Cerca de 795 millones de personas, el 15% de la población mundial, está mal nutrida o pasa hambre y que la nutrición deficiente provoca el 45% de las muertes en menores de 5 años. Cada habitante de la Unión Europea desperdicia una media de medio kilo de comida diario. En el año 2020 habrá aumentado un 40% el total de los alimentos que se desperdician. La producción, transporte y manipulación de alimentos emiten gran cantidad de gases con efecto invernadero, hasta alcanzar las 3,3 gigatoneladas de dióxido de carbono.
Manuel Nebril | El Salmón Contracorriente |11 de enero de 2016
Los uigures creen que despilfarrar comida es un insulto al cocinero, al agricultor y en ultima instancia un insulto a Alá, explica Tristram Stuar, autor del libro “Despilfarro”.
Un insulto también es que se tire a la basura un tercio de la comida que se produce en el mundo y un insulto también lo son las grandes alteraciones sobre el suelo, el clima o la biodiversidad que provoca este derroche. Los datos sugieren un presente deteriorado a la espera de un futuro imperfecto.
Un insulto también es que se tire a la basura un tercio de la comida que se produce en el mundo y un insulto también lo son las grandes alteraciones sobre el suelo, el clima o la biodiversidad que provoca este derroche. Los datos sugieren un presente deteriorado a la espera de un futuro imperfecto.
La realidad impasible es que se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida al año y también lo es que cerca de 795 millones de personas, el 15% de la población mundial, está mal nutrida o pasa hambre y que la nutrición deficiente provoca el 45% de las muertes en menores de 5 años; unos 3,1 millones de niñas y niños muere cada año por no tener que comer.
Las cifras que cuantifican esta desidia se aprecian con la pasividad de quien sabe que se desperdicia más comida de la que podrían consumir todas las personas hambrientas o con desnutrición, o conociendo el dato absurdo y angustioso de que una de cada ocho personas en el mundo pasa hambre y una de cada siete sufre obesidad, según señala el experto en despilfarro alimentario Manuel Bruscas.
Cada habitante de la Unión Europea desperdicia una media de 179 kilos de alimentos al año de los 499 que consume
Los estadounidenses son los que más comida desperdician. En los Estados Unidos se tira la mitad de los alimentos que se producen. Los japoneses arrojan cada año a la basura productos por valor de 11 trillones de yenes.
Cada habitante de la Unión Europea desperdicia una media de 179 kilos de alimentos al año de los 499 que consume, medio kilo de comida diario, según un informe del Parlamento Europeo. España tira a la basura 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año, es el sexto país que más comida desperdicia de la UE, cada español echa al cubo de la basura unos 63 kilos de comida al año, el 18% de lo que compra para alimentación. En contraposición, los grandes afectados por la hambruna son las personas que viven en países en vías de desarrollo. Dos tercios de la población total de los países asiáticos padecen hambre y una de cada cuatro personas de África subsahariana pasa hambre. Los pobres no tienen suficiente dinero para comprar alimentos o se les niega el acceso a la tierra.
En el año 2050 se estima que la producción mundial de alimentos deberá incrementarse en un 70% para abastecer el aumento previsto de la población de 7.000 a 9.000 millones de habitantes, según previsiones de La Organización Mundial de los Alimentos (FAO).
Tales incrementos también supondrán el aumento en el despilfarro de la comida que se tirará a la basura; ya en el año 2020 habrá aumentado un 40% el total de los alimentos que se desperdician.
Impacto ambiental del despilfarro de alimentos
Las pérdidas de alimentos representan un desperdicio de recursos e insumos utilizados en la producción, como la tierra, agua y energía, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero, CO2.
La deforestación tiene un enorme impacto en la biodiversidad. Muchos ecosistemas son arrasados incrementando la lista de especies en peligro de extinción y el actual modelo de producción alimentaria requiere un uso voraz de tierras para cultivos y pastos. A estos derroches y despilfarros hay que añadirle las cosechas que no llegan a los mercados y los descartes de la pesca que alcanzan entre el 40% y el 60% de las capturas. Estos peces muertos son devueltos al mar después de ser pescados porque no cumplen con los estándares mínimos exigidos para ser capturados o comercializados. Por similares motivos no llegan al mercado o se tiran a la basura excedentes de producción, alimentos por estar próximos a la fecha de caducidad, porque tiene algún defecto en su forma, por problemas de envasado o por algún motivo ajeno a lo que son los requisitos necesarios para su consumo.
La comida que se derrocha y tira en el mundo produce más emisiones contaminantes que las producidas por ningún país, salvo China y EE.UU, según recoge la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en “La huella del desperdicio de alimentos: impactos en los recursos naturales”. Así, no solo hay personas que pasan hambre mientras se desperdicia comida, sino que la comida que se desperdicia causa contaminación.
La comida que se derrocha y tira en el mundo produce más emisiones contaminantes que las producidas por ningún país, salvo China y EE.UU
El impacto de la agresión medioambiental producida por la comida que se tira se pueden cifrar en torno a 560.000 millones de euros de coste económico al que hay que añadirle el coste medioambiental. La producción, transporte y manipulación de alimentos emiten gran cantidad de gases con efecto invernadero, es lo que se conoce como huella de carbono. Estas emisiones alcanzan 3,3 gigatoneladas de dióxido de carbono.
La huella hídrica, o de agua, que deja la comida dilapidada por el consumo masivo en regar campos o dar de beber al ganado, entre otros, alcanza un consumo de 250 km³. También, entre otras cosas, señalar que para producir un kilo de carne de res se necesitan 15.000 litros de agua, para una naranja hacen falta 50 litros de agua o para producir una copa de vino son necesarios 120 litros de agua. El consumo anual de agua y su huella hidrica equivale al de todo el lago Léman (Suiza).
Se calcula que el 28% de la superficie de la tierra dedicada a cultivo sirve para producir comida que tiramos, se trata de una superficie que solo la Federación Rusa supera en extensión, ningún otro país es mayor que el del impacto en la biodiversidad para producir la comida que tiramos.
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