecciones.  Éste, y no otro, el principal caballo de batalla que fusione las expectativas de cambio pacífico que aun mantiene una parte nada despreciable de la sociedad española.
 ¿Dónde está ese Frente Popular?
  Desde esta óptica, resulta incomprensible que no se haya formado ya un amplio frente popular con esa bandera tricolor como principal estandarte.  A principios de 1.936 las cosas no eran muy diferentes de cómo son ahora.  El Estado estaba en manos de mafiosos que utilizaban a la policía para aplastar cualquier conato de reivindicación obrera; por si esto no fuera poco, Estado y empresarios subvencionaban a grupos nazis (la Falange española era el principal de ellos) para que asesinaran impunemente a los líderes obreros que se destacaban en la huelgas y manifestaciones; el Ejército había ya demostrado su complicidad en el asesinato de obreros que osaban reclamar sus derechos (Asturias 1.934); las cárceles habían vuelto a llenarse de presos políticos… Aun así, la izquierda española logró agruparse para conseguir una plataforma básica de reivindicaciones que devolviera al pueblo todos los derechos que los sucesivos gobiernos conservadores de la república les habían arrebatado.
  Cuando los votos entregaron el poder al Frente Popular, esta coalición se esforzó en cumplir fielmente sus promesas electorales.  La sublevación armada de los militares y la entrada en el conflicto civil de los beligerantes ejércitos alemán e italiano, dio al traste con todas las buenas intenciones que este frente tenía para cambiar pacíficamente un país ya republicano, pero hasta entonces aun en manos de fuerzas, más que fascistas, feudales.
 La única opción digna ahora es volver a aquella legitimidad que salió de las urnas en febrero de 1.936; el único camino factible para que este país deje de ser sodomizado por la Europa rica y sometido por la terrorista USA, es reivindicar la legitimidad, única e innegociable, de la república como sistema de gobierno.
 El referéndum ha perdido su sentido Atrás queda ya el intento fallido de llevar a cabo un referéndum por la república, donde se diera voz y voto al pueblo español para aceptar o rechazar la continuidad de la ilegítima monarquía que se nos ha impuesto.  El propio monarca Felipe VI se ocupó de aplastar este voluntarioso deseo de cambio pacífico el día que optó por la farsa de coronarse rey de España.  Su policía política, sus agentes antidisturbios, sus camisas pardas y su particular Gestapo, se ocuparon de arrestar, apalear y aplastar en las calles de este país todo intento pacífico de demostrar el rechazo a la monarquía.  Con ese gesto de represión contra todo aquel que se opusiera a su coronación, solo atribuible a los tiranos más abyectos que ha tenido la historia, Felipe VI se reveló como el mismo monarca antidemocrático, absolutista y fascista que fueron su padre y todos sus antepasados en la historia de España.
  Ahora la opción de elegir entre monarquía o republica en un referéndum ya no tiene sentido; ahora sólo cabe que el impresentable monarca tenga un último gesto digno: el de abdicar motu proprio.  Si no lo hace, no habrá otra salida que derrocarlo.  El pueblo español dispone de las armas más eficaces en estos momentos: huelgas revolucionarias, manifestaciones multitudinarias, bloqueo de los centros de poder, ocupación de las instituciones, barricadas en las calles… No hay otra opción o esta corrupta y deleznable monarquía o una república que restablezca todos los derechos que han sido pisoteados.
   Sin embargo, en estas elecciones autonómicas y locales que se nos avecinan, no existe ninguna plataforma básica que, junto a todas las medidas económicas urgentes que hay que tomar en este país, ponga como primer e irrenunciable principio la derogación de la monarquía y el retorno a la república como único camino valido para que las cosas empiecen a arreglarse.  La opción de cambiar esta corrupta monarquía, símbolo y salvaguarda de los negocios más sucios, se limita a algunas opciones de izquierda que, lamentablemente, no darán los frutos deseados ante un pueblo chantajeado por el bipartidismo.
     De cara a las elecciones generales, partidos políticos, coaliciones y plataformas democráticas de todo tipo, están aun a tiempo de aliarse para hacer posible una opción republicana factible.  Sin embargo, seamos realistas, las posibilidades de conseguir parlamentarios electos siguen siendo muy improbables… Y eso no cabe duda que desanima a muchos parlamentarios "de izquierdas", especialmente a todos aquellos que han hecho de la política su modus vivendi y que se han acostumbrado al generoso sueldo que reciben y a los muchos privilegios de que su corrupta clase política goza hoy en día en España.

¿Quién elige realmente a los presidentes de EE.UU.?

Los estadounidenses más ricos pueden volar en sus propias aeronaves, vivir en fincas de lujo aisladas de todo el mundo y ver películas en sus propios cines. Pero a muchos de ellos también les asalta el deseo de aupar al poder a sus políticos favoritos. ¿Cómo? A través de los 'super PAC'.  Un creciente número de comités políticos conocidos como 'super PAC' ('political action committee') se ha convertido en el instrumento de donantes individuales para financiar candidaturas políticas, según The New York Times. Durante el ciclo electoral de 2014, 113.000.000 dólares, un 16 por ciento del dinero recaudado por todos los 'super PAC', procedió de comités dominados por un solo donante: cuatro veces más que en 2012.   
El aumento de grupos integrados por un solo donante es un nuevo ejemplo de cómo los cambios en la ley de financiación de campañas electorales están proporcionando una enorme influencia a un puñado de financiadores. El fenómeno del 'super PAC' surgió en 2010 y permite recaudar una cantidad ilimitada de dinero de corporaciones, sindicatos, individuos y asociaciones e invertirlo en la promoción de candidatos o en ataques negativos a sus contrincantes.
Un fallo de la Corte Suprema de Justicia emitido en 2010 ayudó a iniciar la era de los 'super PAC'. A diferencia de los comités tradicionales de acción política, los grupos independientes pueden aceptar donaciones de cualquier importe en dólares siempre que no coordinen su campaña con cualquier candidato. Pero, por supuesto, nadie tiene capacidad para controlar los contactos y acuerdos informales que vayan a producirse.  
El uso de los 'super PAC' hace posible que incluso una persona con grandes recursos económicos cambie el equilibrio de poder en una región en concreto. Según 'National Journal', durante el año pasado el propietario de un viñedo en California lanzó su propio comité y se convirtió en un jugador fuerte en la carrera por las elecciones al Senado a escala nacional.

 Menea y vencerás...

EEUU, la ejemplar "democracia" (sic): (Video) Baltimore arde!! Estado de sitio.

Todo sobre las protestas en Baltimore que dividen EE.UU. La ciudad estadounidense de Baltimore, EE.UU., sigue sumergida en el caos debido a las protestas y disturbios registrados a raíz de la muerte de Freddie Gray, el joven afroamericano que falleció por una grave herida en la espalda mientras se encontraba en custodia policial. Las manifestaciones raciales en Baltimore ya han sido calificadas por las fuerzas de seguridad como las segundas más violentas desde las de Ferguson.

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Según el último balance policial, al menos 15 agentes han resultado heridos y 200 personas han sido detenidas como consecuencia de los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes. Entretanto el gobernador de Maryland ha declarado el estado de emergencia. Desde la muerte de Freddie Gray, las protestas han sido ininterrumpidas.
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La muerte de Freddie Gray
 Freddie Gray, un joven afroamericano de 25 años de edad, murió el pasado 19 de abril.
Según los documentos judiciales, Gray resultó gravemente herido en el transcurso de su arresto y "sufrió una emergencia médica" en el interior de una camioneta de la Policía tras ser detenido el 12 de abril por portar una navaja.
En una rueda de prensa, la Policía reconoció que el joven pidió en varias ocasiones atención médica y que no la recibió durante la detención
El Departamento de Justicia de EE.UU. ha iniciado una investigación del incidente en busca de pruebas de una posible violación de los derechos civiles, mientras que los seis agentes que participaron en la detención de Gray han sido suspendidos.

Cronología de las protestas

21 de abril: Tras conocerse la noticia de la muerte de Gray, miles de activistas se congregaron en Baltimore. Además, centenares de personas marcharon de Nueva York hacia Washington D.C. –cubriendo una ruta de aproximadamente 400 kilómetros– para protestar contra la brutalidad de los agentes policiales. 
24 de abril: Debido a las continuas protestas, el Gobierno del Estado confirmó el envío de 32 policías estatales a la ciudad de Baltimore atendiendo una petición de asistencia del Departamento de Policía de la cuidad.
 24 de abril: La Policía de Baltimore reconoció que Freddie Gray no no tenía el cinturón de seguridad abrochado al ser trasladado en el coche policial y que los oficiales "no dieron atención médica de manera oportuna en varias ocasiones".
25 de abril: En medio de nuevas protestas, se registraron choques entre la Policía y los manifestantes después de que estos lanzaran botellas y comida contra los cordones policiales. Se informó de que los manifestantes habían roto los escaparates de una tienda Micheal Kros, causado destrozos a varios coches policiales y arrojado botellas y comida contra los policías. 
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 27 de abril: Miles de personas asistieron al funeral de Freddie Gray. A pesar del llamado a la calma hecho desde la Alcaldía en vísperas del funeral, este desembocó en nuevos disturbios y caos. El gobernador de Maryland declaró el estado de emergencia y se puso en alerta a la Guardia Nacional.

¿Qué denuncian los manifestantes?

Desde el inicio de las protestas en Baltimore, los manifestantes exigen justicia por la muerte de Freddie Gray y una explicación a la actuación policial durante y después de la detención del joven afroamericano.
Según testigos, los manifestantes se han encarado con los policías al grito de "¡Asesinos!".
Sin embargo, la ira de la sociedad estadounidense tiene raíces más profundas, y se debe a una serie de homicidios policiales y a los casos de brutalidad contra la población afroamericana, desde el asesinato de Trayvon Martin en febrero de 2012 hasta este último caso de Freddie Gray.
De esta manera, los manifestantes no solo exigen justicia por la muerte de Gray, sino que protestan contra la brutalidad de los agentes policiales en EE.UU. en general y reclaman una serie de reformas en el sistema de justicia penal, incluida la prohibición de la discriminación racial y la desmilitarización de las fuerzas policiales.

Consecuencias de los disturbios

- De acuerdo con los últimos datos de la Policía, al menos 15 agentes de la Policía han resultado heridos durante los enfrentamientos de este lunes;
- 200 manifestantes han sido detenidos;
- 15 edificios y 144 vehículos han sido incendiados.
Se reporta que varios comercios en la zona de las protestas han sido saqueados;
- La Policía antidisturbios ha usado gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes. Se reporta que los agentes han lanzado gas lacrimógeno a la cara de un niño de seis años.
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 El gobernador de Maryland, Larry Hogan, ha declarado el estado de emergencia en Baltimore y advertido que ha puesto "en situación de alerta" a la Guardia Nacional con el fin de responder a la "creciente violencia y disturbios" en la ciudad. "No vamos a tolerar los casos de saqueos y violencia que han tenido lugar hoy en Baltimore", ha subrayado el gobernador en un comunicado.
- La alcaldesa de Baltimore, Stephanie C. Rawlings-Blake, ha decretado un toque de queda que permanecerá en vigor durante toda la semana entre las diez de la noche y las cinco de la madrugada.
- La adjunta general de la Guardia Nacional de Maryland, Linda Singh, ha solicitado a las autoridades de los estados vecinos el envío de hasta 5.000 efectivos con el fin de ayudar a los agentes de Baltimore a sofocar las protestas. Los soldados de la Guardia Nacional patrullan las calles de Baltimore desde la noche del lunes. Singh ha aconsejado a los residentes "ponerse a cubierto" durante la noche.
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Declaraciones completas de Monedero (Podemos) antes de dimitir

Declaraciones completas de Monedero (Podemos) antes de dimitir

 Entrevista:

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Ciudadanos y la dimensión Podemos




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Santiago Alba Rico | Cuarto Poder | 30/04/2015
A poco más de tres semanas de las elecciones autonómicas y municipales y tras un año sísmico, podemos afirmar al menos dos cosas. La primera es que la reciente irrupción de Ciudadanos, muy parecida en velocidad y formato a la de Podemos, demuestra que el análisis y la estrategia excogitados en enero de 2014 por Pablo Iglesias y sus compañeros eran atinados y perspicaces. La crisis económica se solapaba en España con una crisis de régimen que exponía el tablero político a la posibilidad de un vuelco sin precedentes al margen del eje izquierda/derecha y en un contexto subjetivo ciclotímico e indeterminado. Eso quiere decir que el carácter de ese vuelco -el que fuera de izquierdas o de derechas- no dependía del citado eje ideológico y, puesto que se inscribía e inscribe en un electorado muy volátil, tampoco dependía ni depende del contenido “político” de los mensajes. Por eso la muy vieja cuestión del liderazgo es clave en la “nueva” política y constituye un instrumento todavía insuperable -con sus servidumbres, sus peligros y sus miserias- para alcanzar una realmente nueva.
La segunda evidencia es que la condición para la irrupción de Ciudadanos era precisamente la irrupción previa de Podemos. Tiene mucha razón el periodistaEsteban Hernández cuando dice que Pablo Iglesias abrió la puerta por la que se coló Albert Rivera. Ciudadanos, hay que recordarlo, existe desde hace 9 años y sus posibilidades de crecimiento dentro del régimen del bipartidismo estaban muy limitadas por su origen territorial, la existencia de UPyD y las propias inercias electorales. Lo que Podemos vino a romper fue justamente esa inercia, cosa que sólo podía hacerse mediante un salto sin red, arrancando desde cero y apuntando a un horizonte de cambio inmediato y radical. A partir de mayo de 2014, de pronto, todo se volvió posible, también el re-nacimiento de Ciudadanos que, a fuerza de imitar a Podemos en este contexto muy poco político, ha acabado por parecer más nuevo que Podemos. El gran acierto del partido de Pablo Iglesias no tiene que ver con su bagaje programático sino con la apertura de un dique por el que, por primera vez, se podía colar un programa realmente de izquierdas. Pero por el que se podía colar también cualquier otra cosa.
El error de Podemos ha sido el de olvidar algo que estaba muy presente en sus primeros análisis: que había encontrado la llave para abrir esa cuarta dimensión política hasta ahora inaccesible, pero que no tenía la llave para cerrarla. Creyéndola suya, a veces la ha defendido mal, sobre todo en el terreno comunicativo, donde ha cedido buena parte del mensaje original, que no estaba dirigido contra la corrupción ni contra los recortes sino contra el cálculo político. El mensaje de Podemos era su sinceridad misma. Esa era la novedad recompensada por la “gente” y no se trataba, pues, de rebajar el discurso sino de proteger el tono. Rebajar el discurso -mientras se desafinaba el tono- frente a una campaña mediática mastodóntica más propia de un tribunal religioso que de una prensa libre, no ha tranquilizado a los ciudadanos, que no estaban intranquilos, sino que los ha puesto en estado de sospecha. Pablo Iglesias pasó de decir verdades como puños a enseñar sobre todo los puños. Como la suerte del régimen se está decidiendo en un terreno en el que, por poco que nos guste, no hay alternativa instrumental al liderazgo, es difícil no relacionar el freno al crecimiento de Podemos, y el crecimiento sincopado de Ciudadanos en la misma cuarta dimensión, con esta pérdida de credibilidad mediática. La excelente intervención de Pablo Iglesias el pasado sábado en La Sexta Noche demuestra que la dirección de Podemos ha tomado nota de este hecho y que no es irreversible.
En todo caso, decíamos, un Podemos de derechas sólo podía nacer frente a un Podemos de izquierdas y extramuros del eje izquierda/derecha. En ese margen, cada vez más grande y más confuso, Ciudadanos y Podemos no luchan con armas iguales, lo que prueba, sin lugar a dudas, que el eje abajo/arriba (la cuestión de clase) es la determinante: Ciudadanos ha crecido a la sombra de Podemos y en el mismo caldo de cultivo, pero con el apoyo y el programa del Ibex35, los grandes bancos y la troika europea; es decir, del régimen del 78 y sus medios de comunicación. En todo caso no puede negarse la existencia de esa cuarta dimensión abierta por Podemos que la irrupción de Ciudadanos ilumina ahora en toda su extensión y confusión. El crecimiento de Ciudadanos, en efecto, impone limitaciones al de Podemos porque revela los límites del campo en el que se mueven los dos.
Hay una posición muy ingenua dentro de los sectores podemitas más críticos que pretende que estos límites tienen que ver con cuestiones organizativas; con el hecho, en definitiva, de que Podemos no es lo bastante horizontal ni participativo. Creo que hay que defender la horizontalidad y la participación a toda costa y que, en este sentido, se pueden hacer las cosas mucho mejor; pero pensar que Podemos no va a ganar las elecciones autonómicas ni después las legislativas porque es un partido tradicional -y, por lo tanto, del ”régimen”- no es sólo falso respecto de la estructura de la organización y sus procedimientos de construcción sino que es muy poco realista, sobre todo, respecto de las mayorías sociales sin cuyo apoyo no podremos incoar ningún cambio real. Explico rápidamente cómo veo las cosas. Hace un año escribía un artículo en el que hablaba de un “doble bipartidismo”: el que enfrentaba escenográficamente a PP y PSOE y, en paralelo y fuera de cuadro, el que enfrentaba a IU con la izquierda radical, “elitista al revés” y sin opciones. Pues bien, un año después las cosas han cambiado tanto que tenemos un nuevo doble bipartidismo: herido pero vivo, sigue el bipartidismo PP-PSOE y ahora, en la nueva dimensión abierta por Podemos, tenemos el otro bipartidismo, el que enfrenta a Podemos y Ciudadanos. De la misma forma que IU tenía un pie dentro del régimen -pero ahora en sentido contrario- el régimen tiene un pie dentro de la nueva dimensión a través de Ciudadanos, que es -digamos- su quinta columna. Pero este nuevo doble bipartidismo y esta inversión de las filtraciones recíprocas indica -primero- que la iniciativa ha cambiado de bando y -segundo- que el régimen se siente seriamente amenazado.
El peligro, claro, es el de quedar encerrado ahí y perder las dos batallas. Respecto del primer bipartidismo, las elecciones andaluzas han demostrado que hay un sector de electorado -que yo llamo prevaricador- que es completamente inasequible para cualquier argumentario ético o político porque vota con plena conciencia del uso que se hace de su voto. Es cada vez más evidente que la corrupción es inseparable del régimen del 78 y que hay varios millones de españoles -suficientes para mantener con vida al PP y el PSOE- que forman parte mentalmente de ella, con todas sus consecuencias.
En cuanto al segundo bipartidismo, Podemos y Ciudadanos se disputan un terreno en el que, al contrario que en el primero, hay menos conciencia que deseo de ruptura “cultural”: ruptura con una clase y unas prácticas políticas y no con un programa o una orientación ideológica. Ese es el terreno que abrió y abonó Podemos y en el que se ha colado Ciudadanos. Y en el que, dada la desigualdad de fuerzas y la propia volatilidad del electorado, se puede tanto ganar como perder.
En definitiva, todas las esperanzas y todos los peligros proceden de este doble bipartidismo en el que, por una parte, el tándem PP-PSOE se sostiene gracias a un voto prevaricador muy consciente y, del otro lado, la posibilidad de ruptura debe explorar un voto pasional, “moral”, ciclotímico, que en pocas semanas puede cambiar muchas veces de bando. Esa es la España real que queremos cambiar pero con la que hay que contar para emprender cualquier cambio. En la dimensión abierta por Podemos hace un año era posible una victoria rápida y holgada; no se trataba de una estrategia fanfarrona sino de un fatalismo coyuntural. Había que jugársela y, si ahora hay que tener más paciencia y resintonizar el mensaje, ello se debe menos a los errores cometidos (que hay que enmendar, sobre todo en el plano comunicacional) que por el hecho de que, en la dimensión abierta por Podemos, se ha colado el régimen del 78 con sus calendarios electorales y con el apoyo de los medios de comunicación. Como no podía cerrar de un portazo la “ventana de oportunidad” el régimen tenía que ocuparla: es lo que está haciendo Ciudadanos. En estas condiciones es fácil cometer nuevos errores. Uno es el de dejarse encajonar en el nuevo esquema en una falsa contienda con Albert Rivera y su partido; el otro, el de olvidar que, junto a los ciclos sísmicos electorales, la estrategia ahora es de más largo aliento y ello exige órganos internos funcionales y deliberativos y robustecimiento del apoyo social organizado. Sigue siendo verdad, en todo caso, que en el contexto de este nuevo doble bipartidismo la única alternativa a ganar sigue siendo perder. Y que no tenemos más “dimensión” para ganar, aunque se parezca poco a la de nuestros justísimos sueños militantes, que la que abrió Podemos hace ahora 16 meses.