Hay que prestar atención a la semiótica. La portada de El periódicorecuerda los carteles de "Se busca", despide un tufo a comisaría. En este caso, española, porque el diario es reciamente unionista, como su rival La Vanguardia. Añade que Puigdemont está cada vez más solo. Sintetiza el odio al independentismo del que viene cargada la prensa española.
El B155 dispone de una
formidable división mediática que recuerda la famosa Brunete mediática de
los años 90. Y la deja muy chica. Ahora no hay excepciones. Todos contra
Cataluña empleando todos los medios. Todo por la Patria. La idea sigue siendo
no negociar, no pactar nada; sofocar el independentismo al coste que sea.
Baño de realidad reza el titular con esas connotaciones
semióticas señaladas de los más buscados o los cabecillas vencidos. Pero es
imposible ocultar el fondo verdadero del mensaje: la realidad es la cárcel, las
multas, los procesos, los embargos. La realidad es la represión. Pero esa es
una realidad que nadie acepta, ni siquiera quienes la aceptan. La represión no
se acepta porque es represión y fracasa siempre, incluso cuando
triunfa.
El baño de realidad se
verá en tres días, cuando se constituya un Parlament telemáticamente
y ese Parlament empiece a debatir si la investidura también es
telemática. Cosa perfectamente legítima y legal sin que haya argumentos de peso
en contra. A reserva de los que esgriman los letrados del Parlament que,
sobre ser discutibles, no son vinculantes.
Interferir en el normal
funcionamiento de las instituciones catalanas cuya recuperación es esencial para los independentistas, como señala
Junqueras es un desatino porque solo puede hacerse invocando
otra vez el 155. Lo que abocaría al país a unas elecciones nuevas que, en
principio, nadie quiere.
Aun en el caso de que la
recuperación de las instituciones hubiera de hacerse invistiendo otro candidato
al presidente que ya lo es legítimamente, la situación no se resolvería pues
el govern republicano entraría en conflicto desde el minuto
uno con el gobierno central monárquico que volvería a invocar el 155. Situación
de ilegalidad patente. Incapacidad del gobierno para resolver la cuestión
pacífica y democráticamente. Había una crisis constitucional larvada que el
proceso constituyente catalán ha puesto en evidencia.
Porque, además de un
conflicto territorial, hay otro sobre la forma de gobierno.
Y la represión no es la
vía para resolver ninguno de los dos.
Etiquetas: España., Nacionalismo., República Catalana.
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