Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia hace diez años. Pocos países en el mundo han logrado en tan corto tiempo los notables cambios económicos, sociales, culturales y políticos operados desde aquel 22 de enero de 2006.
No fue un
mero acto electoral lo que produjo conquistas tan colosales. La victoria
electoral fue resultado de seculares luchas de los pueblos originarios
del altiplano andino desde las legendarias rebeliones de Tupac Katari y
Tupac Amaru y el decisivo enrolamiento de masas indígenas en los
ejércitos bolivarianos, que junto a los sanmartinianos liberaron a
América del sur. Del arrojo y la convicción de la chola Juana Azurduy,
ascendida por Bolívar a Teniente Coronel. De los indios echados de sus
tierras ancestrales por los gamonales para ser exprimidos sin piedad en
los latifundios y las minas.
De los
obreros del estaño y sus combates contra el capital y la dominación
imperialista, a los que se arrebató la revolución de 1952. De la
guerrilla del Che. Más recientemente, de las guerras del agua y
del gas y la defensa por los cocaleros de sus tierras y tradiciones, que
llevaron a Evo Morales a ser electo como diputado a un Congreso que
terminó expulsándolo, hasta su incontenible elección como presidente en
2005 frente a la tenaz oposición de las elites locales y de Washington,
que lo veían ascender con espanto a la cabeza de una revolución gestada
por los movimientos sociales.
Conducida
por Evo mediante un profundo proceso democrático constituyente, Bolivia
pasó de ser un Estado oligárquico al servicio de Estados Unidos,
racista, excluyente de su mayoritaria población y cultura indígenas, con
una pobreza solo comparable a la de Haití, a convertirse en un pujante
Estado plurinacional soberano e independiente. La nueva Constitución,
redactada por representantes de todos los pueblos originarios e
interculturales que la componen y aprobada en referendo nacional tuvo un
carácter acentuadamente antineoliberal al proclamar el papel rector del
Estado en un modelo de economía social comunitario que controlara los
recursos naturales en beneficio colectivo de los bolivianos.
La
nacionalización de los hidrocarburos y la redistribución de su renta ha
hecho posible que Bolivia redujera la pobreza en 25 por ciento y la
pobreza extrema en 50, así como que el salario mínimo subiera en 87.7
por ciento. Todo ello respecto a 2006, cuando Evo asumió la presidencia.
El
presupuesto de salud, que en 2005 era de 195 millones de dólares
ascendía en 2012 a 600 millones y había conseguido una sensible
disminución de la mortalidad infantil y materna. Hasta ese año médicos
cubanos habían atendido gratuitamente 58 millones de consultas,
realizado 33 mil partos y 134 mil cirugías no oculares y operado de la
vista a 650 mil pacientes a través de la Operación Mialgro, cifras que
han continuado elevándose con el decidido concurso de cientos de médicos
bolivianos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba.
En los
gobiernos de Evo se ha logrado alfabetizar a la gran mayoría de la
población iletrada, tanto en castellano como en lenguas originarias y la
escolarización básica en universal. El país marcha hacia la
industrialización de los hidrocarburos, en la que una inversión pública
que es la más alta de América del sur ha sido muy importante. La
economía crece a un promedio anual de 5.1 por ciento, a la vanguardia de
la zona. La demanda interna casi se ha duplicado y es, por encima de
las exportaciones, el principal motor de crecimiento de la economía.
En estos
diez años han surgido 192 932 empresa nuevas y la inflación es la
segunda más baja de América austral. La recaudación tributaria se ha
cuadruplicado y rinde mucho más que antes porque la malversación y la
corrupción se combaten sin tregua. De ocupar el penúltimo puesto en
materia de desigualdad en la región, el país ha pasado al cuarto.
Nada de
esto habría podido lograrse sin el liderazgo, el carisma, la ejemplar
entrega al trabajo, la sabiduría política y la cohesión que logra en
torno a él Evo Morales. No hay revoluciones ni procesos de cambio social
sin jefes excepcionales e irrepetibles, verdaderos partos de la
historia cuya sustitución exige muchos años de acumulación cultural y
política para encarnarse en equipos, donde puede haber líderes pero ya
no de aquel tamaño. Con el vendaval económico y político internacional
que viene, es muy inteligente la propuesta de los movimientos sociales a
la población boliviana de repostular a Evo a la presidencia.
Twitter: @aguerraguerra
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