Cuando uno escucha a Hoyo Colorao, a raperos como Teniente Rey y otros que defienden desde un arte de calidad, nada panfletario, pero sí explícitamente a la Revolución, la pregunta se cae de la mata, por qué nuestros medios masivos de difusión no los promueven. Qué pasa con estos músicos que jamás tienen un espacio o tienen bien poco espacio en nuestra TV y nuestra radio.
Tuve la experiencia de ver a Teniente Rey llenar una plaza de jóvenes que bailaban y pensaban al ritmo de su rap encendido. Claro las cosas que canta Teniente Rey no le gustan a los programadores de espectáculos dirigidos a los nuevos ricos y aspirantes a poderosos, del público que asiste a cabarets, centros nocturnos, piscinas de hoteles, etc.
Recuerdo a unos amigos camareros de cierto hotel, indignados por la mala educación de los consumidores que cada domingo se daban cita en la piscina a pasar el día (Costaba 20 Cuc por persona la entrada, sin consumo incluido), descortesía, bravuconería, vulgaridad, arrogancia, mal trato a los empleados que les servían, uno de mis amigos molesto nos preguntó, “miren a ver si entre estos clientes hay algún médico famoso, un maestro, un intelectual, un trabajador de renombre”, ciertamente no había ninguno, estabamos rodeados de versiones de Johnny el mula, el peor reguetón atronaba eso lares y los señores daban rienda suelta a su mala educación, era un triste espectáculo, lo digo sin exagerar.
No estoy de ninguna manera intentando denigrar, no es el caso, a aquellas personas que con su trabajo honrado, con su esfuerzo personal, gracias a sistemas impositivos bien tolerantes, a tener garantizados los mismos derechos que todo el mundo en Cuba, incluso la famosa libreta de abastecimientos, salud gratis, educación gratis, en fin que, gracias a su esfuerzo y talento pero sobre todo por vivir en Cuba revolucionaria han acumulado determinada cantidad de riquezas.
Me refiero a los Gilbertman y Johny la mula, casi todos aquellos Johnny la mula, pertencían a grupos de personas que tienen altos ingresos que provienen de negocios no muy claros, de la especulación, de aprovecharse de la tolerancia de la Revolución, son personas que se aprovechan de las fisuras que tiene nuestro modelo económico en franco proceso de reajuste, por lo general, son personas no muy apegadas al estudio, que no aprovecharon las tremendas y reconocidas ventajas, reconocidas en todo el mundo, que la Revolución da a sus hijos e hijas para estudiar, superarse en la vida y armarse de una cultura integral, son personas que escogieron buscar éxito en la vida por el camino que les mostró desde el norte y otras regiones del mundo capitalista los auténticos Johnny la mula.
La impunidad les ha hecho crecer, decía Eduardo Galeano: “la impunidad, premia el delito, induce a la repetición y le hace propaganda, estimula al delincuente y contagia su ejemplo” La tolerancia mal entendida, estimula el modo de vida parasitario de estos tipos, vivimos en un Estado de Derecho, una de las grandes conquistas de la Revolución es que construye un Estado de Derecho, digo construye porque no es un hecho terminado, un Estado de Derecho Socialista, tenemos leyes, y tenemos que hacerlas cumplir.
¿Los Gilbert man y los Johnny se dan el lujo de desabastecer los Mercados Agropercuarios en protesta por lo dicho por nuestros Diputados en la Asamblea Nacional por lo planteado por nuestro Presidente Raúl Castro? No tengo pruebas concretas, pero les he escuchado decir claramente que es porque Raúl dijo que iban a topar los precios, toparlos aclaro para acabar con el abuso de los especuladores.
Los nuevos “ricos”, enceguecidos por sus fáciles fortunas han olvidado muchas cosas.
Nuestros medios masivos de comunicación se ven asaltados por el intento de esa “clase” de hacer predominar sus gustos estéticos y éticos, ya conquistaron muchos de nuestros espacios nocturnos de recreación, donde dominan. Qué maestro, ingeniero, médico, obrero, puede pagar o quien va a pagar 100 CUC la entrada, para escuchar o bailar con una de las súper promocionadas estrellas del reguetón.
Los Johnny y Gilbertman tienen su prensa también, tienen el apoyo total de la prensa que desde los EEUU o desde Europa, tiene gente tarifada al sevicio de la restauración del capitalismo en Cuba, enmascarada de muchas formas, pero identificable, la misma que critica los 30 pesos CUP que el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso cobró por las entradas a una gala de altisimo nivel artístico, realizada por la reapertura de esa Joya de Cuba que es ese teatro, gala realizada por otra gran Joya de la cultura cubana que es nuestro Ballet Nacional de Cuba y que no dice una palabra de los 100 CUC que cobran las “estrellas” del mal gusto en centros nocturnos.
La prensa de Gilbertman y sucedáneos menos evidentes, no dicen una palabra del precio de nuestros estadios deportivos, en verdad simbólicos, del precio de espectáculos de alto valor artístico en instituciones estatales, preferiría decir del pueblo, del valor de la entrada a los museos, exposiciones de artes plásticas, de la posibilidad que tiene el cubano de acceder a la más alta cultura artística sin pagar un centavo, ah pero que no se le ocurra a una institución cultural del pueblo cobrar 30 pesos cubanos, equivalente a un CUC y centavos, a un dólar, por ver a lo mejor del arte danzario, los corifeos enfurecen, eso mismos corifeos que no dicen nada de los precios que cobran los espacios particulares, todo lo que es del pueblo está mal, criticar a la Revolución es rentable y no asumes ningún riesgo al hacerlo, defenderla es muy peligroso en el mundo de hoy, puede cerrarte muchas de las puertas al éxito Gilbertman, donde está el dinero.
Bueno, les iba a hablar de Hoyo Colorao pero no vencí la tentación de opinar sobre este candente tema, aquí está como me lo dictó el corazón, estrujado por los 30 pesos que esos malhechores cobran por una libra de tomate, pero enamorado de este país, de esta Revolución que defienden millones de trabajadores, soldados, intelectuales, maestos, campesinos, estudiantes, cuentapropistas, gente honrada, en fin, y no lo olviden los Gilbertman y los Johnny, el pueblo de Baraguá.
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